ᴊᴇᴀʟᴏᴜꜱʏ

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—¡Y-ya basta! —dije como pude entre risas

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—¡Y-ya basta! —dije como pude entre risas. —¡L-Light! —seguí riendo.

El estómago me dolía y sentía que podía orinarme en cualquier momento, pues Light no paraba de hacerme cosquillas.

—Ríndete o no me detendré —amenazó divertido.

—J-jamás.

Aumentó la intensidad, sus dedos iban a mi cuello y mis costillas, y yo solo podía reír y retorcerme como una loca.

Los demás en el cuartel se nos quedaban viendo extraño, como si estuvieramos haciendo algo indebido o malo.

—¡Y-ya! Está bien, está bien, me rindo. Tú ganas.

Light se detuvo y me ayudó a acomodarme en el asiento.

Mientras calmaba mi respiración, sentí una mirada sobre mi espalda, volteé a esa dirección y me encontré con el rostro inexpresivo de L.

No le tomé importancia, solo le sonreí con las mejillas ruborizadas y continué con mi trabajo.

Actualmente trabajaba para el detective L, quien también era mi novio. Aunque no trabajaba con él.

Es decir, mientras L se desvivía tratando de atrapar al famoso asesino Kira, a mí me encargaba trabajar en casos más pequeños y poco complicados, todo bajo alguno de sus otros alias.

Me gustaba lo que hacía, sentía que hacía algo bueno y contribuía a la sociedad. Sin embargo, debo admitir que a veces se volvía aburrido.

Como hace unos momentos, cuando Light me desafió en un duelo de miradas —el cual perdí—, pero no quise aceptar mi derrota, por lo que terminó haciéndome cosquillas.

Conocí a Light hace un par de años, cuando coincidimos en algunos grupos de estudio en la preparatoria, pero nunca habíamos hablado. Hasta ahora que terminamos en el cuartel general, trabajando codo a codo, literalmente. Y nos volvimos buenos amigos.

—Deja de estar flojeando y ponte a trabajar —dijo Light a mi derecha sin dejar de ver el monitor que tenía enfrente.

—No puedo, estoy aburrida —me quejé tumbando mi cara sobre el teclado, haciendo que la pantalla se llenara de combinaciones de letras sin sentido.

—Estás aburrida, ¿eh?

Asentí desganada aún con el rostro encima del teclado.

—¿Por qué no vamos a dar una vuelta?

Levanté mi rostro sonriente, el cual se iluminó como si me hubieran dado la mejor noticia del mundo.

—¡Sí! —dije emocionada.

—Pero primero termina ese informe.

Mi emoción se apagó un poco.

—Anda ya, entre más rápido termines, más rápido nos vamos —animó. —Te prometo que iremos a donde quieras.

𝐋 𝐋𝐚𝐰𝐥𝐢𝐞𝐭 | 𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora