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Omnisciente:

De madrugada, Tay daba vueltas en la cama intentando conciliar el sueño pero el frío de la solitaria cama no dejaba al omega dormir.

Tay tomó su teléfono de la mesa al lado de la cama, las tres de la mañana y Time aún no había llegado al departamento que ambos compartían hace más de tres años. Con un suspiro el omega dejo el teléfono para intentar dormir una vez más.

Luego de un momento la puerta de la habitación fue abierta, los entorpecidos pasos de Time seguramente debido al alcohol se escucharon, una lágrima resbaló por la mejilla de Tay cuando olfateó el aroma de otro omega en el aire. Time se adentro en el cuarto de baño, el sonido del agua corriendo por la ducha cubrió el llanto del omega.

Con pesar se levantó y se acercó a la cesta de ropa sucia, ahí estaba la ropa que su alfa recién se había quitado. La camisa que antes de irse había estado planchada y sin ninguna arruga, ahora apestaba a alcohol y el aroma de aquel amigo omega de Porsche. En el cuello de esta había marcas de lo que parecía algún labial.

-¿Con cuantos me engañaste hoy, Time? - Dejó la ropa en su lugar y volvió a la cama. Un rato después el agua dejó de correr y el alfa salió del baño con una toalla alrededor de su cintura mientras que con otra secaba su cabello. Tay observó como el alfa se deshacía de su ropa y la metía en una bolsa de basura.

Desde la primera vez que se enteró de los engaños del alfa, Tay notó su rutina. Después de acostarse con algún omega llegaba a casa, tomaba una ducha y cepillaba sus dientes además tiraba aquella ropa que había usado. El no lo tocaba sin antes haberse quitado el aroma de sus amantes, y tampoco llevaba a ninguno a su casa.

-Buenas noches amor - Susurro dejando un casto beso sobre su frente. Tay reprimió el llanto y cerró con fuerza sus ojos. El colchón se hundió cuando el alfa se acostó a su lado y sus brazos lo rodearon por la cintura atrayéndolo hacia su pecho.

Tay había sido secuestrado por casi cuatro meses, había pasado cuatro meses en una isla con Pete, Arm y los cachorros, el primer mes había sido un infierno pero tanto él como los guardaespaldas hacían lo imposible por proteger a los pequeños de aquel beta desquiciado. Cuando Porsche y Porchay habían llegado supo que el infierno había acabado, el cerdo había sido asesinado y los tres meses restantes antes de ser encontrados habían sido más llevaderos.

Cuando se encontró con su alfa por primera vez desde su secuestro, supo que Time lo había extrañado, pero no como él lo había hecho. Time no lo engañó en esos cuatro meses, el propio lobo del alfa se lo afirmó cuando el alfa entró en celo. Esa noche el delicado omega había llorado sin control, había hecho el amor con su alfa incontables veces y fue anulado por primera vez, por primera vez en años había aceptado el nudo de su alfa. Ingenuo se dijo a sí mismo, solo unas semanas después Time había vuelto a engañarlo y cuando ambos conocieron a Tem, supo de inmediato que sería el nuevo amante de su alfa.

Mew también lo había notado, aun así no dijo nada.

La respiración sobre su cuello se reguló y supo que el alfa se había quedado dormido. Tay se movió con delicadeza y rompió el abrazo para levantarse y tomar su teléfono de la mesita. Caminó sigilosamente hacia la sala de estar y marcó aquel número que sabía de memoria, bastaron dos timbrazos para que el alfa respondiera de inmediato.

-¿Mew...?

-¿Qué es lo que pasa angel? ¿Está todo bien? - La rasposa voz le confirmó que había despertado a el alfa.

-Lo hizo de nuevo... - Su voz se quebró, el silencio a través de la línea fue denso. Mew suspiro.

-¿Quieres que vaya por ti? - Pregunto, los ojos de Tay se llenaron de lágrimas. Mew había hecho esa pregunta por tres años, y él siempre había dicho que no.

La TríadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora