Sus manos enguantadas estaban manchadas de sangre, la bata quirúrgica ya se la había cambiado no sabía cuántas veces, le dolía el cuello, la espalda y las piernas y la falta de descanso empezaba a pasarle factura, pero no podía parar.
Afuera seguían llegando las ambulancias, podía escuchar a lo lejos como se acercaban una tras otra, todas con pacientes moribundos o ya muertos, Urgencias era un caos, camillas por todas partes, ya no sabían dónde meter más pacientes, pero no tenían opciones, debían recibirlos y luchar hasta el último respiro por salvarles... Hasta el momento no había sido posible con ninguno.
Luisita ya había perdido la cuenta de cuantas personas habían muerto en sus manos, todas víctimas de un ataque sin precedentes. - Carga a 200... ¡Despejen! - Comandó activando el desfibrilador en el pecho de una mujer más que llegaba critica, no respondió y no lo haría, se había terminado de desangrar en su mesa nuevamente, tenía laceraciones en su rostro y cuerpo; había violencia, enojo allí. Ella negó con la cabeza antes de mirar al reloj en su muñeca. - Hora de la muerte 3:34 am. - Sus hombros cayeron decepcionada.
Se alejó de allí quitándose los guantes y la bata con rabia para luego volver a ponerse equipamiento limpio para la siguiente persona. - ¡Necesito ayuda aquí, por favor! - Escuchó la voz de su amiga Rocío, yendo hacia ella rápidamente quien le estaba haciendo reanimación a su paciente crítico. - Mis pacientes siguen muriendo. - Dijo con rabia mientras Luisita tomaba su lugar. - ¿Qué coño ha pasado allí fuera? Acaso hay un león suelto allí fuera o qué. -
-Está pasando de nuevo. - Uno de los internos dijo con la voz temblorosa.
Ambas medicas lo miraron confundidas mientras trabajaban en conjunto intentando salvar la vida de su paciente. - ¿Qué quieres decir? -
El interno tragó grueso. - Mi abuelo me contó que hace muchos años, décadas incluso se dice que hubo una masacre similar a esta. - Empezó diciendo. - Una noche cualquiera empezaron a aparecer muertos así, nunca nadie supo por qué, pero se especuló sobre la razón. - Se quedó callado mirando al paciente en la camilla.
-¡¿Y qué pasó después?! - Luisita prácticamente gritó instándole a que continuara.
-Dijeron que había algo en el bosque que estaba masacrando personas. - Dijo temeroso.
-Algo. - Rocío hizo una mueca entrecerrando los ojos con incredulidad. - ¿Algo como qué? -
El chico lo dudó, pero igual respondió. - Vampiros y esas cosas. - Dijo en un susurro tragando grueso.
Rocío puso los ojos en blanco continuando con su trabajo. - Ya... Ve a esperar la siguiente ambulancia anda, niño fantasioso. - El chico agachó la cabeza y se fue de allí. - Vampiros, ¿te lo puedes creer? Puff estos internos cada vez son más tontos. - Negó sin poderse creer lo que le había dicho.
Luisita tragó grueso sin mirarle. - ¿Me necesitas aquí? - Preguntó queriendo salir de allí lo más rápido posible.
Rocío frunció el ceño. - ¿Estás bien, Luisi? -
Ella asintió. - Sí, es solo que necesito ir al baño, me está dando un mareo. - Mintió.
-Vale, ve. -
La rubia salió de aquel lugar como si llevara bombas en los pies, sentía que se ahogaba, el olor a sangre no le molestaba después de todo estaba acostumbrada, pero ver tantos cuerpos desmembrados, mutilados y tan vilmente destrozados le revolvía el estómago. Se encerró en el primer baño que encontró y vació su estómago en el sanitario, se enjuagó la boca y refrescó su cara y cuello, estaba pálida, cansada y preocupada y lo que había dicho aquel interno había empeorado su condición.
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She Dark
FanfictionEmpezó como especial de Halloween 🎃 Ahora veamos que tan reales son los sueños y que tan afilados son los colmillos de un Vampiro.