No es una cita, Harrington

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Eran las siete y ya ibas corriendo por toda la casa, Steve estaria ahí en cualquier momento y por alguna extraña razón estabas malditamente nerviosa.
Joder
- ¡Robin! ¿Has visto mis converse? no las encuentro -grité ya agobiada.
- Están aquí al lado del sofá, ya calmaté, ¿no puedo ir con vosotros? me aburro mucho aquí. -hizo drama tirandose en el sofa con la mano en la frente.
- Por mi puedes venir, pero no sé si a Steve le hara mucha gracia.
- Entonces es una cita. -se incorpora en el sofá con una sonrisa maliciosa.
- No es una cita, Robin.
Suena el timbre y te diriges a la puerta no sin antes escuchar a Robin reir al fondo de la habitación.
- Se lo diré a Eddie. -suelta riendose.
-¡NO ES UNA CITA! -gritas volviendo atrás y sacandole el dedo, consiguiendo solo que ella se riera aún más.
Por fin llegas a la puerta y ahí esta Steve, con su pelo un poco alborotado  por el viento y una sonrisa.
- Creí que ya no ibas a abrirme. -dice mientras nos dirigimos a su coche.
- Robin me estaba agobiando un poco, queria venir con nosotros.
- Menos mal que no ha venido, no hoy. -susurra más para sí mismo.
-¿Qué? -pregunto al no haber entendido muy bien lo que habia dicho.
- Tengo la peli, tengo comida basura y encima tiene pinta de que se va a poner a llover, es perfecto para ver algo de terror.
- Luego no voy a dormir, yo lo sé. -te ries.
Los dos vais cantando y hablando durante todo el camino a casa de Steve y una vez llegáis, el te deja pasar primero. Su casa es enorme y por lo visto sus padres no están así que estaremos solos.
Me dirige hasta el salón y me tiro en el sofá quitandome los zapatos y preparandome para pasar miedo.
- Ven aquí, Harrington, no puenso pedir perdón si doy alguna patada voladora o algo.
- Maya, solo cállate. -él se ríe y pone la peli.
No llevabamos ni 10 minutos de película y ya estaba acojonada, el brazo de Steve se había convertido en mi arma, cada vez que salía algo en la pantalla le levantava el brazo a modo de protección, a lo que él solo se reía.
A mitad de la película noté como Steve pasaba el brazo alrededor de mis hombros, causando así que yo me acomodara más en su pecho, pudiendo tapar mi cara si me asustaba.
- Maya.. -susurró Steve.
- ¿Si?
- Quiero besarte
Me quedé helada en el sitio, ¿Cómo? oh dios mio, Maya reacciona ya ¿Qué hago? jesucristo
- ¿Por qué? -era estúpida preguntando eso, era el maldito rey de Hawkins y quería besarme pero mi cabeza estaba en otra persona.
- Me gustas, simplemente quiero besarte, desde el primer momento en que te vi en el aeropuerto.
- Steve.. creo que lo mejor será que me vaya a casa.
Era una idiota, de verdad que me sentía la más inútil del mundo, pero no podía, no ahora. Steve asintió, me besó la frente y me llevó a casa sin protestar ni una sola vez. Le pedí perdón un par de veces antes de salir del coche y el solo dijo que no pasaba nada, que todo seguia igual de bien.
Entré en casa y fui directa a mi habitación, agh que agobio.
Steve.
Eddie.
Steve.
Eddie.
Eddie.
Mi cabeza no paraba de dar vueltas hasta que en algún momento me dormí con ese último nombre en mi cabeza.

Sweetheart - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora