Al calor de tu amor

Feliz cumpleaños, corazón

Feliz cumpleaños, Corazón

Al día siguiente, Harry toleraba muy bien las exclamaciones de alegría de sus compañeros mientras rememoraban lo vivido en el baile de Navidad, él también había tenido su propia fiesta y aún podía sentir mariposas en el estómago al volver a gozar con su primer beso con Severus.

Sonriendo, decidió dejar que tanto Ron como Hermione disfrutaran entusiasmados al recordar su primer baile juntos, y se marchó hacia la sala de los menesteres, debía ponerse a practicar algunos hechizos que en los últimos días estuvo aprendiendo en la biblioteca. Pero al dar vuelta en un corredor se detuvo sonriendo al ver a Albert caminando hacia él.

— Hola, Harry. —le saludó el chico visiblemente entusiasmado, aunque luego de recordar lo sucedido la última vez, bajó la mirada apenado—. Creo que te debo una disculpa, yo...

— No es necesario que te disculpes, Albert, pero sí te pido que no vuelvas a intentar hacerlo... tengo pareja.

— ¿Ah sí? —preguntó sorprendido—. No lo sabía, discúlpame.

— Nadie lo sabe, preferimos mantenerlo oculto por el momento.

— Pero ¿eres feliz?... perdóname por la pregunta, pero es que como hace tiempo que...

— Es que tuvo que irse de viaje, pero pronto nos reuniremos, es por eso que no he andado muy contento... lo extraño.

— Entiendo... pero podemos ser amigos ¿verdad?

— Claro, eso sí me gustaría. ¿Y qué tal la pasaste en el baile?

— Bien. —respondió sin mucho entusiasmo—. Bailé con algunos de mis amigos pero hubiera sido más divertido si hubieras ido.

— Lo dudo, mi humor no es para eso... Siento mucho no haber ido contigo.

Harry estaba sonriéndole a su nuevo amigo por lo que ni cuenta se dio qué fue lo que lo golpeó en la espalda haciéndole caer al suelo.

— ¡¿Qué demonios pasa contigo?! —gritó Albert al responsable mientras se inclinaba a ayudar a Harry.

— ¡Así que es por éste que no quisiste bailar conmigo anoche! —replicó Draco señalando a Harry, quien le miraba asombrado y confundido.

— ¡No quise bailar contigo porque no me gustas, entiéndelo de una vez y déjame tranquilo! —ordenó Albert sin dejar de atender a Harry, ya puesto de pie mirando a uno y a otro intentando entender.

— ¡No sé qué demonios le ven todos a este idiota, pero te aseguro que tú no me vas a despreciar por semejante insignificancia, no eres nadie, Albert, y debes sentirte honrado de que haya puesto mis ojos en ti!

— ¡Como me siento es acosado, ya olvídate de mí!

— No seas hipócrita, nadie te creería semejante estupidez. —refutó Draco sonriendo burlón—. Lo que planeas es darme celos con este cara rajada mediocre prospecto a Señor oscuro... supongo que crees que así conseguirás que te tome en serio ¿no?

Harry entornó los ojos mirando a Albert, esperaba que el chico se defendiera de eso pero ante la duda que vio en la mirada verde, Albert se ofuscó y no supo cómo responder, el temor a un malentendido que sintió fue su peor enemigo pues Harry lo interpretó equivocadamente y soltándose furioso, se alejó.

— Espera, Harry. —le pidió nervioso—. No es cierto lo que dice Malfoy, de verdad.

— ¡Aléjense los dos de mí!