Viva

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Todo se derrumbaba a mi alrededor, ya no escuchaba a Vecna, había desaprecido.

Solo quedaba oscuridad.

Mis rodillas cedieron al lado del portal, tenía que cerrarlo.

Coloqué mi mano encima de el, cerrando los ojos y noté como mi cuerpo entero se estremecía.

El portal se estaba cerrando.

Lo iba a conseguir.

Pondría a salvo a todos.

Mi cuerpo quemaba y dolía mientras el portal se cerraba y mi alrededor se oscurecía, todo caía.

Noté un calor en mi brazo que sujetaba el portal y abrí los ojos.

Ahí estaba esa luz.

Mi padre.

- ¿Papá? -pregunté sin dejar de tocar el portal.

- Lo siento mucho, mi vida, siento todo esto, no era mi intención. -habló.

- No pasa nada, estoy lista, puedo hacerlo. -le sonreí con lágrimas en los ojos.

- Lo se mi vida, sé que eres valiente y que puedes hacerlo, siempre has estado lista, siempre fuiste fuerte, pero no es tu momento. -me sonrió y agarró mi mano, fuerte.

- Tengo que hacerlo, no puedo dejar que ellos mueran. -le susurré entre lágrimas.

- Tu vas a entrar en el portal, Maya, yo lo cerraré, yo fui quien abrió esto, y puedo encargarme de cerrarlo. Siempre y cuando tu estés en el otro lado.

- ¿Cómo lo hago? -pregunté mirándolo.

- Tienes que entrar ya, no hay tiempo, desde el otro lado, haz lo mismo que estabas haciendo aquí y yo podré cerrarlo desde dentro, haciendo que nunca más vuelva a abrirse. -su voz era dulce y me recordaba a cuando era pequeña.

- Te quiero, papá. -susurré y me metí en el portal.

Salí en el lago, no tenía tiempo, no podía respirar mucho tiempo debajo del agua, así que coloqué mi mano y volví a sentir el calor, pero esta vez no dolía.

En pocos segundos el portal se cerró por completo.

- Te quiero, mi vida. -escuché la voz de mi padre y ya nada volvió a sonar, ya no había portal, y no vería nunca más a mi padre.

Empecé a nadar hacía la superficie, veía el bote de los chicos a los lejos, remando lejos de ahí, tenía que darme prisa.

Salí a la superficie y los vi, a lo lejos.

Escuchaba como todos lloraban, nadie decía nada, Steve remaba y los demás estaban abrazados. 

- ¡Eddie! -grité con todas mis fuerzas y el bote se paró, Steve se quedó muy quieto y todos se giraron en mi dirección.

Me vieron y sus caras se transformaron en sonrisas sinceras.

Steve remó con todas sus fuerzas hacía mi a la misma vez que yo nadaba hacía ellos.

Grace me ayudó a subir al bote y Eddie me cogió, abrazándome con todas sus fuerzas.

- Estás viva.. -susurraba Eddie sin soltarme.

Todos me cogían las manos o me abrazaban, yo estaba agotada, no podía más y en algún momento me quedé dormida en los brazos de Eddie.

Sweetheart - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora