CAPÍTULO 20
ALEXANDER, ¿ME ESCUCHAS?
Ha pasado un mes en un abrir y cerrar de ojos, mi rutina no ha cambiado mucho que digamos; la escuela, básquet de vez en cuando, mis padres intentando convencerme de tomar las quimios, extrañar a Diana como un demente y desear morir cada mañana, siento que no puedo salir de este círculo viciosos todos los malditos días.Debo de admitir que todo era mejor cuando estaba con ella, ella lograba darle un poco de luz a toda esta maldita oscuridad qué hay en mi vida, pero debo de pensar en ella mas no en mí, no es justo que por mi estúpida inmadurez la lastime solo por no saber lo que quiero realmente en mi vida.
Estoy en clase de biología, es la segunda hora y ya deseo irme a casa, solo quiero estar acostado y descansar, dormir y olvidarme de lo mierda que es mi vida ahora.
De la nada siento un mareo recorrer mi cuerpo, las voces a mi alrededor se distorsionan y todo empieza a dar vueltas, creo que voy a desmayarme... y sí, en medio de toda la clase caigo al suelo como costal de papas.
Mis ojos empiezan abrirse lentamente y reflejan una luz muy blanca ¿Acaso es la luz de la muerte?
—Alexander ¿Me escuchas? —escucho la suave voz de una mujer, su rostro se ve borroso y no puedo reflejar bien por la clara luz.
Una vez que retiran la linterna de mis ojos logro reconocer el rostro, es Amy, la enfermera de la escuela, y no estoy muerto, solo me han traído a enfermería.
—¿Qué me pasó? —logro balbucear.
—Te desmayaste en el aula, —contesta Amy, —¿Has desayunando bien?
Asiento.
—¿Entonces qué pudo haber causado ese desmayo?
—No lo sé.
Que tengo leucemia tal vez.
lo último que quiero es hablar sobre el tema y que le llamen a mis padres para que ahí sí continúen con la cantaleta de coger las quimioterapias.
—Por lo que veo todo está bien, —comenta Amy, —pero debes tratar de comer bien ¿De acuerdo?
Asiento.
—Puedes volver a clases.
—Gracias.
Al salir de enfermería el primer rostro familiar que veo es el de Anthony, luce preocupado.
—¿Cómo estás? ¿Qué pasó?
—Nada, solo fue un desmayo, todo está bien, —aseguro.
—Me diste tremendo susto.
—Por favor no vayas a mencionar nada delante de mis padres.
—No te preocupes.
—Gracias amigo.
Ha sido un largo día y estoy exhausto, solo quiero recostarme sobre mi cama y dormir. Estoy en el comedor con mis padres, ambos están en silencio con cara de preocupación, sé que quieren hablar sobre el tema, pero evitan mencionarlo después de la múltiples discusiones.
—Alex, —mamá dice mi nombre como si supiera que es el inicio de una discusión. Deja a un lado su tenedor y me mira seriamente, —cada día que pasa es una oportunidad menos para lograr curarte.
dejo salir una sonrisa sarcástica, —así que mi vida es una bomba de tiempo ahora.
—Alexander, no bromees con eso, esto es serio, —dice mi papá seriamente.
—Ustedes decidieron ocultarme esto mucho tiempo, —digo fríamente, —así que es su culpa ahora.
—Alex no sabíamos cómo decírtelo, —comenta mamá.
—Hubiera tenido más tiempo para procesarlo y aceptar los estúpidos tratamientos, pero no me interesa nada, solo quiero que me dejen en paz, —dicto y me levanto de la mesa para marcharme.
—Alexander regresa a tu asiento, —dicta papá con firmeza, pero continuo mi camino y me dirijo hacia mi habitación.
Estoy tan cansado últimamente, desanimado, como desearía que Diana estuviera conmigo en estos momentos, sentir el caliente de su cuerpo cerca de mí, abrazarla, besarla y decirle cuánto la amo y lo feliz que me hace.
Los últimos días pensé mucho en buscarla, y ser feliz al menos unos instantes o hasta que esta enfermedad decida llevarme, pero mi lado no egoísta me dice que la deje ser feliz, que no la lastime.
Aveces pienso en hacerle caso a mis padres, luchar contra esta enfermedad y darle a Diana toda la felicidad que se merece, sé que no quiero morirme, quiero estar con ella y ser yo quien la haga feliz, sé que estoy a tiempo de luchar contra toda esta mierda y por mi orgullo y querer herir a mis padres cada día qué pasa es una oportunidad menos para mí.
—Te amo Alexander, eres el hombre más maravilloso y con el cual deseo pasar todos mis días, —Diana sonríe mientras mira el anillo en su dedo como si fuera lo más precisado para ella.
—Yo te amo más, Diana Díaz... tú eres todo para mí, —digo tomando sus manos entre las mías.
Ella se acerca su para sellar con un beso, es la mejor sensación del mundo, solo nosotros dos y nuestro amor.
Suspiro saliendo de aquel pensamiento, el cual tanto me gustaría hacer realidad y eso no voy a lograrlo si continuo con este orgullo que también arranca mi vida con él.
Así que ya lo he decidido, voy a buscarla, voy a curarme y la haré la mujer más feliz de este mundo.
Holis, aquí anónima 🙋 ... les prometo actualizar mas seguido y no tardar tanto tiempo en hacerlo, estoy pasando por un momento sumamente difícil en mi vida y trato de estar al día pero aveces se me es imposible.
Lulú ❤️
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El chico de al lado ©
Historia CortaDiana es una chica libre, fiestera y muy segura de sí misma. Todo lo opuesto a Alexander, su muy atractivo, pero tímido vecino. Ella lleva prácticamente toda la vida enamorada de él, aunque nunca se a animado hablarle, pero unos sucesos los llevarán...