Los días pasaban y con ellos la rutina entre ellas se afianzaba, la de rizos esperaba por ella cada noche a la salida del hospital refugiada en las penumbras y en los días libres de la rubia lo pasaban juntas conociéndose un poco más y por qué no decirlo, también disfrutándose la una a la otra. No había habido ningún nuevo caso como aquel que las llevó a conocerse, por lo que la médica se mantuvo tranquila en ese aspecto, sin embargo los sueños o más bien pesadillas seguían estando presentes y aun así se rehusaba a comentarlos con Amelia.
Ni ella misma sabía el porqué de su negativa más allá de que no podía decir mucho dada la naturaleza del sueño, ella nunca veía más allá de unos ojos amarillos que solo le generaban un miedo escalofriante y por lo general se despertaba con el corazón retumbándole en el oído y una Amelia que buscaba en su mirada las respuestas a su angustia.
-¿Sabes que no me has dicho nunca? – Preguntó Luisita al caminar al lado de la morena con sus brazos entrelazados.
-Puedo pensar en muchas cosas que no te he dicho, Dra. Gómez. – Se rió al sentir el pinchazo en las costillas provocado por la rubia.
-Hablo en serio. – Amelia la miró expectante. – ¿Qué haces durante el día? Es decir cuando no estás conmigo. – Preguntó ella genuinamente interesada.
-Oh hago muchas cosas interesantes. – Respondió orgullosa y Luisita sonrió ante su gesto. – Leo libros, reparo cosas que otros dan por perdidas, toco la guitarra aunque no soy muy buena, todavía estoy aprendiendo, pero el violín se me da fenomenal. – Sonrió ampliamente.
-Así que eres toda una señora. – Se rió. – Por casualidad no tienes un jardín al que le dedicas horas del día en cuidar para que se vea perfecto? – Se burló la médica y al recibir un ligero puchero se echó a reír incluso más fuerte antes de inclinarse y dejarle un beso en la mejilla.
-Te burlas de mis aficiones, no estoy segura de que me agrades ahora mismo. – Amelia se cruzó de brazos alejándose de ella.
-¡Oh vamos! Sabes que solo estoy bromeando. – Se acercó a ella pasando la mano por su hombro buscando su cara. – No me burlo de verdad. – Intentó darle un beso en los labios pero Amelia la evitó. – Oye no me quites la cara. – La agarró ella misma y le dio besos por toda la cara hasta que la morena soltó los brazos y la abrazó por la cintura y Luisita sonrió para sus adentros. – Me gustan esas cosas mucho, sobre todo que toques el violín, es sexy. – Le guiñó el ojo.
Amelia la miró de vuelta. – ¿En serio? – La médica sonrió asintiendo. – Si quieres un día de estos te toco una pieza. –
Luisita volvió a besarla encontrando adorable la ilusión con la que se lo proponía. – Eso me encantaría, Amelia. – Siguieron caminando en silencio ya acercándose al edificio de la médica.
Amelia notó en su silencio la intención. – ¿Hay algo más que quieras preguntarme? – Preguntó perspicaz.
La rubia la miró de reojo y asintió. – Nunca hablas de otros... ya sabes. – Susurró. – Otros como tú y me preguntaba si tienes amigos o algo parecido a eso. –
Amelia se tensionó y la rubia lo notó enseguida. – No son precisamente amigos, más bien gente que conozco. –
Luisita la miró extrañada. – ¿Qué hay de tu amiga la que te dio el anillo? – Señaló el dedo de la morena donde revestía dicha pieza. – Perdona si te molesta mi pregunta. – Dijo notando a leguas que Amelia no tenía intención de responder a aquello.
-No me molesta, Luisa. – Acarició su mejilla. – Solo no me esperaba tu pregunta. –
-Y yo te prometo que no es más que simple curiosidad. – Se encogió de hombros.

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She Dark
FanficEmpezó como especial de Halloween 🎃 Ahora veamos que tan reales son los sueños y que tan afilados son los colmillos de un Vampiro.