Poder

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Conseguí salir de la caravana atravesando a los chicos, y al abrir la puerta mi alma se rompió en pedazos.

Vi como Steve caía al suelo, su cuerpo sin moverse, junto a Vecna, mientras Eddie le blandía el hacha en el cuello, cortando por la mitad.

- ¡Steve! -grité desgarrándome la garganta mientras mis sollozos volvían a salir de mi.

Corrí en su dirección sin importarme nada más, me arrodillé a su lado y intenté coger su cabeza, pero mis manos travesaban su cuerpo, no podía cogerle, no podía tocarlo. Eddie vino corriendo con los chicos y intentaron levantarme, pero no podían, sus manos atravesaban mi cuerpo como si yo fuese un puto fantasma, yo gritaba, intentando coger a Steve del suelo.

Mis ojos se abrieron y vi a Robin y Max, estábamos en el sótano del Hellfire.

-¡NO! ¡NO! -grité yo levantándome mientras salía corriendo de ahí en dirección al portal.

- ¡Maya! ¿Qué ha pasado? -gritaba Max corriendo detrás de mi.

- ¡Steve! -gritaba yo una y otra vez, mis piernas iban solas hacia el lago, a unos diez minutos.

- ¿Qué le ha pasado a Steve? ¡Maya! -gritó esta vez Robin pero no podía responder teníamos que llegar al maldito portal.


Al llegar a la orilla, vimos el pequeño bote con Eddie y los chicos, llevaban el cuerpo de Steve.

Robin estaba gritando cuando llegaron a la orilla y bajaron del bote, sus gritos eran desgarradores, Dustin solo lloraba sin apartar la vista de él y yo no era capaz de mirarle.

Steve.

Después de un rato intentando calmarme, noté que algo brotaba en mi interior, como si al matar a Vecna algo se hubiese quedado en mi, algo como su poder.

Miré a Steve, su piel estaba blanca y sus ojos cerrados, no respiraba.

Me acerqué y todos se apartaron, Eddie cogió a Robin en brazos, estaba destrozada.

Al arrodillarme a su lado coloqué su cabeza en mi piernas, mientras cogía sus manos y las entrelazaba con las mías.

- Steve, no puedes irte, no puedes dejarnos solos, no puedes dejar a Robin y  Dustin, ni a mi. -susurré.

Nada.

Mis lágrimas corrían por mis mejillas y caían en la cara de Steve.

- Vuelve con nosotros, por favor, te necesitamos. -susurré una última vez y una luz brilló en mi mano derecha.

Todos soltaron un suspiro al ver como una luz brillante brotaba de mis manos y Steve empezaba a brillar donde habían caído mis lágrimas y donde estaban colocadas mis manos en su cuerpo.

- Maya.. -susurró Eddie sin entender nada.

- No quiero este poder, solo quiero tener a Steve de vuelta, por favor. -susurraba yo.

Algo apretó mi mano y miré hacía abajo, Steve estaba apretando mi mano.

- Steve, sé que puedes oírme, sé que sigues aquí, coge todo el poder, agárrate a él, lo que sea, pero vuelve. -ya estaba gritando.

Nadie decía nada. La luz seguía saliendo de Steve y de mi, cada vez más fuerte.

De repente mi cuerpo no pudo más y me desmayé, estaba demasiado cansada.

Sweetheart - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora