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El tic-tac del gran reloj en la pared me distraía de lo que debía estar haciendo. Mi vista se posó en la manecilla que recorría cada segundo. En realidad estaba un poco cansada de estar sentada todo el rato frente a una computadora. Sin embargo, no podía quejarme, puesto que revisar y registrar expedientes era parte de mis tareas desde que formaba parte del equipo de trabajo de L.
Solté un suspiro pesado y recargué mi cabeza en el respaldo del asiento tomándome un momento de descanso.
Aún en esa posición, miré de reojo a mi izquierda, donde L se encontraba concentrado leyendo algunas cosas de un informe y luego tecleando —únicamente con los dedos índices— en su propia computadora.
Me quede viéndolo por un instante.
—Puedo sentir tu mirada sobre mí —su voz sonó más grave de lo normal, aquello me hizo sentir nerviosa y sentí el calor se acumularse en mis mejillas. —Ponte a trabajar Giselle.
Quise alivianar el ambiente con algún otro tema de conversación. Fue en ese instante que recordé que faltaban solo un par de días para una festividad importante.
—L, ¿qué harás en navidad? —ignoré su comentario y pregunté curiosa mientras me acomodaba mejor en el asiento para tener una visión completa de él.
—Oh, yo no celebro la navidad —dijo algo desinteresado mordiendo ligeramente su dedo pulgar.
—¡¿Qué?! —exclamé asombrada, como si me fuera imposible creer lo que él había dicho. —¿Cómo que no?
Para mí la navidad es una época especial, donde puedes compartir con tus seres queridos, en especial con tu familia. Es una fecha donde las diferencias desaparecen y todos se reúnen en casa.
Bueno, al menos así era en mi caso.
—Supongo que cuando eres huérfano las navidades no son algo tan impresionante.
Escuchar aquello me comprimió un poco el corazón. Pasar una navidad sin mis padres era algo inimaginable.
—¡Tonterías! —golpeé el escritorio y me puse de pie recargándome sobre este. —¿Tienes algo que hacer durante nochebuena?
—Supongo que trabajar en-
—Perfecto —interrumpí. —Entonces te llevaré conmigo a casa.
—No estás escuchándome Giselle, dije que trabajaré.
—Claro que te estoy escuchando, por lo mismo dije que iremos a mi casa.
L me miró con confusión.
—No permitiré que mi mejor amigo pase navidad trabajando solo.
"Mejor amigo", claro. Eso éramos, aunque todos por aquí sabían sobre mis sentimientos hacia L, creo que todos excepto él. Quizá lo sabía pero prefería ignorarlo. De cualquier forma, estaba resignada a mantener ese enamoramiento dentro de una caja con un gran candado.
