-Llegamos -avisó Jake. Yo no podía ver nada debido a que me había puesto una venda en los ojos. Pero de lo que si me percaté fue que el viaje duró una hora y media aproximadamente -espérame, te ayudaré a bajar.
-De acuerdo. Aquí te espero -dije. Después de algunos segundos la puerta se abrió y Jake me tomó la mano para ayudarme a salir.
Juntos caminamos hasta algún lugar, los grillos cantaban y era el único ruido que podía escuchar. No escuchaba autos ni gente. Eramos Jake, los grillos y yo.
-¿Lista? -preguntó. Yo asenti y desató la venda. Se resbalo por mi cara y abrí mis ojos para observar mi entorno.
Estabamos frente a una cabaña de un piso que tenía la farola exterior encendida, los escalones para subir a la entrada eran de piedra y olía a leña.
-Bienvenida a la casa de campo de los Carson...o cabaña de campo. Como sea, hace mucho que nadie la usaba y se me hiso buena idea traerte aqui para que te distrajeras.
-Jake...wow. Es hermosa, ¿porque no sabía que existía? -pregunté subiendo los escalones con el a mi lado.
-La olvidamos por un tiempo mis hermanos y yo. Cuando nuestros padres estaban juntos nos traían aquí todos los veranos, cuando mama se fue y se divorciaron, cada quien tomó su rumbo y la cabaña siempre permaneció aqui. Evelynne y Mandy me ayudaron a limpiarla y acondicionarla de nuevo. -sonrió -Ven, vamos a entrar.
Metió la llave en la cerradura y giró, abrió la puerta y entramos. Olia a madera, limón y ligeramente a combustible. Además estaba completamente oscuro.
-¿Porqué huele a combustible? -pregunté con algo de miedo.
-ah, eso es porque las farolas funcionan con petróleo. No tendremos un incendio, no te preocupes -dijo y encendió una farola, me miró y sonrió. Yo le devolví la sonrisa.
La farola ilumino una pequeña parte de la cabaña, era un cuarto pequeño donde estaba la cocina, la sala y el comedor juntos. Jake estaba encendiendo mas farolas sobre la mesa de madera, caminé a donde estaba el y me senté en una de las sillas.
-¿Estas cómoda? -preguntó. Yo asenti.
-Si...aquí todo esta muy tranquilo, gracias. -dije y le dediqué una sonrisa de agradecimiento por alejarme del alboroto que era mi vida en Malibú.
Terminó de encender las 8 farolas y las repartió por la cabaña. Luego regresó a donde estaba yo y se sentó en una silla frente a mi.
-¿Crees que Gisselle vuelva a ser la misma algún día? -pregunté. Jake se encogió de hombros.
-Eso no lo podemos saber Isa, es cuestión de tiempo y como lo conlleve Gisselle. Pero no venimos aqui para hablar de los problemas que tienes ¿de acuerdo? quiero que duermas...necesitas dormir. -dijo y negué con mi cabeza al tiempo que se me aguaban los ojos.
-No quiero -susurré y una lágrima rodó por mi mejilla. Jake la limpio y me miró.
-¿Por qué no? -preguntó preocupado.
-Tengo pesadillas, cada noche. Hace tiempo que no duermo bien por eso....veo...veo a mi papá tendido en el suelo cubierto de sangre. Es...se siente como la primera vez que lo vi...es horrible, Jake. -respondí en voz baja. El frunció el ceño y me atrajo hasta el, me colocó sobre su regazo y me abrazó.
-No tienes nada que temer, nena. No dejaré que nada malo te pase...son solo sueños. Ven...vamos a que te recuestes un rato -susurró y me cargó en brazos hasta la habitación.
Tenía una cama matrimonial, una sala de estar, un armario y la puerta del baño estaba abierta.
Jake deshizo la cama, me acostó sobre las frías sábanas, me quitó los tenis y la chamarra que llevaba y me tapó con el cobertor.
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Al fin...¡Libre!
RomanceCuatro años han pasado desde que huí de Malibú. Simplemente no pude mas. Italia ha sido un buen lugar para vivir, he llevado una vida tranquila, feliz -dentro de lo que cabe- y he madurado mucho. Tengo un buen trabajo en la policía de Verona, vivo e...