Capítulo 2.

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Johnny se había pasado el día entero pensando en su nueva vecina. Aunque intentara distraerse, no lo lograba y, con cada segundo que pasaba, sus nervios y su curiosidad aumentaban. Incluso sus amigos lo habían notado.

-Hey, gnomo. ¿Estás ahí?- Brian le tocó la frente con la punta de su dedo índice.

-¿Qué?-

-Zack te estaba diciendo que sigas su ritmo y así podríamos continuar con el solo.- Aún con el bajo en sus manos, su mirada estaba perdida y su mente se encontraba en otro lugar, un lugar al que él se prometió no ir nunca más... Al pasado.

Ya de noche, daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño y todo por esa chica. Necesitaba hablarle, verla y confirmar que su parecido no era producto de su imaginación pero no iba a hacerlo, no quería sufrir y verla sufrir de nuevo ¿O sí?

Al día siguiente, Jessica se levantó de lo más tranquila. Había descansado muy bien en su nueva cama y tenía ganas de salir a correr, así que se levantó, se puso unos leggins y un brazier deportivo que simulaba ser una camiseta ajustada, desayunó y salió a trotar.

Mientras tanto, Johnny salía de su casa para comprar los víveres. Al comenzar a caminar, la vio y no pudo evitar escanearla de arriba a abajo. Tenía un cuerpo extrañamente sexy para él, no tenía demasiado busto y tampoco tenía el trasero muy grande pero era bien proporcionada y se notaba que hacía ejercicio a menudo. Se mordió el labio inferior y continuó caminando en sentido contrario a ella, sabía que su mente se estaba saliendo de control de nuevo y eso no era bueno.

Unas horas después, volvió a su casa transpirada, un poco cansada y con la sensación de que alguien la observaba. Pensó que sólo era su imaginación pero, de hecho, no lo era. Johnny se encontraba mirándola desde la ventana de su cocina que, justamente daba al living de la otra casa.

Después de darse una prolongada ducha para quitarse el sudor de haberse ejercitado, Jessica decidió cocinar el almuerzo pero, cuando estaba por abrir el grifo, este se rompió y comenzó a salir agua.

-¡Mierda!- Exclamó cabreada.

Comenzó a buscar herramientas en la casa, pensó en la posibilidad de que hubiera alguna puesto que ella no las tenía. Buscó por todos lados pero lo único que encontró fue un viejo martillo.

Salió de su casa, decidida a preguntarle a sus vecinos si tenían algún tipo de llave o el número de un plomero, o lo que sea. Se dirigió a la casa de su derecha y golpeó la puerta, esperó un buen rato pero nadie abrió.

-Quizás hayan salido.- Pensó.

Optó por la casa del otro lado, caminó y golpeó nuevamente. Al abrir la puerta, se quedó observándola con los ojos bien abiertos. ¡No era producto de su imaginación, ella estaba ahí!

-Hola, soy Jessica Langdon, tu nueva vecina.- Dijo con su encanto de siempre, el cual dejó el alma de Johnny por el suelo.

-Seward... Johnathan Seward.- Ella extendió su mano y él le devolvió el gesto con gusto.

En cuanto sus dedos se tocaron sintió la misma sensación cálida que aquella vez, cuando se presentó ante ella en el parque para preguntarle si podía acompañarla. Ella se veía tan sola... Luego se enteró que la habían dejado plantada.

Rápidamente apartó esos recuerdos de su mente. Tenía terminantemente prohibido sentir así de nuevo, se lo había prohibido él mismo a causa de las consecuencias de la última vez.

A pesar de su sonrisa cordial, Jessica no podía dejar de verlo. Johnathan era 1,60 m de testosterona y buenos músculos. Tenía una pequeña barriga pero aún así, su apariencia era espectacular.

A sus 29 años, era un imán para las mujeres. Había cortejado muchas pero sólo había amado a una, la causante de su desalmado corazón. Johnny no era un tipo demostrativo, ni mucho menos sentimental, pero sí muy coqueto y seductor. A todas las mujeres les atraía algo en particular de él, era un misterio andante y, detrás de su apariencia rockera, había mucho más que descubrir.

-Necesito ayuda, se rompió el grifo de mi cocina y no tengo ni una sola herramienta. Lamento molestart...-

-No te disculpes.- Interrumpió. -Te ayudaré con gusto.- Sonrió agradablemente pero dentro de él se desataba una batalla interna.

Unholy Confessions.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora