One~Shot 30.

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Continuación del capítulo 19.

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Los pocos rayos del sol iluminaban en tonos naranjas los techos de las viviendas, algunas cuantas estrellas comenzaban a hacerse visibles sobre el cielo dando la bienvenida a la noche y con ella a la reina, la luna.

Algunos comerciantes comenzaban a cerrar sus locales, pues el día había estado bastante agitado y necesitaban descansar para un nuevo día mañana.

Los pocos niños en el parque corrían en dirección a sus madres quienes les decían que era hora de ir a casa para esperar a sus esposos quienes regresaban después del trabajo.

Personas iban y venían en diferentes direcciones rumbo a lugares desconocidos, tal vez a descansar después de un día agotador, o quizá, saldrían a divertirse un rato.

Las pocas carretas que circulaban por las calles listas para ir a casa eran jaladas ya sea por caballos o algún hombre trabajador que gracias a los cielos había logrado conseguir algo para la cena y compartirlo con la familia.

Las luces de los pocos focos que habían afuera de los locales iluminaban un poco las calles, cada vez eran menos las personas afuera, pues era temporada invernal, lo que más deseaban era poder estar en casa tomando algo caliente para evitar enfermar.

A las afueras del pueblo, en el centro del bosque, una luz se podía observar iluminar el cálido hogar donde habitaba una pareja. Los aldeanos evitaban acercarse ya que aquellos dos casi nunca eran vistos pasear por las calles del pueblo, tal vez eran dos personas malhumoradas que odiaban a la gente y por eso no visitaban el lugar. Para evitar cualquier problema optaron por dejar a la pareja en paz, solos en aquel enorme y frío bosque.

Un jóven de cabellos rojos corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, la luz de la luna era escasa, pues los altos árboles impedían el paso de está para iluminar el camino lodoso del bosque, pero gracias a que conocía bien el camino lograba saber bien por dónde pisar.

Una mochila sobre sus hombros se balanceaba de un lado a otro provocando que su carrera titubeará con hacerlo caer en cualquier momento, pues dentro de esta tenía tantas cosas que podría pesar lo mismo o un poco más que él.

A unos cuantos metros frente a él pudo observar una cabaña de mediano tamaño, las luces estaban encendidas y el humo por la chimenea le indicaban que esperaban por él. Sin perder más tiempo corrió lo último que le faltaba hasta estar frente a la enorme puerta de madera, tocó dos veces esperando a que alguien abriera.

En pocos segundos la puerta fue abierta y de esta se asomo un brazo el cual lo tomo de la solapa de su chaqueta y lo adentro al hogar. Rápidamente ambos caminaron hasta la habitación principal donde la puerta estaba abierta y cruzaron sin perder tiempo.

Lo primero que sus ojos captaron una vez fue liberado de su agarré, fue una jóven tendida sobre la cama que estaba en medio de la habitación, su respiración era lenta y su piel era pálida. Con temor se acercó hasta los pies de está observando mejor el semblante de la chica.

Sus labios estaba secos, su mirada dilatada, cuando sus ojos conectaron entre si supo en ese instante que no podía hacer mucho. Giro el rostro hacia el hombre que estaba bajo el umbral de la puerta mordiendo sus uñas mientras observaba a la jóven sobre la cómoda, se miraba devastado, nervioso, sus ojos mostraban cuan cansado estaba, pero sobre todo estaban hinchados, señal de cuánto había estado llorando.

One~Shot's [Rosé x BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora