Beloved Thorns Of Paris (#PGP2023)

Capítulo 14

"Nunca se entiende a una persona hasta que consideras las cosas desde su punto de vista, hasta que te metes en su piel y caminas con ella"

Matar a un ruiseñor.

Harper Lee.

Esta es la cuarta noche seguida que vengo a la galería.

Me digo que es porque necesito terminar los dos cuadros que faltan pero no me engaño a mí misma.

Sé que es porque quiero verlo a él.

Pol me ha dicho que está dejando la puerta abierta solo para mí.

No le pregunto por Lottus.

Me niego a convertir a mi fuente de inspiración en una persona real.

Siento que eso cambiaría las cosas.

Lo cambiaría todo.

Cuando camino hacia el pequeño despacho de Pol y noto que no se encuentra allí, una leve decepción se cierne sobre mí.

Eso significa que el no vino esta noche.

Estoy segura, completamente, que debí de haberlo asustado.

Mis hombros se hunden en una especie de resignación mientras camino a donde Sopiè me pidió que organizara algo antes de marcharme.

Hace poco se inauguró una escuela de arte a unas manzanas de aquí por lo que los chicos están acercándose casi todas las tardes y algunos artistas les están enseñando sus trabajos.

Mientras me acerco a la sala principal y recojo algunos objetos del suelo y vuelvo a cubrir los cuadros que seguramente les mostraron, una suave melodía comienza a resonar por todo el lugar.

Primero es algo bajo, una caricia sutil y después se eleva y se apodera de mis sentidos.

Termino de ordenar todo y luego me dirijo en la dirección de donde proviene el sonido.

Una puerta se encuentra entreabierta y mi corazón comienza a latir furioso dentro de mi pecho.

Me acerco, sigilosa, temiendo que el vuelva a huir si ve que estoy aquí.

Además le debo unas disculpas por observar su trabajo sin su permiso, cosa que probablemente sea ilegal.

Con un suave empujón la puerta se abre completamente y el espacio iluminado y pulcro me recibe.

Una de las esculturas está a la vista y su embalaje de protección en el suelo.
Me acerco a ella notando que el lugar está vacío.

Soy toda respiraciones inestables y parpadeos incesantes.

—¿Cuánto daño te hicieron que te rompieron tanto? —susurro dejando una caricia en el rostro descubierto.

Es muy similar al que observé la pasada noche.

Mi favorito.

En este caso se trata de una chica, ella tiene un bebé en sus manos, se ve tan hermoso y en paz. Descansa en su pecho, como si supiera que siempre estará protegido en ese lugar.

Pero ella es lo contrario, su rostro está plagado de lágrimas, no consigo identificar de que están hechas pero solo pueden verse si te acercas lo suficiente.

Su ropa está perforada y fragmentos de balas son visibles a través del suave tejido de su piel.

Por un momento imagino la escultura en una imagen real.

Una madre protegiendo a su hijo, dando su vida por él.

Pienso en mi hermana y en la madre que he sido para ella en los últimos años.