𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐

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Cada casa es un mundo, que frase tan sabia. Se sabe de sobra que las personas no son lo que aparentan ni mucho menos lo que quieren aparentar, se sabe de sobra que siempre hay un lado de la luna que no brilla y suele ser el que se encuentra de las puertas para adentro, en casa.

Las familias son complicadas, como la mayoría de las cosas, de igual forma ninguna cosa duele tanto como la familia. Lamentablemente es muy normal encontrarse con problemas familiares en cada casa, las creencias, la falta, la sobra, el trabajo, el carácter, todo se juntaba bajo un mismo techo transformándose en una bomba a segundos de explotar.

Se dice que no todas la familias son así, que existen algunas que saben comunicarse sin gritar como si estuvieran en una cancha de fútbol, que no se insultaban de forma despectiva y que son capaces de practicar la empatía. Pero esas familias prácticamente no existen.

Para Minho y Yongbok la familia era algo que preferían tener lejos.

"Los Lee, la familia perfecta", eso era lo que tantas personas creían sin saber que puertas adentro todo era un completo y verdadero caos. Su padre Lee Duckyoung, de las personas más poderosas de Corea, pero un verdadero hijo de puta. Nunca había tratado bien a nadie que no fuera capaz de llenarlo de dinero, y claro está que peor iba a tratar a quienes se lo gastaban.

Duckyoung jamás les había expresado cariño a ninguno de sus cuatro hijos, usaba a su mujer como una sirvienta y niñera, nunca los habían visto besarse, abrazarse o tan siquiera tomarse de la mano. Era el hombre más frío y distante que podía existir. Un ángel caído del cielo.

Su madre, Lee Haneul, no era la mejor, pero hacía lo que podía. Tampoco se caracterizaba por una cariñosa personalidad o algo por el estilo, simplemente era más suave y menos agresiva. Había sido capaz de mencionar el cariño que les tenía a sus hijos unas cuantas veces, pero nada del otro mundo.

Sus hermanas, Lee Hyori y Lee Eunji, habían huido de esa casa en tanto se les dio la oportunidad. Ya tenían una familia propia lejos de esta, donde probablemente todo era un poco más cálido. O eso esperaban.

Ellas siempre habían sido el punto de apoyo de los menores, fueron las que los convirtieron en personas con valores y principios, y quienes les enseñaron a aferrarse el uno al otro para no quedar a la deriva. Se atreverían a decir que fueron más madres que hermanas.

Yongbok finalmente salió de sus pensamientos, respirando hondo para afrontar la realidad.

No existía cosa más ridícula de ver que ellos cenando. El silencio únicamente interrumpido por el ruido de los cubiertos al chocar con los platos era mortificante para el pelirrojo, las miradas incómodas que su madre les daba a cada minuto eran insoportables, las órdenes en gritos que evocaba su padre con cada cosa que quería le hervían la sangre y los suspiros cansados de Minho frente a él solo le daban aún más ganas de llorar.

Estaba cansado de tener que pasar por aquella tortura todos los días. Lo más gracioso de todo es que los cuatro procuraban comer lo más rápido posible, todo con tal de no seguir pasando por aquel sufrimiento llamado "tener que compartir un espacio como la familia que eran".

Vaya familia de mierda.

Una vez en su habitación se dedicó a estudiar, le había costado demasiado que le permitieran estudiar aquella carrera por lo que no podía darse el lujo de desaprobar.

Tres toques en la puerta lo desconcentraron de su lectura, sabía que era Minho por lo que un "Pase" salió de sus labios con velocidad.

—Se te van a quemar las pestañas de tanto estudiar— se burló el mayor.

—¿Tu crees?, yo siento que se me van a caer los ojos— dramatizo Yongbok golpeando su frente contra el libro abierto frente a él.

—Deberías descansar más, nunca duermes hermanito— comentó preocupado el pelinaranja— Va a terminar perjudicándote, mira esas ojeras.

𓏲ָ 𝑨𝒑𝒊 𝑲𝒆𝒎𝒃𝒂𝒓❤️‍🔥//ᶜʰᵃⁿᵍˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora