IX part. 2

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Nayeon besó con propiedad los labios de Sana, con fuerza sujetó la cintura de la menor para pegarla completamente a su cuerpo, tomando desprevenida a la malcriada chica, que con un poco de torpeza intentó responder el beso.

Los labios de Nayeon alternaban el ritmo y compás del beso, capturaba con seguridad el labio inferior y luego superior de Sana, obteniendo ruidosos sonidos de la boca de la menor.

El sabor de los labios de Sana era delicioso, Nayeon los probaba con cautela, lamiendo de vez en cuando el labio inferior, evitando darle la satisfacción de un verdadero beso a la menor.

Se separó lentamente de Sana, sin ceder un solo centímetro entre ellas, la observó con calma y sonrió. La imagen era embriagante.

Sana mantenía sus ojos cerrados y sus labios boquiabiertos, sus mejillas levemente enrojecidas, una leve capa de saliva sobre sus labios, mientras jadeaba levemente por aire, lo que fascinó unos segundos a la mayor.

- No tienes idea lo agradable que es verte en silencio y jadeando.- habló Nayeon junto a sus labios.- Si solo aprendieras a obedecer podría darte lo que deseas y más.- finalizó para liberar el cuerpo de Sana y retroceder un par de pasos.

Sana abrió sus ojos al perder el contacto con su asesora.

- Quiero...

- Shhh.- interrumpió Nayeon.- No me interesa lo que quieres Minatozaki.- susurró con tranquilidad.- ¿Acaso no harías todo lo que YO quisiera?

- Sí, pero...

- No, no hay peros.- continuó Nayeon con lentitud.- Aceptaré seguir trabajando para tu padre solo si haces lo que yo quiero.- agregó.- Y lo que yo quiero, señorita Minatozaki, es tu completa obediencia, ¿me explico?

- Mhm.- respondió con molestia la menor.

- No, parece que no me estás entendiendo, Minatozaki.- insistió.- Yo diré cuando te follaré...- acercó su cuerpo nuevamente a una ínfima distancia de Sana, posando su mano en la cintura de la menor.- Yo diré cuando te toques...- deslizó su mano hasta el trasero de Sana y lo apretó con fuerza, obteniendo un pequeño jadeo de la contraria.- Yo diré cuando me toques...- con su otra mano libre sujetó el cuello de Sana.- Y yo, solo yo te diré cuando te corras, Minatozaki.- finalizó Nayeon mientras admiraba el ofuscado y perdido rostro de Sana, restringiéndola brevemente de aire, apretando suavemente su garganta.

Sana sentía su corazón retumbar en su clítoris, podía sentir la humedad entre sus piernas y cómo está se esparcía en su ropa interior, podía sentir el deseo imperante de querer coger, de follar ahora mismo con Nayeon, podía sentir sus entrañas deseando que la mayor la llenara, que la follara una y otra vez.

- ¿Y si no obedezco?- batalló Sana sin moverse, extrañamente disfrutando el contacto de Nayeon con su cuerpo y esa sensual falta de aliento.

- ¿Planeas no obedecer?- se burló Nayeon liberando el cuerpo de la menor.- Entonces solo haces que pierda mi tiempo contigo Minatozaki.

- ¿No deberías darme un chance de cometer errores?- preguntó Sana.- Me cuesta obedecer pero dame tiempo y seré la chica más obediente que has conocido en tu vida, Im Nayeon.

- Dependiendo de tu desobediencia, podría hacer una excepción y enseñarte algo de tus errores.

- ¿Sería un error si ahora mismo me desnudo para ti?- preguntó Sana con la mirada fija en los ojos de la mayor.- ¿Sería un error decirte que me tienes completamente empapada?

Nayeon tragó con calma, por una parte, el desafío de someter a semejante malcriada la excitaba en sobremanera, y por otra parte, no quería ceder. No quería hacerle creer a Sana que podía conseguir todo lo que ella quisiera, pero mentiría si no dijera que moría de ganas de darle una buena follada a la malcriada chica.

The Brat Tamer [+18] [SaNayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora