El chico de al lado ©

Capítulo 25

—Doctor ¿Qué pasa? Dígame ya, —digo impaciéntemente, él me tortura con su silencio mientras me observa con preocupación, —¡Hable ya!

—Alexander... —hace una pausa, —la leucemia está ya muy avanzada, no hay nada que hacer.

—Debe haber algún error, —dice mamá al tiempo que se levanta de su asiento, —mire bien, repítale los estudios.

—Señora Williams, que más quisiera yo que se tratara de un error, Alexander perdió bastante tiempo al decidirse a tomar las quimioterapias.

—¡No! —grita mientras deja escapar una lágrima, yo estoy en silencio tratando de procesar, —iré con otros doctores, viajaré donde sea, pero mi hijo se va a recuperar, —dicho esto, ambos salimos del consultorio.

Nos dirigimos al auto mientras que ella trata de ser fuerte e intenta no dejarse caer a llorar, yo no digo una sola palabra, las palabras del doctor se repiten una y otra vez dentro de mi cabeza, en estos momentos solo puedo pensar en Diana, justo cuando dejé el miedo a un lado para poder ser feliz con ella.

—Alex, no te asustes, iremos a otros médicos haré lo que esté en mis manos, pero te prometo que obtendremos otro diagnóstico, —me dice mamá al borde del colapso, me limito solo a sonreírle dándole a entender que todo estará bien.

Sé que no lo estará.

Justo cuando las cosas con Diana no podrían marchar mejor, quizás no estoy destinado a ser feliz nunca.

Han pasado unos días desde aquel diagnóstico del doctor, mamá no se despega de la computadora y papá no hace más que verme con preocupación, no he podido comentarle nada sobre esto a Diana, aunque se ha cansado de preguntarme solo le dije que debía repetirme los estudios en otro país, lo cual es cierto, mamá encontró un doctor especialista en cancer en Houston, viajaremos en unos días y mi cabeza no deja de darle vueltas a esto.

Me siento mal al ocultarle esto a Diana, pero solo espero conseguir otro diagnóstico y luego esto será solo un feo recuerdo del cual nos reiremos después.

Ha llegado el día del viaje, papá termina de subir las maletas al auto y mamá organiza unas cosas, papá se siente mal al no poder acompañarnos por motivos de su trabajo. No voy a negar que siento miedo, angustiado y ansioso, pero todo estará bien.

—Alexander, mira a quien encontré afuera, —comenta papá con una sonrisa, y luego, Diana entra detrás de él.

—¡Diana! —mi corazón se exalta de alegría y siento una paz y alivio que no puedo describir.

—Hola Alex, no podía dejar que te fueras sin despedirme de ti, y claro darte ánimos.

—Gracias princesa, —le digo mientras la abrazo.

—Todo saldrá bien, ¿De acuerdo?

—Sí, gracias.

Mamá y yo nos despedimos para luego subir al auto y marchar hacia el aeropuerto, abordamos el avión y durante todo el camino sobre pienso hasta finalmente quedarme dormido.

Aterrizamos luego de dos horas aproximadamente, estoy en un país completamente extraño para mí, a pesar de que siempre había querido conocer un lugar diferente, no me separaba que fuera de esta manera ni en estas circunstancias.

—Alex, cariño, —mamá habla trayéndome de nuevo a mi realidad, —¿no quieres que vayamos por algo de comer?

—Preferiría comer en el hotel.

—¿No te gustaría conocer un poco la ciudad antes?

—No.

Ella me mira un poco decepcionada, pero comprende.

En cuanto llegamos al hotel le envío un mensaje a Diana dejándole saber que hemos llegado y todo está bajo control, acomodo las pocas cosas que me traje y me acuesto para descansar.

—Alex, cariño, —escucho la voz de mamá entresueño y me despierto sobresaltado, miro a mi alrededor y observo que ya ha anochecido, —has dormido todo el día y no has comido nada.

—He estado algo cansado, —digo mientras tomo mi teléfono para ver la hora 08:00.p.m

—Diana te ha estado llamando, está preocupada por ti.

—¿Has contestado una de sus llamadas?

—Sí, le he dicho que has estado dormido todo el día, está muy angustiada.

Suspiro, —¿Que han traído para cenar?

—Te he pedido una sopa, para que agarres energía.

—Gracias, —le digo y me recuesto sobre el espaldar de la cama, para luego empezar a comer la sopa.

Tengo la certeza de que pronto me reiré de todo esto, le contaré esto a mis hijos y reiré con ellos, todo en algún momento será solo un recuerdo de un momento oscuro de mi vida y luego ya no recordaré nada de esto, tendré una vida plena y feliz junto a la chica que amo y todo pasará.