Unholy Confessions.

Capítulo 18.

En efecto, no se salvó de los deseos de Luke. Si bien lo había disfrutado, se sentía culpable. Había pensado en Johnny toda la noche, debía admitir que lo extrañaba aunque no quisiera.

"Luke no se merece esto." pensó. "Él es buena persona."

Su actual novio descansaba a su lado, atrayéndola hacia él con un brazo; dormía profundamente como un bebé al que le habían dado de comer. Pero ella no podía pegar ojo, no paraba de pensar en él: ¿Qué estaría haciendo? ¿La extrañaría?

"Probablemente no, seguro se consiguió una novia y me olvidó por completo." Ese pensamiento la llenó de angustia; no podía imaginarlo en brazos de otra mujer, no quería hacerlo, le dolía.

Agobiada por sus pensamientos, se levantó sin despertar a Luke y se dirigió al baño, se sentó en el borde de la bañera y lloró en silencio.

-¿Qué estás haciendo con tu vida Jessica?- Se preguntó a sí misma en forma de susurro. -Te estas lastimando, lo estás lastimando.-

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-¿Qué haces ahí? Es tarde.- Preguntó una Melanie semidesnuda y dormida. Se había despertado por haber querido abrazarlo y sentir frío.

-No podía dormirme, subiré en un momento.- Hacía un rato bastante largo que se encontraba sentado ahí, con un vaso de Jack Daniel's en su mano.

Estaba pensativo, había llegado a esa edad en la que quería sentar cabeza pero no estaba seguro de que Melanie fuera la indicada. A pesar de lo mucho que ella lo quería, la diferencia de edad denotaba lo joven que ella era para él; incluso a pesar de ser sólo seis años mayor que ella, él había estado casado y eso lo había hecho madurar mucho, cosa que ella no sabía.

De mala gana, dejó el vaso en la mesa y subió a la habitación. Sabía que debería estar felíz, pues su atractiva novia lo debía estar esperando sin nada de ropa, pero no podía evitar pensar en que quizás ella no fuera la correcta.

-Tengo buenas noticias.- Murmuró boca abajo con la espalda al descubierto y el móvil en su mano. La sábana le cubría sólo el trasero y ella lo miraba de costado, intentando provocarlo.

-Te escucho.- Dijo indiferente mientras se quitaba las botas acordonadas color café que le había regalado su madre en Navidad.

-Papá me envió los boletos, saldremos en tres días.- Él suspiró, había olvidado por completo el viaje y no se sentía de ánimos para ir.

-Mel... No creo que sea buena idea.- Seguía dándole la espalda pero podía ver claramente la mueca que usualmente hacía cuando estaba molesta.

-¿Por qué no?- Sintió cómo se sentaba en la cama y decidió mirarla a los ojos.

-Porque será incómodo, sabes que soy varios años mayor que tú... Y tu padre querrá asesinarme.- La rubia soltó una pequeña carcajada.

-En primera, son sólo seis años.-

-No son pocos, no para un padre.-

-En segunda...- Se acercó de rodillas a él, acarició su rostro con ambas manos y hablo de forma seductora muy cerca de los labios de él. -Mis padres van a adorarte.- Johnny era consciente del cuerpo de su novia pero algo no lo dejaba relajarse y no sabía qué era.

Ninguna excusa iba a ser demasiado buena como para persuadirla de no hacer el viaje. No se sentía seguro del futuro de su relación pero tampoco quería dejarla, así que decidió intentar recomponer las cosas durante la estadía con sus suegros.

-De acuerdo, me convenciste una vez más.- Admitió sonriendo de lado. -Iremos a casa de tus padres.- Melanie sonrió y se abalanzó sobre él, quien se dejó besar y acariciar por su novia. -Por cierto. ¿Donde viven tus padres?- Preguntó separándose de repente.

-En Toronto.- Respondió y, volviendo a conectar sus labios, apagó la luz.