𝐋 𝐋𝐚𝐰𝐥𝐢𝐞𝐭 | 𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬

ᴡᴏʀᴛʜ ɪᴛ

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Nota: este one shot es continuación del anterior, así que los invito a leer el otro primero para tener una mejor experiencia. Además está narrado desde la perspectiva de L.

Sentir mariposas recorrer el estómago. Considero que es una definición muy corta para describir lo que sentí en ese momento. Era más como sentir una oleada de satisfacción recorrerme el cuerpo, o tal vez como un subidón de azúcar.

Era simplemente como probar el mejor postre del mundo.

Así se sentía besar a Giselle.

Cuando caí en cuenta de lo que estaba haciendo ya era demasiado tarde. Ya no quería parar.

Pasé toda la tarde solo pensando en que besé a la novia de mi mejor amigo. Me sentía culpable, desde luego, pero el saber que era recíproco parecía aminorar mi cargo de conciencia.

"—Giselle yo-

—Shh, no lo digas —me interrumpió colocando su dedo índice frente a mis labios. Mis ojos se concentraron en el esmaltado rojo de sus uñas. —No intentes explicarlo o justificarlo, nosotros no elegimos de quién nos enamoramos —dijo cálidamente con una sonrisa.

—Pero, eres novia de Light y él es mi amigo. Esto no es correcto.

Giselle suspiró.

—L, debes entender que no todo en la vida es blanco o negro, no todo es bueno o malo, ni correcto o incorrecto. Existen situaciones en las que simplemente actuamos siguiendo a nuestro corazón.

Nos quedamos unos minutos en silencio, solo escuchando las respiraciones del otro y haciéndonos compañía.

Su rostro reflejaba tranquilidad, se veía tan serena y yo, por el contrario, no podía calmarme, estaba muy nervioso.

—¿Entonces ya no me mostrarás las habitaciones? —habló ella.

—Eh... claro —rasqué mi nuca.

Comencé a caminar por el pasillo para abrir la primera puerta, pero Giselle me detuvo.

—Así está mejor —dijo después de entrelazar su mano con la mía.

Sentí mi corazón palpitar como un loco. ¿Esto es real? Porque no se sentía así.

Y al ver su dulce rostro sonriéndome, supe que estaba perdido.

—Quiero un cuarto que tenga un gran ventanal.

—Bueno, esa no es una solicitud difícil. En este piso casi todas las habitaciones tienen ventanales grandes —expliqué mientras avanzábamos.

—No, pero tiene que ser especial.

—¿Especial en qué sentido?

—Debe ser un ventanal que me permita admirar la ciudad entera.