El Castigo

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Narra Dalia

Después de la ayuda de Molly para enviar esa carta se fue, le dije que podríamos quedar un día y hablar. Después de unos días, Por la tarde estaba tranquilamente trabajando, este año me tocaba ser tutora, así que estaba más ajetreada de los demás años y apareció una lechuza con una carta, no era Hedwig, la agarre.

Entonces la abrí:

Bella Pelirroja,

Debes estar encantada de recibir está carta, y quería decirte que la primera y 

ultima vez que te vi estaba encantado de que alguien tan bella 

estuviera en mi firma de libros en Flourish y Blotts.

Y quería darte la oportunidad de tener una cita conmigo. 

Date prisa en contestar.

Gilderoy Lockhart

Yo me reí.

-Que narcisista-susurre mientras rompía la carta y la tire a la basura.

Rápidamente, escribí en un trozo de papel "no me interesa" la puse en un sobre donde ponía mal su nombre y se la di a la lechuza, la cual se fue volando.

Lo que él no sabia es que en el sobre hay una bomba fétida, a si que cuando la habrá soltara el olor, por lo menos espero que no me vuelva a molestar con sus carta

Y después me llego una carta de Harry.

Un día antes 

Narra Harry

Estaba en el castigo con Lockhart, respondiendo correspondencia, pero entonces me pregunto algo muy raro.

-Harry, ¿Quién era la mujer que estaba al lado tuyo? Una pelirroja-pregunto parando de escribir

-Mi tía, ¿por qué?-pregunte algo desconfiado

-No nada, curiosidad... ¿está saliendo con alguien?-pregunto, y yo me empezaba a molestar, ¿por qué tanto interés?

-No, que yo sepa, creo que nunca le ha interesado estar con alguien-dije para a ver si dejaba de preguntar y así lo hizo. Y Lockhart empezó hablarme de sus admiradoras.

Los minutos pasaron tan despacio como si fueran horas. Deje que Lockhart hablara sin hacerle ningún caso, diciendo de cuando en cuando «mmm» o «ya» o «vaya». Algunas veces captaba frases del tipo «La fama es una amiga veleidosa, Harry» o «Serás célebre si te comportas como alguien célebre, que no se te olvide».

Las velas se fueron consumiendo y la agonizante luz desdibujaba las múltiples caras que ponía Lockhart ante Harry. Éste pasaba su dolorida mano sobre lo que le parecía que tenía que ser el milésimo sobre y anotaba en él la dirección de Verónica Smethley.

«Debe de ser casi hora de acabar», pensé, derrotado. «Por favor,que falte poco...»

Y en aquel momento oí algo, algo que no tenía nada que ver con elchisporroteo de las mortecinas velas ni con la cháchara de Lockhart sobre susadmiradoras.

Era una voz, una voz capaz de helar la sangre en las venas, una vozponzoñosa que dejaba sin aliento, fría como el hielo.

—Ven..., ven a mí... Deja que te desgarre... Deja que te despedace...Déjame matarte...

Di un salto, y un manchón grande de color lila apareció sobre elnombre de la calle de Verónica Smethley.

—¿Qué? —grite.

—Pues eso —dijo Lockhart—: ¡seis meses enteros encabezando la lista de los más vendidos! ¡Batí todos los récords!

—¡No! —dije asustado—. ¡La voz!

—¿Cómo dices? —preguntó Lockhart, extrañado—. ¿Qué voz?

—La... la voz que ha dicho... ¿No la ha oído?

Lockhart me miro desconcertado.

—¿De qué hablas, Harry? ¿No te estarías quedando dormido? ¡Por Dios,mira la hora que es! ¡Llevamos con esto casi cuatro horas! Ni lo imaginaba... Eltiempo vuela, ¿verdad?

No respondí. Aguzaba el oído tratando de captar de nuevo la voz,pero no oí otra cosa que a Lockhart diciéndome que otra vez que lo castigaran,no tendría tanta suerte como aquélla. Sali, aturdido.

Era tan tarde que la sala común de Gryffindor estaba prácticamente vacía y me fui derecho al dormitorio. Ron no había regresado todavía. Me puse elpijama y me eche en la cama a esperar. Media hora después llegó Ron, con elbrazo derecho dolorido y llevando con él un fuerte olor a limpiametales. 

—Tengo todos los músculos agarrotados —se quejó, echándose en lacama—. Me ha hecho sacarle brillo catorce veces a una copa de quidditchantes de darle el visto bueno. Y vomité otra tanda de babosas sobre el PremioEspecial por los Servicios al Colegio. Me llevó un siglo quitar las babas. Bueno,¿y tú qué tal con Lockhart? 

En voz baja, para no despertar a Neville, Dean y Seamus, le conte aRon con toda exactitud lo que había oído y las preguntas de Lockhart.

—¿Y Lockhart dijo que no había oído nada? —preguntó Ron. A la luz de laluna, podía verle fruncir el entrecejo—. ¿Piensas que mentía? Pero no loentiendo... Aunque fuera alguien invisible, tendría que haber abierto la puerta. 

—Lo sé—dije, recostándome en la cama y contemplando el dosel—.Yo tampoco lo entiendo.

-Y sobre las preguntas, significa que Lockhart, está interesado en tu tía-dijo Ron con desagrado

-Ni me lo menciones, no me imagino a tía con alguien así.


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Espero que os haya gustado

<3


Como Una Madre Para Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora