- ¡Im Nayeon!- escucha la "chillona" voz de Sana llamarla por enésima vez, y la mayor solo quiere tomar su propio cabello en sus manos y arrancárselo.
- ¿Qué sucede señorita Minatozaki?- preguntó con desgano mientras se encontraba afuera de la sección de probadores de aquella tienda.
- ¡Im Nayeon! ¿Im Nayeooooon?
- Aparte de malcriada, sorda.- pensó mientras giraba los ojos con molestia y se acercaba al probador en donde se encontraba Sana.
- ¡Im Nayeoooon! ¡Te estoy llamando!
Sana estaba buscando volverla loca. Sana se estaba esforzando al máximo por hacer su semana miserable, y esta ya era la guinda de la torta.
- ¡Im Nayeon!- habló mientras se asomaba por la cortina del probador de la tienda. Abriendo los ojos con sorpresa a ver su asesora frente a ella con los brazos cruzados. Nayeon ya no podía más, le desagradaba tanto Sana. Pero al mismo tiempo se esforzaba por mantener su mejor "poker face" frente a la mimada chica.- ¡Im Nayeon, qué te pasa que no respondes!- la regañó mientras abría la cortina y giraba su cuerpo para darle la espalda a su niñera.- ¡Que haces ahí parada, entra! ¡Dios!- habló con rapidez para luego tomar el brazo de la mayor y jalarla hasta adentro del camerino.
- Señorita Minatozaki.- habló intentando mantener la calma ante la jalada de la menor, mientras notaba como la malcriada chica elevaba su cabello y la miraba sobre su propio hombro.
- Solo ayúdame a subir este cierre, no es tan difícil Im Nayeon.- habló con calma, mientras procuraba acercar su cuerpo contra el gran espejo del camarín.
Como la detestaba. De verdad la odiaba.
Pero Nayeon tragó con dificultad ante la escena, admiró la deliciosa silueta de la malcriada chica y sintió su boca salivar.
Aún podía recordar como la había follado, como la había hecho rogar y lloriquear por ella. Aún podía recordar su delicioso cuerpo a merced de sus decisiones y juegos. Dios, aún podía recordar lo exquisito que había sido profanar el cuerpo de Sana.
Sacudió levemente su cabeza.
Con suma lentitud tomó el final del cierre del vestido, el cual terminaba un par de centímetros sobre el trasero de Sana. Miró de reojo el reflejo del rostro de la menor, podía notar la perversión en su mirada, como sus labios se torcían en una embriagadora y sucia sonrisa.
Subió el cierre hasta donde éste terminaba y con cuidado llevó sus manos hasta los hombros de Sana, y suavemente la empujó contra el espejo, para ver la reacción de la malcriada chica.
Sana colocó la palma de sus manos contra el frío espejo, acercó su rostro y jadeó suavemente, logrando empañar el vidrio. La menor sonrió y con un poco de dificultad miró por sobre su hombro y abrió su boca en una sensual "oh" como si estuviese gimiendo mientras cerraba los ojos con fuerza; cosa que hizo temblar a Nayeon.
Mierda.
Aquella mueca, aquel vestido, aquella posición no hacían más que jugar con los deseos de Nayeon. Que ganas de tener a Sana así otra vez, gimiendo gracias a ella.
Pero no caería.
- Listo.- susurró la mayor.
- Gracias Im Nayeon.- jadeó suavemente contra el espejo, sintiendo como las manos de Nayeon se separaban de su cuerpo y ésta salía del camarín.
- Maldita mocosa.- suspiró Nayeon mientras salía de allí, para ir a sentarse al medio de la tienda e intentar resistir ante los malditos y tentadores juegos de Sana.
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The Brat Tamer [+18] [SaNayeon]
Short StorySana es la hija del CEO de una gran compañía de entretenimiento, y sus escándalos han empezado a dañar la reputación de su padre. Su padre, decide contratar a una abogada que logre salvar su empresa, haciendo todo lo posible para domar a su malcriad...