Mi enfermera (+18)

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Al día siguiente, Eddie salió del hospital y Dustin, Robin, Steve y yo lo acompañamos a su caravana para ayudarle, ya que le habían dicho que necesitaba estar tranquilo y descansar mucho.

- Vale Munson, está todo listo, cualquier cosa, tienes el walkie para avisarnos. -habló Steve en forma de despedida una vez estuvo todo listo.

- Yo me quedaré aquí, dormiré en el sofá, si necesitamos algo os aviso. -dije yo dejando mis cosas.

- ¿Estarás bien? -Robin me abrazó y yo asentí.

Los chicos se fueron dejándonos a Eddie y a mi solos.

- ¿Quieres ver películas? no tengo mucho más por hacer aquí. -dijo Eddie riéndose en el sofá, dio dos palmaditas a su lado y me senté con él.

- ¿Tienes alguna de miedo? llueve y hace día de eso hoy. -me levanté otra vez y puse la primera que encontré.

Los dos nos acurrucamos en el sofá, Eddie estaba sentado y yo tenía mi cabeza en sus piernas, mientras el me acariciaba el pelo.

A la mitad de la película sonó un trueno enorme fuera y yo me estremecí causando que Eddie riera. Su mano pasó a mi espalda y empezó a trazar dibujos en ella, cada vez más abajo.

Mi respiración empezó a acelerarse cuando su mano ya estaba en mi espalda baja.

- Eddie, no podemos.. -susurré notando que mis mejillas se encendían.

- ¿Quién dice que no podemos? -preguntó indignado.

- ¿Los médicos? -me reí y el se quejó.

- No los veo por aquí, solo a mi enfermera. -me guiñó el ojo y yo sonreí.

- No quiero que te hagas más daño.

- ¿Confías en mi? -preguntó mirándome.

-  Sí. -respondí al segundo y el sonrió.

No dijimos nada más, él me cogió del brazo levantándome y haciendo que me sentara en sus piernas.

Su boca contra la mía se sentía como estar en el maldito cielo, sus manos recorrían mi cuerpo entero, parándose durante más tiempo en algunos sitios específicos.

Rápidamente noté como se endurecía debajo de mí y lo miré sorprendida.

- Eso es culpa tuya, cariño. -dijo con su voz ronca mientras pasaba sus labios a mi cuello y metía sus manos debajo de mi camiseta.

Bajé mis manos al dobladillo de la suya y se la quité rápidamente, admirando su torso desnudo con las vendas en el estómago. Un segundo después me había quitando la camiseta y mi sujetador estaba volando por el salón.

- Joder Maya, me vas a matar solo con verte. -soltó y me ruboricé.

Su boca se encontró con mi pezón derecho mientras que con una mano se encargaba del izquierdo.

Iba a ir al infierno por culpa de este hombre.

Empecé a mover mis caderas en busca de fricción, necesitando más de él.

- ¿Qué quieres cariño? sabes que me gusta que me lo pidas. -susurró contra mi pezón y solté un gemido.

- Te necesito, por favor.. -una vez más no sabía como hablar mientras Eddie me tenia en el santo cielo.

Se separó de mí un poco para mirarme directamente a los ojos, haciéndome gemir ante el repentino espacio entre nosotros.

- Pídelo Maya, quiero escucharte. -su tono de voz era firme y su voz demasiado grave, casi me atraganto con mi propia saliva al escucharle.

- Joder, quiero que me folles Eddie, te necesito ahora mismo. -solté muriéndome por dentro.

Eddie en un rápido movimiento me levantó y se quitó los vaqueros, haciendo lo mismo conmigo, dejándome en solo un pequeño tanga, el se bajó los bóxers y volvió a sentarse conmigo encima, esta vez notando su erección directamente en mi centro, gemí y me mordí el labio.

- No hagas eso, joder. -dijo y sus labios se estamparon contra los míos al mismo tiempo que uno de sus dedos retiraba a un lado mi tanga y se adentraba en mí, gimiendo contra su boca.

Un segundo dedo entró a los pocos segundos mientras Eddie seguía pegado a mi boca.

- Eddie por favor, no aguanto más.. -susurré una vez más y el sacó los dedos y me sentó más arriba, haciendo que la punta de su polla quedara directamente en mi entrada.

Moví las caderas un poco hacia abajo y el gimió, tenía yo el control, él no podía moverse casi, así que me tocaba a mi llevar las riendas.

Bajé muy lentamente, sintiendo como mis paredes se iban adaptando a su grosor y él gemía fuerte. Entró en mi por completo y me quedé unos segundos quieta, enterrando mi cara en su cuello y dejando algunos besos húmedos.

Solo se escuchaba la lluvia y nuestras respiraciones.

Empecé a moverme, primero lento, acelerando los movimientos de forma más brusca. Las manos de Eddie estaban en mi culo, apretándolo a su antojo, notando el frío metal de sus anillos.

- No pares cariño, joder. -gruñó Eddie juntando su frente con la mía.

- Voy a correrme, Eddie.. -no aguantaba más, el ritmo era fuerte y sus manos me ayudaban a mantenerlo, haciendo que nuestros cuerpos hicieran un ruido húmedo al chocar.

Lamió un pezón, metiéndoselo a la boca y me dejé llevar por completo, corriéndome encima de él, haciendo que el diera alguna embestida más y se dejara llevar, saliendo de mí y corriéndose en su mano, causando que yo me riera un poco con ese gesto.

Estuvo unos segundos quieto, respirando con dificultad mientras yo me levantaba de sus piernas y me iba al baño a lavarme, después entró Eddie y se lavó las manos.

- Contigo no se puede ver una película. -me reí.

- Nosotros hemos creado una película mejor.

Me besó la frente y nos volvimos a acurrucar en el sofá, esta vez, terminando la película, hasta que en algún momento nos dormimos.


Era un sitio oscuro, lo reconocía. Era mi casa en California, pero estaba oscura y deteriorada, llena de polvo y todo roto. Caminé hasta el salón y ahí estaba mi padre, de espaldas a mi.

- ¿Papá? -pregunté.

Mi padre se giró, pero al hacerlo hizo que yo retrocediera unos pasos, no tenía ojos y estaba pálido.

- Maya, él viene a por ti, te esta buscando, va a matarte, a ti y a todos sus amigos por lo que le hicisteis. -habló acercándose a mi.

- Lo matamos, está muerto. -susurré yo.

De repente algo me atrapó los brazos haciendo que chocara contra la pared, sin poder moverme.

Mi padre sonrió, de una manera mala y se acercó a mi.

- Me echas de menos ¿verdad? -se rio. - todo fue tu culpa, Maya, tu me mataste, por tu propia culpa estas sola, vas a morir sola, me dejaste morir y ahora te toca a ti.

- ¡No! no eres papá.. -susurré al borde del llanto.

Un reloj se escuchó fuerte, sonando cerca de mi y todo desapareció a mi alrededor, dejándome con solo oscuridad.

- Es tu turno, Maya. -habló una voz grave.


Me desperté sudando y llorando. Eddie estaba a mi lado en el sofá, roncando suavemente ye so hizo que mi cuerpo se relajara, solo había sido una pesadilla. Me acurruqué junto con Eddie otra vez y volví a cerrar los ojos.

Solo una pesadilla.

O esa creía yo..

Sweetheart - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora