Capítulo 8.

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-Debo irme.- Murmuró saliendo por la puerta principal. Él no dijo nada pero tampoco la detuvo, puesto que la había asustado.

Por un momento se sintió fuera de sí, realmente la vio parada frente a él, con esa sonrisa cálida que él creía que era sólo para él. Luego, se dio cuenta de que esa sonrisa no era real, ella estaba nerviosa y él podía ver realmente porqué.

-¡Me estoy volviendo loco!- Exclamó soltando una risa irónica.

Jessica entró en su casa y le puso el seguro a la puerta, respirando agitada. Se estaba dando cuenta de que no conocía realmente al hombre con el que había salido y se había acostado durante todo ese tiempo. Cada vez que lo pensaba, estaba más cerca de afirmar su teoría de que quizás Johnny era como Sam.

No quería pensar en eso, no quería creerlo pero, si él no le decía la verdad acerca de lo que había ocurrido con la tal "Lacey" ella no iba a poder dormir tranquila.

Caminó hasta su habitación y sintió varios golpes en la puerta. ¡Era él, tenía que ser él! Una parte de ella moría de miedo y quería esconderse en el rincón más profundo de la tierra pero su lado curioso, el que la predominaba, le decía que le pregunte acerca de Lacey.

"Johnny podría estar loco o perdido pero si hubiera querido hacerme daño, ya lo habría hecho." pensó.

Se paró frente a la puerta y, conteniendo la respiración, abrió.

-¡Jessica, cariño, lo lamento tanto! ¡De verdad no quise asustarte!- Ella vio el dolor y el miedo en sus ojos, esos ojos color miel que la derretían. Se veían tan sinceros, misteriosos y adictivos a la vez...

Lo besó, no pudo evitarlo. Sentía una inmensa adrenalina corriendo por su cuerpo y no podía separarse de él por más que quería. Johnny la abrazó por la cintura y la pegó más a él, confundido y excitado.

En cuanto se dieron cuenta, estaban envueltos en un atmósfera de placer que ninguno de los dos quería dejar de sentir. La ropa había desaparecido por completo del panorama y el calor emanaba de sus cuerpos constantemente. El vaivén de sus caderas contra las de ella era cada vez más intenso y los gemidos ahogados por sus propios labios, los cuales se conectaban constantemente, retumbaban en la habitación. Un desgarrador grito agudo se escuchó en cuanto ella explotó, seguido de unos gruesos y masculinos quejidos llenos de placer.

-Johnny...- Murmuró acariciando el suave pecho de él.

-¿Hm?-

Ese era el momento, el "ahora o nunca", necesitaba saberlo de su boca pero debía dejar el miedo de lado, no podía acobardarse o, de lo contrario, no sabría el verdadero pasado de Johnathan Seward.

-Dime la verdad, por favor.- Se incorporó y enfocó su vista en él. -¿Quién es Lacey?-

Unholy Confessions.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora