A las doce del día siguiente, el baúl de Harry ya estaba lleno de sus cosas del colegio y de sus posesiones más apreciadas: la capa invisible heredada de su padre, la escoba voladora que le había regalado Sirius y el mapa encantado de Hogwarts que le habían dado Fred y George el curso anterior. Había repasado dos veces hasta el último rincón de su dormitorio para no dejarse olvidados ninguna pluma ni ningún libro de embrujos, y había despegado de la pared. Dalia también estaba preparada con una maleta con toda la ropa necesaria y una mochila con todos los papeles y carpetas para este año de curso.
Harry informó a todos de que los Weasley llegarían al día siguiente a las cinco en punto.
—Espero que le haya quedado claro todo- dijo Dalia hacia Remus y Sirius.
-Si, Dalia/señora- dijeron respectivamente
Harry tuvo un presentimiento que le preocupó. Muy raramente había visto a los padres de Ron vistiendo algo que los pudieran calificar de «normal» para los muggles. Los hijos a veces se ponían ropa muggle durante las vacaciones, pero los padres llevaban generalmente túnicas largas en diversos estados de deterioro.
—Vendrán en coche, ¿no? Porque para llevar todo —dijo Dalia
—Ehhh —Harry no supo qué contestar.
La verdad era que no había pensado en aquel detalle. ¿Cómo irían a buscarlo los Weasley? Ya no tenían coche, porque el viejo Ford Anglia que habían poseído corría libre y salvaje por el bosque prohibido de Hogwarts. Sin embargo, el año anterior el Ministerio de Magia le había prestado un coche al señor Weasley. ¿Haría lo mismo en aquella ocasión?
—Creo que sí —respondió al final.
Harry pasó la mayor parte de la tarde en el salón con Remus, Sirius y Dalia hablando tranquilamente, pero tenía los ojos fijos en el reloj y el corazón latiéndole muy rápido por la emoción y los nervios. Llegaron las cinco en punto y pasaron.
—Se están retrasando— dijo Dalia
—A lo mejor hay problemas de tráfico.- dijo Harry levantando los hombros sin saber
Las cinco y diez las cinco y cuarto Dalia y Harry ya empezaba a preocuparse. Ya eran las cinco y media.
- Ahora si estoy preocupada, a Molly no le gusta la impuntualidad- dijo Dalia mirando a Remus preocupada
-Tranquila, si vienen con coche se les complicara- la intento tranquilizar Remus
Ahí es cuando se hizo un estruendo.
Harry pegó un salto, al igual que todos.—¿Qué pasa? —preguntó Harry—. ¿Qué ha podido ocurrir?
En el interior de la chimenea de la casa, que tenía empotrada una estufa eléctrica que simulaba un falso fuego, se oían golpes y rasguños, habia otra pero esa no se utilizaba ya que Dalia no sabia como encenderla y también habia que limpiar mucho después, ella siempre recuerda a sus padres todo sucios por el hollín.
—¿Qué esta pasando?- pregunto Dalia, Remus saco su varita y obligo a Sirius a transformarse por si acaso, mientras Dalia y Harry estaba atras de él.
La duda sólo duró un segundo. Desde dentro de la chimenea cegada se podían oír voces.
—¡Ay! No, Fred Vuelve, vuelve. Ha habido algún error. Dile a George que no ¡Ay! No, George, no hay espacio. Regresa enseguida y dile a Ron
—A lo mejor Harry nos puede oír, papá. A lo mejor puede ayudarnos a salir
Se oyó golpear fuerte con los puños al otro lado de la estufa.
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Como Una Madre Para Harry Potter
AcakDumbledore en vez de entregar a Harry con los Dusley, lo deja con la hermana menor de Lily Evans, Dalia Evans. Ella también muggle, pero adoraba a su hermana mayor Lily.