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Nota: les recomiendo escuchar la canción mientras leen para una mejor experiencia. Reprodúzcanla cuando se mencione el nombre canción.<3
Las voces de mis compañeros y amigos cantando "feliz cumpleaños" todavía resonaban en mi cabeza. Me habían regalado un pastel y, después de mucho insistir, terminé aceptando partirlo y comer un trozo junto a ellos.
Esperé a que todos estuvieran distraídos y me escondí detrás de un muro.
—¿En donde está Giselle? —preguntó Mello.
—Estaba aquí hace un segundo —dijo Matt.
—Seguro se fue a su habitación. Giselle odia los cumpleaños —intervino Near desde la esquina de la habitación, donde jugaba con algunos cubos.
Me asomé un poco y logré verlos buscándome. Aproveché el pequeño alboroto para escabullirme hasta mi habitación.
Cerré la puerta detrás de mí y solté un suspiro.
Me recosté sobre mi cama, tomé los audífonos que estaban en el buró y reproduje mi lista de reproducción favorita.
Me quedé pensando sobre cómo resultó ser mi vida después del accidente, y lo que debería hacer ahora que cumplía la mayoría de edad.
Fue un terrible accidente, según me dijeron. Aquel 25 de diciembre viajaba en un auto junto a mis padres, cuando otro coche se descariló y terminó estrellándose contra nosotros.
La escena era devastadora, el auto de mis padres quedó destrozado con el impacto, y ellos no sobrevivieron. De hecho, decían que era un milagro que yo lo hubiera hecho.
El otro conductor iba alcoholizado, y él si logró vivir. Qué injusta parece la vida.
Aquella noche Watari conducía por aquella carretera, y fue el primero en ver el accidente. Él fue quien llamó a una ambulancia y gracias a él estoy viva.
En realidad no recuerdo mucho de ello, tengo ligeros flashbacks, pero no más. Todo lo que sé sobre ese día es por lo que Watari me contó y por lo que vi en el periódico.
Así terminé en Wammy's House, no sé si por casualidad o destino. Llegué aquí cuando tenía solo 8 años.
Siempre fui bastante callada, solitaria y retraída. No tenía muchos amigos y ciertamente, no sabía cómo hacerlos.
Influía mucho el hecho de que todos aquí eran niños superdotados, y yo... yo solo había corrido con la suerte de que el señor Watari me encontrara aquella noche.
Además, después del accidente mi rostro quedó con una enorme cicatriz que atravesaba la mitad de mi ceja izquierda, pasaba por mi ojo y se prolongaba hasta la altura de mi boca.
