Narra Dalia
Estuvimos hablando un rato, pero había mucha gente, así que lo mejor seria salir fuera, con Arthur y los gemelos, fuimos donde los chicos.
—¡Ron! —dijo Arthur, abriéndose camino a duras penas conmigo y Fred y George—. ¿Qué haces? Vamos afuera, que aquí no se puede estar.
—Vaya, vaya..., ¡si es el mismísimo Arthur Weasley!- dijo un hombre rubio, quien detrás estaba un niño parecido a él, mire a Harry y en asintió.
Era el padre de Draco. El señor Malfoy había cogido a su hijo por elhombro y miraba con la misma expresión de desprecio que él.
—Lucius —dijo Arthur, saludándolo fríamente.
—Mucho trabajo en el Ministerio, me han dicho —comentó el señor Malfoy—. Todas esas redadas... Supongo que al menos te pagarán las horas extras, ¿no? —Se acercó al caldero de Ginny y sacó de entre los libros nuevos de Lockhart un ejemplar muy viejo y estropeado de la Guía de transformación para principiantes—. Es evidente que no —rectificó—. Querido amigo, ¿de qué sirve deshonrar el nombre de mago si ni siquiera te pagan bien por ello?
El señor Weasley se puso aún más rojo que Ron y Ginny.
—Tenemos una idea diferente de qué es lo que deshonra el nombre demago, Malfoy —contestó. Esto iba ha acabar mal
—Es evidente —dijo Malfoy, mirando de reojo a los padres de Hermione que lo miraban con aprensión y depues me miró a mi directamente, yo le seguí la mirada, hasta que la aparto y se fijo en Arthur otra vez—, por las compañías que frecuentas, Weasley...Creía que ya no podías caer más bajo.
Entonces el caldero de Ginny saltó por los aires con un estruendo metálico; Arthur se había lanzado sobre el señor Malfoy, y éste fue a dar de espaldas contra un estante. Docenas de pesados libros de conjuros les cayeron sobre la cabeza. Fred y George gritaban: «¡Dale, papá!», y Molly exclamaba: «¡No, Arthur, no!» La multitud retrocedió en desbandada, derribando a su vez otros estantes.
—¡Caballeros, por favor, por favor! —gritó un empleado.
Y luego, más alto que las otras voces, se oyó:
—¡Basta ya, caballeros, basta ya!
Hagrid vadeaba el río de libros para acercarse a ellos, conmigo a su lado. En un instante,separamos a Weasley y Malfoy, Hagrid paro a Arthur y yo al señor Malfoy. El primero tenía un labio partido, y al segundo, unaEnciclopedia de setas no comestibles le había dado en un ojo. Malfoy todavíasujetaba en la mano el viejo libro sobre transformación. Se lo entregó a Ginny,con la maldad brillándole en los ojos.
—Toma, niña, ten tu libro, que tu padre no tiene nada mejor que darte.
Librándose de mi, que lo agarraba del brazo, hizo una seña a Draco ysalieron de la librería.
—No debería hacerle caso, Arthur —dijo Hagrid, ayudándolo a levantarsedel suelo y a ponerse bien la túnica—. En esa familia están podridos hasta lasentrañas, lo sabe todo el mundo. Son una mala raza. Vamos, salgamos deaquí.
Dio la impresión de que el empleado quería impedirles la salida, pero aHagrid apenas le llegaba a la cintura, y se lo pensó mejor. Se apresuraron asalir a la calle. Los padres de Hermione todavía temblaban del susto y laseñora Weasley, que iba a su lado, estaba furiosa
—¡Qué buen ejemplo para tus hijos..., peleando en público! ¿Qué habrápensado Gilderoy Lockhart?
—Estaba encantado —repuso Fred—. ¿No le oísteis cuando salíamos dela librería? Le preguntaba al tío ese de El Profeta si podría incluir la pelea en elreportaje. Decía que todo era publicidad
-Lo mejor es que no ha ido a peor-dije mirando a todos- no esta bien bajarse por alguien que no vale la pena
Los ánimos ya se habían calmado cuando el grupo llegó a la chimenea delCaldero Chorreante, donde Harry, los Weasley, yo y todo lo que habíamos compradovolvimos a La Madriguera utilizando los polvos flu. Antes nos despedimos de losGranger, que abandonaron el bar por la otra puerta, hacia la calle muggle quehabía al otro lado. El señor Weasley iba a preguntarles cómo funcionaban lasparadas de autobús, pero se detuvo en cuanto vio la cara que ponía su mujer y también porque le dije que ya se lo explicaría.
Harry se quitó las gafas y se las guardó en el bolsillo antes de utilizar los polvos flu, seguro que no le gusta este método de transporte.
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Espero que os haya gustado
<3
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Como Una Madre Para Harry Potter
RandomDumbledore en vez de entregar a Harry con los Dusley, lo deja con la hermana menor de Lily Evans, Dalia Evans. Ella también muggle, pero adoraba a su hermana mayor Lily.