La cena

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La cena


Eran cerca de las ocho de la noche. Harry no podía despegar la mirada de Severus mientras éste terminaba de vestirse para irse a su cena con Lucius. Recostado como estaba, en la cama de su amante, el Gryffindor intentaba no pensar que su pareja se veía demasiado atractivo para una reunión donde estaría el odioso y apuesto rubio.



— Me abochornas cuando me miras de ese modo. —le dijo Severus yendo a recostarse sobre él para besarlo.

— No puedo mirarte de otra forma... Estoy enamorado de ti.



Severus sonrió escondiendo su rostro en el suave cuello de Harry, rozando ambas pieles y dejando escapar ocasionalmente alguno que otro gemido de placer.



— ¿Cumplirás tu amenaza de esperarme hasta que regrese? —preguntó Severus seductoramente al oído del más joven.


— Aquí estaré, corazón... Pero para que no te olvides de mí mientras estés cerca de ese Lucius, tengo algo para que te lleves de recuerdo.



Harry invirtió ágilmente la posición y colocándose sobre Severus, sin darle siquiera tiempo de darse cuenta de lo que sucedía, le desabotonó el pantalón liberando su miembro el cual introdujo por completo en su boca.



— ¡Por Merlín... Harry! —gimió Severus contorsionándose de placer.



Harry no respondió, dedicó labios, lengua, dientes, dedos, alma y corazón a hacerlo disfrutar de aquella caricia. Severus sintió como su pene rápidamente se llenaba, endureciéndose como roca, cerró los ojos deleitándose de la humedad que lo bañaba cálidamente, del suave cosquilleo de esa lengua tan excitante, de las caricias de sus labios. De su garganta escapaban fuertes exhalaciones al sentir los dedos del chico enrollarse entre sus vellos para luego masajear sus testículos con sorprendente maestría.



— Creo... creo que no aguantaré mucho, Harry. —confesó con la voz ronca de deseo.



Nuevamente Harry no respondió, apretó con cuidado la base del pene para contenerlo, y siguió lamiendo y succionando golosamente. Para ese entonces a Severus ya no le importaba la cena, ni su traje arrugándose, ni el mundo entero... todo se centraba en una boca que lo hacía sentirse feliz de ser un hombre.



Finalmente, Harry le liberó de sus manos, más no de su boca, y con una fuerte succión consiguió que Severus eyaculara. Un gemido de alivio escapó en voz del hombre mayor, rodeó a Harry con sus piernas invitándole a no retirarse todavía. Por supuesto eso era lo último que el chico deseaba, y con movimientos más dulces y lentos, emprendió su consentida tarea de dejarlo sin ningún resto de semen alrededor.



Al terminar, Harry volvió a colocarle el miembro dentro de su ropa interior y abotonó el pantalón, para enseguida regresar a recostarse sobre Severus mientras se limpiaba con la lengua algunos escasos restos de su boca.



— Como yo ya cené, ahora puedes irte a tu cena. —le dijo sonriéndole travieso.


— ¿Cómo voy a poder pararme si me tiembla todo el cuerpo? —preguntó aún con su respiración agitada.


— Perfecto, así te darán más ganas de volver pronto a descansar.


— ¿Descansar?... Si lo que quiero es desnudarte ahora mismo y devolverte el favor.


— Entonces vete ya, así regresas más rápido... y te aseguro que estaré despierto para cuando vuelvas.



Severus asintió, odiaba tener que ir a esa cena, pero no le quedaba otro remedio. Antes de pararse, sujetó a Harry por la nuca, atrayéndolo para darle un apasionado beso en el que todavía podía saborear un poco de él mismo. Harry lo vio partir por la chimenea y suspiró sabiendo que no le quedaba de otra más que esperar. Para olvidarse un poco de su propia excitación, sacó sus libros de la mochila y se puso a hacer tareas, quizá eso lo ayudara a bajar un poco el deseo mientras Severus volvía.

Al calor de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora