Day Off

3K 212 233
                                    





Corría. Corría huyendo de un monstruo que le había mirado a los ojos y había encontrado solo maldad. Una mirada oscura, perversa, sedienta, inhumana, incapaz de sentir empatía o compasión, destellos de unos ojos amarillos y unos colmillos filudos de los que goteaba sangre... Su sangre.

Le dolía el cuerpo, se sentía mareada y sudorosa pero no podía parar, sus piernas débiles se sentían como gelatina y cada que intentaba gritar para pedir ayuda la voz no le salía, podía verse a sí misma gritar con todas las fuerzas de sus pulmones y aun así ningún sonido era emitido. Miró hacia atrás encontrándose de frente con aquellos ojos vacíos con el cabello negro ondeante, quedó petrificada en el acto cayendo al suelo, cerró los ojos rindiéndose a su destino, sabía que moriría y no podía hacer nada para cambiarlo.

Una mano en su pecho pesaba contra su cuerpo pero a pesar de ello le trajo algo de alivio contradictoriamente, respiró pesadamente tres veces y a la última sus ojos volvieron a abrirse.

Estaba oscuro y le tomó varios segundos que sus ojos se ajustaran a la oscuridad de su habitación, recostada en su cama miró al techo y respiró profundo. Un sueño más. Podía sentir su corazón correr con tal velocidad que retumbaban sus latidos en sus oídos, llevó una mano a su pecho y encontró allí una mano haciéndola consciente del peso justo como en su sueño y al mismo tiempo consciente de que alguien más estaba con ella en su cama.

Miró a su lado encontrando una mirada preocupada y aun así serena de alguna forma, se aferró a la mano sobre su pecho instándose a sí misma a respirar más pausadamente centrándose en la mirada de su acompañante. - ¿Has estado viéndome dormir? - Murmuró ella con la voz ronca del sueño.

La de rizos apoyada en un codo asintió algo avergonzada pero sin quitarle ojo de encima. - Fue un mal sueño. - Dijo ella en respuesta.

-¿Puedes ver lo que sueño? - Frunció el ceño.

-No, pero puedo sentir tu angustia. -

Asintió esta vez Luisita cerrando los ojos otra vez. - Estoy muy cansada. - Murmuró bajito.

-Llegué a asustarme. - Amelia comentó de pronto y cuando Luisita volvió a abrir los ojos siguió hablando. - No despertabas, pensé que quizás... Me había excedido. - La miró avergonzada. - Por eso te veía dormir y luego sentí tu angustia durante ese sueño, me lo quieres contar? -

-No. - Su respuesta fue tan tajante y directa que Amelia lo sintió como un empujón al pecho, intentó alejarse pero Luisita sostuvo su mano con más fuerza. - No recuerdo lo que soñé, por eso no te lo puedo decir. - Mintió. - Pero estoy bien, solo cansada. -

-Perdón. -

-¿Por qué te disculpas? -

-Quizás nos precipitamos ayer. -

-¿Te arrepientes? - Se puso de medio lado. - De estar conectada conmigo? -

Amelia se apresuró a negar con la cabeza. - No podría aunque quisiera. -

Luisita se la quedó viendo por largos segundos. - Entonces no tienes nada por lo que pedir perdón, Amelia. - Apretó el agarre en la mano de la morena que todavía no había querido soltar.

-¿Tú te arrepientes? - Preguntó insegura.

-Pocas veces en mi vida me he arrepentido de hacer algo y aunque esto... Todo esto... Sea algo incierto, - Hizo una pausa. - Era algo que quería, no tengo porqué arrepentirme de nada. - Aclaró segura en sus palabras.

Amelia respiró profundo con alivio al escucharle decir aquello. - Tengo muchas ganas de besarte. - Confesó en voz baja.

Y justo cuando iba a hacerlo Luisita puso una mano sobre su boca deteniendo su avance. - Pue no lo hagas. - La morena abrió los ojos sorprendida con ese bloqueo. - Tengo un horrible aliento mañanero. - Hizo una mueca antes de sonreír.

She Dark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora