🌿C.7: Él no es lo que cree que es❄️

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🌿 Él No Es Lo Que Cree Que Es ❄️

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— ¡Es suficiente, Selene! — interrumpió Salamandra con su voz sin glamoria, un gruñido casi animal.

La bruja líder suavizó su actitud volviendo a soltar una hermosa y radiante sonrisa que al rubio le pareció desagradablemente falsa, el ambiente ahora se sentía tóxico. Se notaba que no quería dejarlo ir, abrió la boca para decir algo, sin embargo, una de sus sirvientas llegó algo pálida, le susurró algo al oído y la negra fei apagó su sonrisa algo preocupada.

— Está bien, chiquillo. Pero la oferta está en pie, tu vida libre de maldiciones artificiales y muerte prematura a cambio de tu lealtad. Piénsalo.

— Primero consigue la Estrella Fugaz, luego hablamos con más seriedad — estipuló el joven severamente.

Un estruendo hizo eco por toda la casa sobresaltando a todo el aquelarre, incluso a Matt. Selene era la única que parecía "más tranquila", se levantó de la mesa excusándose y se retiró dejando a todas sorprendidas junto al rubio cuyo instinto le gritaba que saliera del lugar. Salamandra miró preocupada al chico por unos momentos, se acercó a él hasta lo que las barreras de este le permitían apenas su líder desapareció por una puerta.

— Esto será para largo, será mejor que te vayas. No hay problema, de verdad — demasiada amabilidad era sospechosa, incrédulo se quedó en su lugar —. Vamos, Matthias. Vete a casa, te prometo que nuestra líder no hará nada en tu contra o contra los que te rodeen.

— Te lo podemos asegurar — habló la mujer con rasgos asiáticos —. Nosotras no queremos problemas con el hijo de la Gorgona.

— ¿Con Jim? Pero si siempre lo están jodiendo.

— El hijo de la Gorgona, Jimmy — comenzó una de las bruxas, de largo cabello cobrizo —. Es hijo de una horrible bruxa que odiamos, pero también es hijo del más poderoso purasangre que parió la tierra del norte, al cual extrañamos y amamos todas.

— ¿De qué hablan? — Matt estaba confundido, las damas se le acercaban lo suficiente para hablarle casi secreteando.

— Se supone que nadie debe decírselo... — habló a su izquierda una de las hijas de Selene, algo regordeta pero tan bella como cualquiera de las presentes.

— ...Pero las cosas se están complicando para todas nosotras... — la mujer de rasgos asiáticos se ubicó a su derecha para que la escuchara mejor.

— Esperen, no les estoy entendiendo — bajó un poco más sus defensas para que la distancia entre el aquelarre y él fuera menor, su instinto le decía que no estaban intentando hacerle nada. Estaban honestamente preocupadas.

— Matt, Jimmy no es un híbrido... — Salamandra dejó caer sus palabras con notorio pesar, como algo que no debería estar diciendo.

— ...Nunca lo fue — coincidió otra de ellas, de cabello corto negro y ojos azulados.

— Él es el hijo de dos purasangre — se sumó indecisa la otra hija de Selene.

— Pero se supone que su padre es... — intentó explicar el rubio, mas fue interrumpido en el acto.

— ¿Humano? Oh, claro que no — Salamandra miraba sobre su hombro temiendo que su líder llegara en cualquier momento —. El padre real de Jim es "Sombra", el cazador de Estrellas. Solo el pobre chico cree que es un híbrido.

No podía creerlo, ¿Kai era un bruxa purasangre sin saberlo? ¿Cómo no iba a saberlo? La desconfianza creció de golpe en su mente.

— ¿Y por qué debería creerles? — se cruzó de brazos a la defensiva mientras las féminas lo rodeaban sinuosas como reptiles.

— Porque él está en riesgo, su medio hermano quiere su cabeza — susurró sumándose una sexta bruxa.

— ¿Qué medio hermano? ¿De qué hablan? — seguía sin entender.

— No hay mucho tiempo, muro — habló nuevamente la de cabello pelirrojo como el cobre.

— Jim no es quien él mismo cree que es, su madre le mintió como todas nosotras... — confesó la de rasgos asiáticos.

— ...Jim es un purasangre, Matt. Uno más poderoso que nosotras... — secundó Salamandra.

— ...Todas acordamos mentir y así él jamás alcanzaría su potencial... — musitó algo avergonzada una de las hijas de Selene.

— ...Así jamás se alzaría en nuestra contra... — le siguió la otra.

— ...Ahora que lo sabes debes protegerlo, Matthias... — habló la de pelo negro corto.

— ...Debes cuidarlo o todas peligraremos... — continuó una de ojos dorados.

— ¡Ahora vete! — gritó Salamandra mientras otro gran estruendo hacía la casa crujir como si se quejara.

La cantidad de preguntas que murieron en la boca del muro era inmensa, no lo dejaron articular ninguna, lo obligaron a salir casi corriendo de la casa prometiéndole respuestas para la siguiente vez. Algo malo estaba pasando y por una muy buena razón le estaban permitiendo escapar.

El Brujo y El Muro: Dentro del Espejo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora