Al calor de tu amor

Por amor

Por Amor

Draco entró sin detenerse, ni siquiera la presencia de Dumbledore le intimidó y pasó a su lado tan presuroso que el anciano tuvo que hacerse a un lado para evitar ser arrollado.

— ¿Qué le pasó? —preguntó mirando asustado el terrible aspecto de Remus.

Nadie se atrevió a responderle. Minerva, quien llegaba en ese momento, intercambió una mirada con el Director, ambos confundidos por la actitud del rubio. Draco estaba junto a la cama de Remus, sin animarse a tocarlo por miedo a lastimarle, las heridas parecían extremadamente dolorosas.

— ¡Oh, no! —exclamó palideciendo de repente—. ¡Por favor, díganme que no lo mordió el lobo!... ¡Severus, por favor, dime que no es eso!

Severus guardó silencio, no podía decirle una verdad tan impactante a un joven enamorado, pensó en Harry, en todo lo que había sufrido por amor, y no quería provocar nada parecido en su ahijado. Ante la falta de respuesta, Draco se desesperó y miró a Dumbledore furioso.

— ¡Usted me dijo que había vuelto al castillo! ¡Me mintió!... ¡Lo atacó el lobo y todo por su culpa!

Dumbledore iba a responder, pero Harry decidió que era hora de intervenir, presintió que el Director jamás diría la verdadera condición de Remus, y aunque quizá lo mejor fuera que el mismo Remus se confesara ante Draco, algo le decía que su amigo jamás conseguiría reunir el valor para hacerlo.

— Remus no ha sido mordido, por lo menos no esta noche... —comenzó, consiguiendo la atención de todos los presentes, Severus le apretó de la mano infundiéndole su apoyo—... Él fue contagiado cuando era un niño, Draco.

Draco dio un paso hacia atrás sin dejar de ver con terror al hombre que convalecía en su cama. Las palabras de Harry golpearon su corazón y su mente, no podía creerlo, era demasiado cruel... una lágrima resbaló por su mejilla.

— El lobo que ví anoche...

— Si viste a un licántropo... —le respondió Harry—... ese era Remus.

— Nos atacó... nos atacó a Albert y a mí.

— ¿Les hizo daño? —cuestionó Severus con preocupación.

— No... no pudo alcanzarnos.

Draco no dejaba de mirar a Remus, pero ya no dijo nada más aunque seguía llorando a pesar de morderse los labios y apretar los puños en un intento infructuoso para calmar su llanto. Harry le observó un par de segundos, y pudo encontrar en los ojos grises siempre tan fríos el mismo dolor que él conoció durante meses, un nudo se formó en su garganta y se volvió a mirar a Severus estrechando amoroso su hombro.

— Creo que debemos irnos. —le dice ayudándole a ponerse de pie.

Severus comprendió bien lo que Harry pretendía, y haciendo una seña al Director y a McGonagall, todos se dirigieron hacia el despacho del primero. Harry se sentó junto a Severus, esperando pacientemente a que todo aquello terminara.

— Remus y Draco... —empezó Dumbledore.

— Sí. —confirmó Severus—. No puedo asegurar qué tanto ha pasado entre ellos, parece que no mucho, pero hay cariño.

— ¡Y tú decías que una relación Profesor-Alumno no volvería a suceder! —exclamó McGonagall sonriendo triunfante—. Creo que te equivocaste, Albus.

— Parece que sí. —aceptó correspondiendo a la sonrisa—. Bueno, ya no tiene caso armar un escándalo. Draco pronto dejará de ser alumno de este colegio y...