Capítulo 24

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CAPÍTULO 24

¿Y BIEN?

¿Qué estoy haciendo?

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¿Qué estoy haciendo?

No lo sé, pero ya es tarde y no voy a detenerme, no quiero parar. Siento como Alex aprieta mis caderas por debajo de mi vestido al darse cuenta de que no cargo ropa interior, y siento al instante su miembro endurecer, ahora si no hay marcha atrás.

—Diana, —él jadea, pero lo callo profundizando más el beso.

—No quiero que te detengas, —susurro a su oído y eso parece encenderlo.

Me levanto un poco para que pueda desabrochar su pantalón, saca su miembro el cual está duro como una piedra y no me lo pienso dos veces para sentarme sobre él y dejando escapar un gemido al sentirlo entrar de golpe.

Después de lo sucedido ambos estamos en silencio, ninguno ha dicho una palabra en los últimos veinte minutos, tenemos nuestras manos entrelazadas y ni siquiera nos atrevemos a mirarnos, no es incómodo o al menos no para mí.

De repente la puerta empieza abrirse, Lucas entra corriendo, y detrás de él continúa papá.

—Oh, Alex... no sabía que aún estabas aquí, —exclama papá con cierto tono de sorpresa.

—Hola Alex, —dice Lucas.

—Hola señor Fred, hola Lucas. No quise dejar sola a Diana hasta que usted no regresara.

—Descuida, —dice papá mientras camina a la cocina, —traje perros calientes, ¿Quieres un poco? —grita ya desde allá.

—Sí, claro.

Luego de unos quince minutos Alexander decide irse, Lucas ya está en su habitación durmiendo y papá en la cocina organizando las lozas.

—La pasé genial, —comenta Alex. Él se encuentra ya fuera de la casa y yo estoy de pies en la puerta.

—Yo igual... —digo y él sonríe, —Te amo, Alexander.

—Yo también te amo, Diana, —Contesta paga luego estampar sus labios contra los míos.


—¿Y? ¿No vas a contarme cómo te fue ayer con Alexander? —Pregunta Rebeca con impaciencia.

Guardo un libro en mi casillero y me giro para quedar frente a ella, —La pasé bien.

—¿Eso es todo? ¿No hubo besos ni manoseos?

—¡Rebeca! —Exclamo sonrojada.

—Ya cuéntame.

El chico de al lado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora