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No era capaz de conciliar el sueño, aún con Yongbok a su lado, quién últimamente se había convertido en la única persona capaz de calmar sus nervios y ansiedad. Su mente no paraba, debía admitir que tenía miedo.
Había llegado una carta más, la cual era la más concreta y directa que había recibido, ya que en esta se habían omitido las metáforas.
"Tu ruina está por empezar Seo Changbin, voy a destruirte de la forma más dolorosa para ti y más placentera para mi, espero que seas fuerte por que el dolor que te voy a causar te va a arrancar las ganas de vivir"
Una espectacular sentencia de muerte.
Lo tenía enormemente alterado no poder saber quien era la persona que lo amenazaba de aquella forma, o porque razón lo odiaba tanto. Él no consideraba haber dañado a alguien, al menos no de tal manera como para que una persona lo estuviera amenazando de esa forma tan agresiva y aterradora.
Algo le decía que esa persona estaba más cerca de lo que pensaba. Había pensado en Hyunjin, realmente para el rubio debía ser demasiado normal estar metido en cosas de ese estilo, pero no se atrevía a acusarlo sin pruebas. Además Hyunjin no podía envidiarle nada a él, el menor tenía todo lo que podía desear, no tenía sentido alguno que lo odiase.
Pero entonces recordó que a Hyunjin le gustaba Yongbok, y que él le había quitado la oportunidad de intentar algo con el pelirrojo. Pero lo de las cartas parecía algo mucho más personal que un tonto resentimiento, por lo que no le quedó más que descartar la idea de que podía ser Hyunjin.
—Binnie— lo llamó el menor a su lado— ¿Te encuentras bien? son las 4 am y aún no has dormido nada.
—No pasa nada lindo, no te preocupes— le quitó importancia el pelinegro.
—¿Es por la última carta?— insistió Yongbok.
—Es que no puedo estar tranquilo cuando no tengo idea de quién es la persona que me está amenazando, no se de quien debo cuidarme.
—Entiendo, también me quita el sueño— admitió el pelirrojo— ¿Por qué no vamos con la policía?
—No puedo hacer eso, me guste o no tengo una relación casi directa con la mafia— respondió el mayor, comenzando a enderezarse para apoyar su espalda contra el respaldar y así poder hablar con más facilidad con el menor, quien imitó su acción al instante.
—No sé si ella merezca que la cuides...— declaró Yongbok. Realmente pensaba así, después de todo lo que esa mujer había hecho no merecía ser protegida.
—No es por ella, puedo meter en problemas a papá, durante un tiempo estuvo recibiendo el dinero sucio de Hyunmi.
—Tal vez deberías distraerte y mañana hablar con tu padre, el dijo que podíamos resolverlo— propuso el menor con una sonrisa, intentando alentar al pelinegro.
