🌿C.8: No quiero🌿

5 2 0
                                    

🌿 No quiero 🌿

🌿

Decir que me siento hecho mierda es quedarse cortos. Aún no tengo las fuerzas para abrir los ojos hasta que siento a Matt sollozar, odio escucharlo así, pero odio más el hecho de que por mis asuntos siempre sale herido de una u otra forma, no puedo perdonarme el sobreexponerlo y arriesgarlo tanto, esto debe terminar. Ya no he podido existir en tranquilidad desde que lo secuestraron por mi culpa, aunque no quiero que se vaya tampoco... no sé qué hacer sin él, verlo todos los días me alegra esta vida de mierda que tengo. Mhatrios lo amenazó directamente, y no puedo hacer nada porque no soy suficiente, mis habilidades y poder son limitados, bajos. Odio la idea de no tener a Matt cerca, pero no podré vivir sabiendo que lo dañé irreparablemente solo por no alejarlo a tiempo.

Me obligo a abrir los ojos y sonreírle; Ace nuevamente me salvó la vida alejándome de su bélico pretendiente; el rubio chico detiene sus gimoteos, me mira mucho más tranquilo, el dolor comienza a nublarme la vista, esta vez creo que no solo me partió un par de costillas, mi pierna derecha duele tanto que creo que también está rota... otra vez. No veo nada con mi ojo izquierdo y ya escupí un par de muelas, es un alivio que me crezcan los dientes nuevamente después de perderlos.

Ahora me mira con reproche, está molesto de que lo alejara de la pelea, ¿qué más iba a hacer? Tenía que salvarlo, sé que no lo sabe pero es demasiado importante para mí. Me grita enojado al mismo tiempo que siento cómo las quemaduras frías que me provoqué usando su invierno se agravan, es un frío que quema y envenena a partes iguales, tan tóxico como el hierro aunque infinitamente más doloroso. No puedo tolerarlo más, finjo que no estoy tan mal, sé lo digo. Luego me dejo arrastrar a la negra inconsciencia.

Al abrir los ojos nuevamente, estoy en mi cama rodeado de mis gatos y esos que-no-son-tan-gatos. Me duele TODO, hasta el pelo, la paliza fue épica. Con agonía me incorporo para quedar sentado y meditar qué haré ahora, miro mis brazos vendados, el frío ya no está presente, aparto las sábanas de encima para confirmar mis sospechas y sí, el hijo de puta me partió una pierna, ¡de nuevo! Ya buscaré cómo hacerle pagar tantos huesos rotos. No necesito preocuparme por mis heridas realmente, es obvio que Sara vino a curarme, solo ella puede lograr estas maravillas. Me siento realmente molido, odio que cada vez que nos topamos sea el mismo show de siempre, ese hombre debería madurar de una vez.

— Despertaste por fin — me habla mi muro desde un rincón al que no había prestado atención, ¿o quizás él borró su presencia? No lo sé, pero necesito un plan rápido. Necesito alejarlo de mí... aunque no quiera.

— ¿Cuánto llevo dormido? — pregunto avergonzado de lo que voy a hacer.

— Tres días — espera, ¡¿qué?! Mi cara parece darle una señal y comienza a reír a carcajadas... me encanta su risa, maldición —. Es una broma, lo siento, no pude evitarlo — se levanta del asiento donde descansaba leyendo, noto que hay música saliendo de la radio a bajo volumen. Camina hacia mí sentándose a mi lado para ponerme su palma izquierda sobre la frente —. Solo han pasado un par de horas, Ace te trajo y luego fue a buscar a Sara, están ambas invitadas a cenar por cierto.

Hago un ligero berrinche, no quiero a esas dos en mi casa, y como leyéndome la mente me reprocha:

— No te atrevas a poner esa cara, es lo mínimo. Les debes demasiado, una cena es la mínima hospitalidad que merecen.

Descaradamente cojo la mano de Matt bajándola de mi frente, lo miro a los ojos y él me aparta la mano rápidamente desviando su mirada incómodo. Me encanta este chico y su adorable capacidad de incomodarse por todo. Lo extrañaré cada segundo.

— Quiero que te vayas — interrumpo fríamente, él mueve su cabeza intentando entender lo que acabo de decirle —. Lo siento, pero quiero que te vayas del Gran Árbol. Tengo suficiente dinero para que te quedes meses en un hotel...

— Espera — se levanta molesto de la cama, me mira con los ojos aún midiendo la situación —. No pretendes empezar de nuevo con esta mierda, ¿verdad?

— No me sirves como muro, chico — ¿qué estoy haciendo? No quiero hacer esto, perdón Matt —. Eres un inútil, no me sirves para nada si no puedes ayudarme. ¡Casi muero por tu ineficacia! — aparto la miraba, no quiero verle la cara. Con algo de esfuerzo me levanto sin su ayuda, él aguarda en silencio —. Ya me escuchaste, te largas. Eres un peso muerto, cada vez que tengo que reaccionar estás ahí para estorbarme, siempre tengo que estarte cuidando como a un chiquillo. Ya fue suficiente jugueteo...

— Kai — me llama, lo miro justo a tiempo para recibir un puñetazo en toda mi mejilla izquierda, el golpe me desequilibra, trastabillo un par de pasos y voy a dar dolorosamente sobre la cama soltando un quejido agónico. ¿Cómo mierda se atrevió a golpearme estando así de hecho mierda?

— ¡¿Qué demo--?! — le grito indignado. Él se acuclilla frente a mí y no puedo descifrar esa expresión estoica en su rostro.

— Mientes pésimo desde hace un tiempo, rey Jimmy. Mírame a los ojos y dime que realmente quieres que me vaya del único hogar que he conocido. Vamos, atrévete a decirme que te estorbo una vez más.

Estoy francamente sorprendido, creí estúpidamente que esto sería más fácil. Pero con él nada es fácil.

— Quiero que te vayas... yo... no puedo defenderte, chico — admito amargado con mis amarillos ojos fijos sobre los de él, no sirvo para casi nada y soy un pésimo brujo. Solo quiero que esté a salvo, ¿por qué no lo entiende? —. Soy un asco, mírame, a duras penas salí vivo y pasa cada vez que ese hijo de puta aparece. No puedo protegerte.

— ¿Ese no es mi trabajo? ¿No se supone que yo soy tu muro? — sus ojos verdes están esperando a que diga algo, yo no sé qué diablos decir —. ¿Acaso no recuerdas lo que me dijiste cuando descubrí que eras un jodido brujo? — niego sinceramente con la cabeza —. Dijiste fuerte y claro que si me enteraba de "qué eras" ya no habría marcha atrás y que ya no podría huir. Pues bien, el único que quiere andar huyendo eres tú. Tienes que dejar de apartarme porque consideras que es muy riesgoso, YO decidí quedarme, imbécil. Yo. Nadie me ha obligado a permanecer a tu lado, es cosa mía. Es MI decisión, ¿por qué no puedes respetarla?

— ¡Porque no quiero perderte! — las palabras escapan de mi boca sin querer, ya no tengo tiempo de desviar la atención, aparto la cara para que no note cómo me afecta su seguridad —. Todas estas brujas y sus mierdas de caprichos... he visto lo perras que pueden ser... y no puedo hacer nada... soy demasiado débil. Yo... ¡¿Cómo no puedes entenderlo?! Todo esto es mi culpa, siempre lo es. Yo soy el que te mete en todos estos problemas y tú ya tienes suficientes, pero soy un puto desastre y solo la cago y la cago. Yo...

— Tienes que entender de una vez que estoy aquí por gusto — se me acerca con esa aura tranquila que proyecta tan maduramente, me obliga a mirarlo con su mano posada sobre mi hombro —. Nada de esto es tu culpa, son mierdas que pasan.

— ¿Y cuando te secuestraron? Eso fue para tenderme una trampa a mí, Matt.

— Nunca lo superarás, ¿verdad?

— Jamás.

— El brujo eres tú, imbécil. Y el muro soy yo. ¿Quién crees que es el que falló hoy? Yo debí estar más atento, y tú tienes que dejar de apartarme cada vez que todo se pone peor.

— ¿¡Es que no lo entiendes!? Soy un puto híbrido no puedo pretender que puedo hacerles peso a esas brujas, ¡mucho menos a Mhatrios!

— Kai...

— ¿Qué? — gruño cabreado y deprimido.

— No eres un híbrido.

El Brujo y El Muro: Dentro del Espejo (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora