Capítulo 25

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"La esperanza es lo único más fuerte que el miedo"

Los juegos del hambre.

Nos marchamos del bosque segundos después y nos dirigimos a mi departamento.

El camino es silencioso.

Pero hay una especie de calma que no estaba antes.

Esta vez yo me deslizo en el asiento y acercándome al reproductor pongo algo de música.

Una melodía desconocida que calienta una parte de mi alma.

Cuando llegamos a la entrada de mi edificio le pido a Draigh que baje y me acompañe a casa.

Hay algo que quiero mostrarle.

Ya había estado aquí antes, pero nunca lo invité a pasar.

Me siento incómoda con la situación en general.

Hace mucho tiempo que no dejo entrar a nadie y mis paredes, aunque tiemblan, no amenazan con derrumbarse a su alrededor.

Creo que nunca podré evitar sentir que..., no podré abrirme completamente a alguien.

Pero por ahora elijo vivir el momento y la Vera del futuro se encargará de afrontar las consecuencias de las acciones de esta Vera.

Pocos minutos después él está sentado en el pequeño sofá que adorna mi colorida sala.

Se ve algo fuera de lugar.

Aunque he descubierto que ese es su estado natural.

Draigh Laroux no encaja en ningún sitio.

—Tu departamento es acogedor. Cálido. Se siente como un hogar —susurra él.

Su voz no es más que un murmullo apenas audible pero lo escucho.

Siempre lo hago.

He intentado dejar mi marca aquí.

Hay cuadros en las paredes, antiguas pinturas que Lennon me envió, retratos de mi familia, cojines mullidos y también restos de pintura en el suelo y algunas salpicaduras en las ventanas.

Draigh me observa, sus cejas fruncidas en señal de preocupación cuando me nota observando fijamente a la nada.

Entonces recuerdo que había dicho algo...

—Hogar no es un lugar Draigh, las personas lo son.

Tras mis palabras algo centella en sus ojos.

Mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho ante la emoción desconocida que se arremolina en mi vientre bajo.

Lamo mi labio inferior intentando humedecerlo.

De repente me siento sedienta, como si hubiese pasado años en el desierto y finalmente encontrase un oasis.

Él sigue el rastro de mi lengua, acariciándome con sus ojos escarcha y derritiendo una parte de mi corazón.

Alejo mi mirada, sabiendo que el hielo quema y negándome a fundirme en el.

Me trago la aprensión que surge de pronto y camino hacia mi habitación por el frasco.

Lo cobijo junto a mi pecho mientras vuelvo a la sala para encontrarlo en la misma posición que cuando me alejé.

—Yo... —me aclaro la garganta tratando de suavizar mi voz—. Yo quiero mostrarte algo.

Asiente sin palabras.

Dejo el recipiente de cristal en sus manos mientras me analiza a mí.

—¿Qué es? —inquiere.

—Solo... ábrelo.

Beloved Thorns Of Paris (#PGP2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora