20.01: arson

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— 방화 —



El lugar es espeluznantemente frío.

Le hiela la piel desnuda del rostro y le eriza los vellos del cuello. Sus pies se sienten congelados a pesar de usar dos pares de medias y los dedos le arden alrededor de las uñas.

El gris invierno ha llegado y con él, el color azul abundando en su tristeza.

Una mano le acaricia la espalda, Jungkook la percibe débilmente por encima de las capas de ropa que viste, pero la reconoce al instante. Los dedos migran hasta su cuero cabelludo y las uñas largas lo acarician, él se estremece.

Es el cúmulo de emociones que le entumecen los músculos y luego los descontractura de manera violenta.

La sensación de sentirse fuera de lugar, despojado de su propia identidad.

"Todo va a estar bien, mi amor. Ya verás" su madre susurra con la voz hecha caramelo.

Es clemente y amorosa como toda madre a punto de perder a un hijo lo es.

Jungkook ni siquiera puede mirarla, ni a su hermano, ni a su padrastro.

Se siente culpable y es imposible no hacerlo cuando Kyungsoo debería atravesar el luto de su ex pareja con tranquilidad y no estar de lado a lado corriendo porque su hijastro decidió tener un quiebre mental en la misma época que la madre de su hija falleció de un cáncer terminal.

Y Seokjin debería estar rindiendo sus últimos exámenes, preparando los detalles de su tesis y celebrando estar tan cerca del anhelado título.

Pero todos están allí, en la recepción del hospital psiquiátrico, a la espera para despedirse de él antes de ingresarlo.

¿Cómo Jungkook no se sentiría culpable? Es lógico, tiene demasiado peso en sus hombros para alguien de catorce años.

"¿Jeon Jungkook-ssi?" Susurra una voz estricta y todos alzan la mirada hacia la enfermera que aparece al final del pasillo. "Tu cuarto ya está listo"

Jungkook no puede evitar temblar.

No es su culpa, el saber que posiblemente le cueste años salir de allí lo tiene asustado y ese temor sólo parece crecer cuando su madre se pone de pie y lo mira con indulgencia.

"Tranquilo, mi amor" le dice, pero él identifica un nudo de llanto en su garganta. "Es por tu bien"

Con esas palabras, se da cuenta que es inútil pedirle que reconsidere la situación y lo lleve a casa.

Él no lo sabe, pero no es sólo por su propio bien, sino también por el de otros porque su naturaleza autodestructiva lastima a todos a su alrededor.

No le gustan las despedidas, es pésimo en ello, por eso Jungkook simplemente saluda a cada integrante de su familia con una abrazo y un beso seco, toma el bolso que le prepararon y camina detrás de la jefa de enfermería por el complejo laberinto de pasillos, mientras intenta ignorar el llanto de su madre que escucha a sus espaldas.

El blanco de las baldosas lo atosiga mientras da un paso seguido del otro con la mirada pegada al suelo hasta que la mujer delante suyo se detiene y él por inercia lo hace.

La enfermera se voltea a ver a Jungkook cuando éste alza la vista y mientras ella ve un niño irreverente, él ve una mujer tosca que su mal carácter es incluso notorio bajo las arrugas alrededor de sus labios serios y la rigidez de sus pupilas.

DEAR JOHN | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora