One~Shot's [Rosé x BTS]

One~Shot 21.

Final del One~Shot 16.

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— ¡Eres un imbécil, Kim Taehyung!.

La chica camino muy molesta hasta la salida del departamento para después azotar la puerta con tanta fuerza que algunos cuadros que estaban adornando el pasillo temblaron un poco amenazando con caerse.

Taehyung corrió hasta la salida intentado detener a la chica, más cuando salió justo estaban cerrandose las puertas del elevador llevándose con el a la bonita castaña.

Él castaño soltó un suspiro despeinando sus largos cabellos, ingreso de nueva cuenta a su hogar y a paso desganado se dirigió a la sala para dejarse caer sobre el sofá de dos plazas.

Su mirada se perdió en un punto cualquiera sobre la mesilla de cristal que estaba en el centro del cuarto. Chasqueo la lengua sintiéndose un completo idiota por haber dejado ir a Nayeon, su ahora ex-novia.

¿Que había echo él? Pues, nada malo, lo cual no entendía la molestia de la castaña. Estaban viendo una película en su habitación cómodos sobre su cama comiendo unas deliciosas palomitas que habían echo ambos. Al parecer todo iba bien hasta que ella apareció y todo se torno incómodo, al menos para Nayeon, eso había dicho la chica.

Sintió un peso sobre su estómago, sonrió mientras que con una de sus manos acariciaba el suave pelaje de bola de nieve la gatita que le había regalado su tía Irene hace algunos años.

Después de haber cumplido diecinueve años, Taehyung, había decidido por salirse de la casa de sus padres, había terminado sus estudios y había encontrado un trabajo digno para mantenerse él.

Logro encontrar un departamento no muy costoso y cerca del lugar donde trabajaba, había optado por llevarse a la gatita con él, pues se había encariñado demasiado con ella que se le partía el corazón pensar en dejarla con su madre, no podría separarse de ella.

Escucho a la gatita ronronear y él solo ensanchó su sonrisa, al menos había alguien que si lo quería.

Soltó un suspiro pensando en todas las veces que había sucedido lo mismo. A sus veinticinco años de edad seguía soltero en la espera de encontrar a alguien que esté dispuesta a pasar con él el resto de su vida. Pero siempre fracasaba en el intento.

Él era alguien cariñoso y muy comprensivo, siempre trataba de darle el espacio necesario a su pareja para evitar algún conflicto. Era alguien muy atento a los gustos y necesidades de la chica con quién estuviera saliendo en el momento.

Entonces.. ¿Porque terminaban por irse? ¿Porque siempre se alejaban de él? ¿Que había de malo con él?

Demasiadas preguntas siempre invadían su mente justo después de ser botado como un juguete que había dejado de interesar, los malos pensamientos llegaban como cascadas dispuestas a inundar su cabeza y hacerlo sentir mal durante mucho tiempo.

Pero siempre estaba alguien dispuesta a eliminar por completo todo eso que carcomía su cabeza. Una pequeña y esponjosa bola de nieve. Desde que ella había llegado a su vida, está, había cambiado por completo, sus días eran más felices y llenos de muchos ronroneos.