Primera Parte
Una vez más corría por una calle solitaria huyendo del asecho de una sombra enorme y espantosa, podía sentir su piel erizada al escucharle incluso en la distancia, ronroneaba y gruñía al mismo tiempo, todo para impregnarla de miedo y estaba teniendo suerte en ello, se quitó el abrigo por el camino quedando con un sweater de lana blanco y siguió corriendo.
Corrió todo lo rápido que sus piernas le permitían, volteaba de vez en cuando con la respiración agitada con la esperanza de que se fuera y le dejara en paz, pero la sensación de estar siendo perseguida no se iba. Sus pulmones empezaron a arder con el esfuerzo, su boca estaba seca y cada vez le sentía más cerca, miró hacia atrás otra vez y cuando miró al frente se encontró de frente con aquellos ojos amarillos llenos de maldad y carentes de toda humanidad.
Ella lo sabía, sabía que le haría daño, podía sentir su cuerpo temblar con el miedo a medida que se acercaba, intentó huir de nuevo pero fue en vano, gritó, por Dios que gritó hasta que se quedó sin voz o hasta que su cuerpo se lo permitió antes de desfallecer sintiendo como su vida era absorbida a través de una mordida ardiente en su cuello.
Su cuerpo débil se venció y cerró los ojos, lo último que vio fue una sonrisa diabólica goteando de sangre y unos ojos resplandecientes en la oscuridad de la noche mientras escuchaba la voz ronca decir. - No puedes huir de mí. -
Se despertó cubierta en sudor, con el corazón y la respiración agitada y los ojos bien abiertos mirando al techo de una casa que no reconocía, incapaz de articular una sola palabra. - Me vas a decir sobre tus pesadillas y lo vas a hacer ahora. - Escuchó la voz de Amelia que entre su preocupación, le exigía dándole a entender que no tenía otra opción.
Horas antes
-Así qué a dónde me estás llevando? - Preguntó por tercera vez la rubia mientras caminaba con los brazos aún entrelazados con su acompañante.
Amelia se rió por lo bajito. - Sabes, para ser médica eres bastante impaciente. - Le dijo en tono burlón.
La médica en cuestión acompañó su risa. - De hecho, es precisamente porque soy impaciente que también soy eficiente. - Amelia la miró sin entender a qué se refería. - Me muevo rápido, no me gusta perder el tiempo. - Se encogió de hombros con obviedad en su tono.
-¿Así qué estás perdiendo el tiempo ahora mismo? - Levantó la ceja.
-No fue para nada lo que dije. - La apuntó con el dedo. - Solo me gusta saber cosas, tener toda la información... Jumm. - Murmuró pensativa. - Eso también me hace muy buena médica. - Y sonrió ampliamente, sintiéndose complacida.
Amelia la miró con ternura robándole un beso de pronto. - Me disculpo. - Se disculpó inmediatamente después y agachó la cabeza.
Luisita la miró confundida esta vez. - ¿De qué te estás disculpando? -
Amelia apretó los labios antes de levantar la vista para responderle con algo de vergüenza en su mirada. - No debí besarte en público, no sé cómo te sientes con esa situación y temo que alguien pueda vernos. - Miró a su alrededor.
La rubia frunció aún más el ceño. - Amelia, me da igual y si no te has dado cuenta, no hay nadie por aquí. - Extendió las manos demostrando lo obvio y es que aquellas calles se veían solitarias. - Necesitas salir de los 70. - Se acercó a ella acariciando su mejilla.
-¿No te importa que te vean con otra mujer en actitud cariñosa? - Preguntó genuinamente interesada en su respuesta.
Luisita se rió con burla. - ¿Tengo cara de que me importa lo que piensen los demás? - Respondió con otra pregunta. - Hace mucho que esas cosas dejaron de importarme, Amelia. - Respondió para alivio de la morena. - Pago mis cuentas y salvo vidas, puedo hacer lo que se me de a gana con quien se mede la gana. -
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She Dark
FanficEmpezó como especial de Halloween 🎃 Ahora veamos que tan reales son los sueños y que tan afilados son los colmillos de un Vampiro.