❄️C.9: EL AHORCADO❄️

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❄️ EL AHORCADO ❄️

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Obviamente no le digo a Thomas nada de lo místico o que me masturbé después de ver a Kai haciéndolo, decirle que lo vi ya es suficientemente malo. Mi querido amigo me mira sorprendido y algo contrariado, obviamente jamás esperó una acción así de depravada de mi parte. Todos me encuentran tan recto y serio, olvidan siempre que solo tengo veinte años.

El infeliz se toma su tiempo antes de aniquilar mi ego.

— ¿Te quedaste espiándolo como un pervertido hasta que acabó, cierto? — colapso de la vergüenza que me da. Soy lo peor. Me cubro la cara con las manos y hasta al barman le llama la atención lo rojo que estoy —. Oh, por dios. ¡Te quedaste viéndolo! — ríe a carcajadas y ahora si que me quiero morir —. Me imagino las fantasías que tienes que tener después de eso — ¿esto podría ser peor? —. Vamos, no es tan grave, Matty.

— Para mí si lo es. Llevo semanas soñando con él de ese modo, pero verlo así ha empeorado todo — hablo aún oculto tras mis propias manos.

— No negaré que casi todos hemos fantaseado con Jim, pero de ahí a espiarlo es otro nivel — se burla, yo solo me quejo en sufrimiento.

— Para, no sigas — mi voz a duras penas se escucha —. Es la última vez que te cuento algo.

— No me vengas con eso, yo no soy el acosador aquí — y el bastardo sigue y sigue. ¿Acaso no entiende lo culpable y sucio que me siento?

Me golpea el hombro sin parar de reír, pide dos tragos más para "festejar" que su amigo mojigato ya no es tan mojigato, y yo me quiero morir ahora, ¡pero ya! El barman nos da el licor de mala gana mientras Thomas le agradece el "amable" gesto con sarcasmo. Me golpea el hombro una vez más y nos bebemos de un sorbo el contenido de los vasos para seguir destruyendo nuestras botellas de cerveza. Quizás sea mejor esto; ahogarme en alcohol, llegar a casa borracho, saltarle encima a Kai y gritarle que soy un depravado, desmayarme por envenenamiento a la sangre y al despertar volver a tragarme una botella para repetir todo lo anterior hasta el fin de los tiempos.

— Matt, hay algo que debo decirte — usa un tono de voz demasiado serio para el momento, lo miro de reojo algo preocupado confirmando que su semblante está tenso, ya no ríe. Suspira pesado con sus ojos fijos en el fondo del vaso vacío, me confiesa algo que no espera escuchar —. Sé que Jimmy es un brujo.

Me quedo quieto, paralizado. Bajo lentamente mi botella de cerveza con mi mirada reflejando lo sorprendido que me dejaron sus palabras.

— ¿De qué hablas? — miento descaradamente.

— No necesitas fingir que no sabes, eres el único hombre con SIDA que se "recupera milagrosamente" en un par de meses sin ir a un jodido hospital. Tranquilo — bebe un poco, aún sin mirarme —. Lo sé desde mucho antes de conocerte... y probablemente él también lo sabe.

— ¿Cómo? — me ha cogido totalmente por sorpresa.

— Bi — mi confusión le obliga a especificar —. Así llamaba a Benedikt, él a veces me llamaba Cuervo, era su animal favorito.

— ¿Por eso tienes un cuervo tatuado en el pecho? — siempre fue algo que llamaba mi atención.

— Sí — contesta melancólico como siempre que sale Benedikt a la conversación —. Un día me lo encontré drogado en su departamento, fumando hierbas raras y no pude evitar aprovecharme y preguntarle un par de cosas. No dijo mucho aquel día, pero los siguientes fueron distintos. Me relató por gusto toda la historia de su pueblo, me habló de los fei y las bruxas. Me tenía tanta confianza que hasta me habló de quién era Jim realmente, Bi lo llamaba "Oliver" en esa época — recuerdo que una vez Kai me lo mencionó; cuando Ben murió, el punk y Thomas se hicieron tan amigos que este lo apodó Jimmy, provocando que todos quienes lo conocieran lo llamaran así. Vaya, metiendo a Benedikt en el asunto puedo comprender que supiera sobre este bajomundo —. Sé lo que es, por eso me preocupaba tanto que estuvieran juntos, pero ya es obvio que sabes a lo que te enfrentas — asiento en silencio con los labios apretados —. Bi tenía una maravillosa habilidad.

— Podía ver el futuro — respondo.

— Vaya, Jim te ha hablado de él.

— Kai lo extraña tanto como tú.

— ¿Te mencionó que perdí la única oportunidad de haber estado con Benedikt por estar celoso de él? — asiento amargamente, Thomas esboza una media sonrisa deprimente —. La única oportunidad que pude haber tenido, a la basura. Es exactamente lo que estás haciendo, Matt.

— No es la misma...

— Sí lo es y lo sabes. Bi me dijo que algún día dejaría de detestar a Jim, también me obligó a prometerle que si una noche me topaba a un chico de ojos verdes intentando ahogarse en un río a un lado del muro, debía salvarlo — bebe otro poco —. Bi sabía que tarde o temprano aparecerías y cambiarías a Jim. Porque no sé si lo has notado, pero él ha cambiado bastante por ti.

— Sí, lo he notado — hablo a media voz con la timidez amenazando con provocarme un ataque de ansiedad.

— Solo somos humanos, tú y yo. No parecemos encajar con ellos y aún así terminamos tan amarrados a su destino como todas las víctimas de los cuentos de hadas que nos narraban de pequeños. Sigue mi consejo, Matt, por favor, no te quiero ver arrepintiéndote tanto como yo. Sé lo que dirás — me interrumpe mientras abro la boca —. Me darás excusas baratas, culparás al SIDA y a un sinfín de estupideces, pero al final del día solo será cobardía, mi amigo. Dile la verdad, dile a Jim lo que sientes por él antes de que sea tarde. Si tu enfermedad te matará antes que a nosotros, ¿no crees que es injusto que él no haya sabido nada? No puedes decidir por él. No seas tan imbécil como yo. Disfruta el tiempo que tienes.

Me mira casi suplicándome. Sé que tiene razón, es obvio que viviré menos que Kai. ¿Pero no sería más cruel decirle y luego con los años apagarme de su vida? ¿Qué es peor? ¿Decirle lo que siento y quizás ser correspondido y ser feliz durante un tiempo para después morir dejándolo solo y amargado? ¿O no decir nada, y al morir que me extrañe como a un simple amigo perdido? No quiero llegar a ser otro Benedikt que se llevará parte del alma de Kai a la tumba.

Como si adivinara mis pensamientos, mi amigo me interrumpe.

— Dile la verdad, déjalo decidir. No te atrevas a quitarle las opciones que no sabe que tiene.

¿Por qué la vida es tan difícil?

El Brujo y El Muro: Dentro del Espejo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora