Al fin...¡Libre!

Capítulo 23-Se suponía que era un buen día (PENÚLTIMO CAPÍTULO)

Habían pasado ya 6 meses, hacia 6 meses que papá había muerto y seguía doliendo como si hubiera pasado ayer.
Tengo 5 meses al frente de la compañía y debo decir que han sido muy buenos. He sabido mantener en pie el lugar y estaba en una de sus mejores épocas.

Las cosas eran distintas, mi relación con mi hermana no era muy buena, a decir verdad. Hice todo lo posible por recuperarla pero Giss no ponía mucho de su parte y no se cuando fue que dejé de poner de la mía tambien.

Anne seguía internada, no había grandes cambios en ella, era una mujer feliz, volaba como mariposa y siempre sonreía, al segundo siguiente lloraba inconsolablemente y varias veces le tuvieron que poner una camisa de fuerza pero no era nuestra Anne, no era la Anne que yo había conocido desde pequeña, tampoco era la Anne de la que papá se enamoró y tampoco era esa Anne que había dado a luz a mi hermano, era solo Anne, era una mujer desconocida para nosotros. Una lunática.

A Andy le habiamos dicho que papá había muerto, no tan sutilmente pero le dijimos que se había ido al cielo, el nos dijo que quería a papá con nosotros y yo solo pude responder que siempre estaría con nosotros, en nuestro corazon, claro está. El había quedado masomenos satisfecho con eso y de Anne le dijimos que estaba un poco enferma.

Jake y yo estabamos muy bien, eramos una imparable máquina de sexo. De acuerdo, tal vez exagero un poco pero la tensión sexual se siente bastante en el aire cuando estamos juntos. Ale dice que es normal, que a ella y Joe les pasa lo mismo.

Hoy daban de alta a Ánnabelle de la clínica de rehabilitación y debo admitir que estaba sumamente emocionada, ya que se supone que se quedaría ahí un año pero no fue asi, progresó increíblemente bien y por fin la vería de nuevo.

-Isa, necesito que firmes este permiso de envío a Rusia. -dijo Ale entrando a mi oficina, yo estaba trabajando en la computadora con algunas facturas que acababan de enviarme.

-Claro, siéntate, debo leer primero todo -ella tomó asiento frente a mi escritorio y me tendió el folder con el permiso de envío dentro.

Lo tomé y leí lo que enviarían, mucha artillería, pero era Rusia, ¿que podía yo esperar de ese país?

Tomé un bolígrafo y firmé sobre la línea en que estaba escrito mi nombre. Cerré el folder y se lo entregué a Ale.

-Listo, Ale. Creo que ya terminé por hoy, iré por Ánnabelle a la clínica, ¿tienes en que regresar a casa? -pregunté al tiempo que me ponía de pie tomando mi bolso y mi saco. Era Noviembre ya y aunque en Malibú no hace mucho frío, desciende un poco la temperatura.

-Si, Joe pasará por mi, quiere llevarme a cenar -sonrió -vete ya, yo me encargo de dejar en orden tu oficina.

-Gracias Ale, eres la mejor -dije y la abracé. Le di un sonoro beso en la mejilla y me dispuse a salir.

-¡nos vemos en casa! -grité ya fuera de mi oficina.

-¡De acuerdo! -respondió y yo presioné el botón del elevador.
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-No te vayas a caer Ánnabelle, ten cuidado -le dije mientras la guiaba por el estacionamiento de mi departamento.

Le tenía una sorpresa en el departamento por lo que llevaba los ojos vendados.

-Si caigo será tu culpa -sonrió.

-De acuerdo, tranquila que no te caerás. -Dije. Presioné el botón para subir al Pent-House.

El elevador abrió sus puertas y Ánnabelle y yo entramos lentamente.
En silencio y con una creciente emoción subimos hasta el piso correspondiente y al abrir nuevamente el ascensor, salimos.