La cena había sido un verdadero éxito. Dongseok había adorado a Yongbok, le había resultado un chico perfecto para su hijo.
Como siempre el pelirrojo lograba ganarse con facilidad el cariño y la aceptación de las personas, su carácter dulce y respetuoso era el favorito de muchos, además era muy servicial y estaba constantemente ofreciendo ayuda.
—¿De donde sácate este niño bin?— cuestionó el mayor algo sorprendido— Parece sacado de un cuentito de hadas.
La pareja rió ante el último comentario del canoso.
—Pensé lo mismo cuando lo vi— agregó el menor de los Seo.
—Yaa~ para binnie, debo tener la cara como un tomate— comentó entre risas vergonzosas el australiano.
Los mayores rieron ante la tierna escena, ya que el pelirrojo no se equivocaba, estaba muy rojo, tal vez hasta peor que un tomate.
—Pero quiero agregar que Changbin no se queda atrás— habló Yongbok recuperándose de su vergüenza— ¿Me va a decir que no parece un caballero de Disney?— cuestionó el menor hacía Dongseok.
—Claro que lo parece, lo he criado bien— respondió el canoso entre risas.
—Demasiado bien diría yo.
Luego de una larga noche de anécdotas, bromas y elogios, Changbin conducía hacía la casa del menor con tranquilidad.
Ciertamente todo había salido mucho mejor de lo que esperaba, si bien sabía que su padre y Yongbok iban a llevarse bien, no esperaba que congeniaran tan rápido y de tal forma. Estaba extremadamente feliz por cómo había salido todo, ya no podía esperar a poder presentarlo a su padre oficialmente como su novio, pero los tiempos los dejaba en manos del menor, jamás se atrevería a presionarlo.
Por otro lado Yongbok se encontraba fascinado por la bella y pequeña familia de Changbin, Dongseok era una persona muy bella y siempre buscaba lo mejor para su hijo sin importar lo que costara. El mayor nunca había mencionado algo de su madre por lo que se abstuvo de preguntar, suponía que si no la mencionaban es porque no hacía falta recordarla. Quitando esa incógnita en la familia del pelinegro, todo parecía muy hermoso, consideraba que Changbin tenía una familia de envidiar.
Sus padres jamás aceptarían el tipo de relación que él tenía con Changbin, de ninguna manera, pero Dongseok era todo lo contrario se lo veía tan feliz viendo la sonrisa de su hijo que no le importaba en lo más mínimo qué o quién la provocaba. Podía decirse que Dongseok es el tipo de padre que Yongbok siempre había anhelado, y de alguna forma ahora podría tenerlo.
—¿En qué piensas tanto caramelo?— cuestionó el mayor al volante.
—En la suerte que tienes de tener un padre como Dongseok— respondió sonriente el pelirrojo.
—Lo sé, es el mejor padre del mundo— asintió Changbin igual de sonriente.
—Ciertamente es el padre que siempre quise tener— comentó el menor con una sonrisa melancólica.
—Ahora lo tienes— aseguró el azabache— Realmente creo que si mi padre pudiera adoptarte lo haría sin pensarlo dos veces.
Ambos rieron ante el último comentario de Changbin, para luego sumergirse en un cómodo y tranquilo silencio que no tenían necesidad de romper.
Sencillamente les parecía increíble la facilidad con la que podían sentirse tan cómodos el uno con el otro, a ninguno de los dos les había pasado algo que se asemejara a eso nunca. La paz que envolvía sus pechos al sentir la presencia del contrario era completamente loco, más aún si contaban el poco tiempo que llevaban de conocerse.
Como sus latidos se sincronizaban a la velocidad de la luz, la manera en la que sus sonrisas chocaban con frecuencia, es como si hubieran sido hechos el uno para el otro.
—Llegamos lix— anunció el pelinegro estacionando el auto frente a la casa del menor.
—¿Quieres quedarte a dormir?— propuso Yongbok con entusiasmo.
Changbin lo medito unos segundos, lo que más le daba miedo es que Minho pensara cosas que no eran, temía que el pelinaranja creyera que solo usaba a su hermano. Pero al ver la emoción en los ojos del pecoso no fue capaz de negarse, además dormir abrazado a Yongbok era su cosa favorita en el mundo.
—Por supuesto— terminó por responder el mayor con una sonrisa.
Bajaron del vehículo y con rapidez se adentraron en la vivienda, debido a que hacía demasiado frío y no traían mucho abrigo. El interior de la casa siempre contaba con una perfecta temperatura cálida, lo que para Yongbok era algo irónico, ya que a pesar de lo acogedor que parecía el lugar en verdad era todo lo contrario.
Yongbok había tenido un repentino antojo de dulces, así que decidieron tomar algunos postres de la cocina y seguir su rumbo hacía la habitación. Una vez allí el pelirrojo le prestó ropa cómoda a su acompañante, para luego a recostarse en la cama a ver una película.
Esta vez el filme sería de comedia y acción, para fortuna del menor.
Sin poder evitarlo Changbin cayó rendido en los brazos de morfeo minutos después de que iniciara la película. Esa semana había sido extenuante, equilibrar sus dos trabajos con la universidad le resultaba un reto cada vez más grande, pero no podía deshacerse de ninguno por lo que solo le quedaba perseverar.
Realmente lo que más le preocupaba es que él mismo notaba que poco a poco sus energías se iban agotando, debido a que no dormía para nada bien con tal de completar sus tareas y proyectos, y a que en la mañana debía asistir a la universidad, para luego salir de ella y dirigirse hacía su trabajo. Además los tiempos para la comida eran sumamente cortos y en la noche al llegar a su casa ya no le quedaban ánimos para hacerse de comer, por lo que comía muy poco y cada intervalos largos de tiempo. Su cuerpo no iba a ser capaz de aguantar tales tratos durante mucho tiempo más.
Yongbok miraba atentamente las cansadas facciones del pelinegro, observaba con tristeza las ojeras bajo los bellos ojos que tanto le gustaban y por primera vez creyó entender plenamente a Minho cuando le pedía por favor que descansara. Yongbok ya había notado que Changbin se veía cada vez más cansado, lo observaba dormirse en los recreos e incluso en la hora del almuerzo. Minho tampoco había pasado por alto todo esto y se había animado a regañarlo por el escaso descanso que estaba practicando.
El pelirrojo olvidó completamente la película decidido a admirar el tranquilo rostro de Changbin, su oscuro cabello negro caía sobre su frente, sus largas pestañas haciendo sombra a sus ojeras y sus labios rojos levemente abiertos, sin duda la imagen mas linda que podría haber visto jamás.
Yongbok sabía con certeza que Changbin no era cualquiera, lo supo desde el instante en que llamó su atención sin necesidad de hacer absolutamente nada, lo supo cuando sin querer terminó cayendo por él por completo. El australiano no solía enamorarse, no era fácil para el entablar una relación de ese tipo, pero con Changbin parecía todo tan fácil que a veces se replanteaba si todo lo que estaba pasando era real.
Se acurrucó frente al mayor y dejó un casto beso sobre sus labios, para luego sonreír y dejar sus frentes y narices unidas, cayendo en el tranquilo mundo de morfeo.
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holii, vengo con cap de entre semana, ahora que estoy entrando en vacaciones voy a actualizar más seguido.
espero q les haya gustado este cap tanto como a mí me gustó escribirlo, no olviden dejar su linda estrellita si así fue 💖💖
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𓏲ָ 𝑨𝒑𝒊 𝑲𝒆𝒎𝒃𝒂𝒓❤️🔥//ᶜʰᵃⁿᵍˡⁱˣ
Roman d'amour¿𝘘𝘶𝘦 𝘵𝘢𝘯 𝘩𝘪𝘫𝘢 𝘥𝘦 𝘱𝘶𝘵𝘢 𝘱𝘶𝘵𝘢 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘳 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘴𝘪 𝘴𝘦 𝘭𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘰𝘯𝘦? ¿𝘊𝘶á𝘯𝘵𝘢𝘴 𝘷𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘦𝘴 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘻 𝘥𝘦 𝘢𝘳𝘳𝘶𝘪𝘯𝘢𝘳? ¿𝘊𝘶á𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘢𝘮𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘦𝘴 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘻 𝘥𝘦 𝘴𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳? ⚠️Violenc...