Ruptura en sueños

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Los ojos de Marina volvieron a su color natural y se abrieron escandalizados, de inmediato se puso de pie encontrando a una Amelia sentada al lado de la rubia medica con los ojos enrojecidos y una Luisita que lloraba en sueños como una niña pequeña. - Despiértala suavemente. - Indicó en voz baja.

Amelia miró a su amiga, tragó un grueso nudo en su garganta. - ¿Qué acabamos de ver, Marina? - Preguntó apretando los dientes.

-Creo que tu lo sabes mejor que yo. -

-No puede ser, Marina. - Amelia seguí hablando sin soltarle la mano a la mujer recostada en la cama. - No es posible. -

-Ya viste que lo es, Amelia, no hay duda. - Marina respondió dulcemente. - Anda, despiértala, ella está sufriendo, le hemos hecho revivir el mayor dolor de su vida. - Marina miró a la rubia que por ahora estaba en posición fetal llorando como una niña asustada.

Amelia apretó su mano. - Lo sé, puedo sentirlo, su dolor y su miedo. - Respondió mientras volvía a recostarse en la cama y quedar con su frente pegada a la de la rubia.

Marina entonces decidió salir de la habitación y dejarlas a que tuvieran un momento a solas para procesar todo lo visto en aquellos sueños, que más que eso, parecían vidas pasadas.

La morena entonces con su mano libre empezó a pasarla suavemente sobre la mejilla de Luisita y dejar besitos casi imperceptibles en su rostro, quería poder trasmitirle algo de su calma, aunque ella misma estaba angustiada. - Shhh, ya está cariño, yo estoy aquí contigo. - Pasó de acariciar su mejilla a acariciar su espalda en círculos acercando sus cuerpos un poco más.

Lentamente el llanto de la médica se fue disipando lentamente hasta quedar solo en respiraciones pesadas. - ¿Amelia? - Preguntó con voz ronca y cansada.

-Sí mi vida. -

-Ha sido horrible. - Luisita susurró, su rostro arrugándose de nuevo con las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

-Lo sé, cariño. - Amelia la acercó mucho más recibiéndola en su pecho y de inmediato la rubia volvió a derrumbarse en sus brazos, escondió su rostro en el cuello de la morena abrazándose a ella con fuerza. - Lamento tanto que tengas que pasar por esto, Luisi. - La morena besó su cabello.

Luego de un rato en silencio, Luisita finalmente se separó solo un poco del cuerpo de su novia para ahora sí mirarla a los ojos. - ¿Quién era esa mujer tan parecida a ti, Amelia? - Preguntó con la voz rota. - Sé que no eres tú, ahora lo sé y perdóname por dudar antes en casa cuando me desperté de ese horrible sueño. -

Amelia negó con la cabeza. - No tengo nada que perdonarte, cualquiera en tu posición estaría confundida con todo lo que te está ocurriendo. - La morena la miró con algo de culpabilidad. - Recuerdas que te conté sobre mi única hermana, la cual nunca pude encontrar cuando morí y volví siendo esto que soy ahora. - Luisita hizo memoria a aquella conversación en la que se estaban conociendo mejor, sus ojos se abrieron ampliamente. - La mujer en tus sueños o, mejor dicho, la bestia que te persigue parece ser que es mi hermana gemela Alicia. - Dijo con pesadez.

-¿Cómo es eso posible, Amelia? - Preguntó Luisita con la respiración algo agitada.

-Eso es lo que no sé, pero si hay alguien que nos puede dar las respuestas que necesitamos. -

-Luccia. - Confirmó la rubia. - La vi en mi sueño, o lo que sea que haya sido eso, estoy tan confundida. - Luisita se llevó su mano libre a la cara en frustración.

-Pues habrá que averiguarlo. -

Después de acabar de vestirse y tomar un tiempo para recomponerse, Las mujeres salieron de la habitación aun tomadas de la mano y se dirigieron hasta la sala donde Marina estaba sentada esperándolas con un cigarrillo en la mano.

She Dark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora