IX part. 1

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Sana miraba insistentemente la hora en el reloj de su muñeca, mientras fingía esperar tranquilamente en el pórtico de la puerta del departamento de Nayeon sintiendo como su cuerpo parecía combustionar de deseo. Y es que la mayor le había dicho que debía llegar a la hora, si no, no le abriría si quiera la puerta.

Y Sana había sido sumamente obediente ante las instrucciones de Nayeon para volver a verse en su segunda "reunión de negocios", porque no quería que la mayor volviera a dejarla con las ganas, no después de la pésima noche que pasó en su casa luego de volver del departamento de Nayeon.

Jamás había sido tan difícil poder conciliar el sueño, jamás había sentido su cuerpo tan deseoso del contacto, tan patéticamente necesitado de atención. Y no de cualquier persona, Sana deseaba la atención de Nayeon. Deseaba su lengua jugueteando con ella otra vez, sus manos sujetándola con fuerza, su sabor, su intensidad, su seguridad.

Solo un beso necesitó la malcriada chica para sentirse a los pies de la asesora.

Y en cuanto el reloj en su muñeca marcó las 22:00, Sana presionó suavemente el timbre del hogar de la mayor. La puerta se abrió lentamente y Sana sintió su corazón agitarse ante el simple hecho de poder volver a ver a Nayeon.

La deseaba demasiado.

- ¿Para esto si eres puntual?- preguntó la mayor con calma, mirando a Sana de pies a cabeza, deslizando su mirada por todo el cuerpo de la menor, analizándola por completo.- Recuerdo que siempre me dejabas esperándote en el auto.- continuó Nayeon.- Creo que debería haberte dejado esperando aquí, ¿no crees?

- No por favor.- habló tímidamente Sana.- Ya esperé un día, por favor.

La comisura de los labios de Nayeon se torció en una sonrisa, una descarada y burlesca sonrisa.

- Aprendiste a ser puntual y a decir "por favor".- rió la mayor.- ¿Todo eso en un solo día, Minatozaki?- le preguntó mientras miraba fijamente los labios de la menor. Sana asintió, mientras sentía sus mejillas sonrojarse, sintiéndose sumamente patética ante las burlas de Nayeon.- Adelante.- Nayeon abrió más la puerta, invitando a la menor a ingresar al departamento, quien accedió de inmediato.

El corazón de Sana latía más rápido que nunca, sus manos se encontraban temblorosas, su boca se sentía completamente seca ante el deseo, ante la anticipación, como deseaba que esta vez Nayeon la follara, como deseaba que esta vez la mayor hiciese lo que quisiera con ella.

La necesitaba, su cabeza no dejaba de imaginar lo delicioso que debía coger Nayeon, no dejaba de imaginar a su asesora poseerla por completo, no dejaba de añorar las manos de Nayeon otra vez en su cuello, su lengua detrás de su oreja, su aliento caliente nublarle el cerebro con simples palabras mundanas, Sana estaba caliente de solo encontrarse nuevamente a solas con su niñera.

- ¿Vino?- preguntó Nayeon mientras descorchaba una botella con calma y se servía una copa, esperando la respuesta de la hija de su jefe para servírsela.

- Por favor.- habló Sana aún de pie en medio de la sala, nerviosa de preguntar siquiera si podía sentarse.

¿Como era posible que estuviese tan nerviosa? Conocía a Nayeon hace 2 meses, había discutido con ella mil veces, solía repudiarla, solía ignorarla con tanta facilidad, ¿en que momento Nayeon la dejó sin palabras? ¿En que momento Nayeon había logrado someterla con tanta facilidad?

Nayeon se acercó con calma, ofreciéndole la copa de vino, y tomando asiento en el sofá, para luego señalarle a Sana la misma silla en la que se había sentado ayer. La menor titubeó por unos segundos ante la indirecta orden, pero tomó asiento de inmediato en la silla.

The Brat Tamer [+18] [SaNayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora