De vuelta a casa

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De Vuelta a Casa


— Harry... detente.

Fue una voz muy débil, pero en cuanto la escuchó, Harry detuvo abruptamente la maldición sobre Remus. Miró a Severus y sus ojos volvieron a ser los mismos. No pudo contener las lágrimas al ver que el hombre estaba vivo, fuertemente lo apretó más contra sí olvidándose de los otros tres personajes que estaban con ellos.

— ¡Severus, estás vivo, realmente eres tú! —exclamó lleno de felicidad—. ¡Por favor, dime que no es un sueño, corazón!

— "Corazón" —repitió sonriendo dificultosamente—. Ya extrañaba que me dijeras así, mi melcocha... Te amo.

Harry intensificó sus sollozos, le era imposible no llorar de alegría cuando había pasado los últimos meses sumido en la pena más amarga de su corta existencia. Y ahora volvía a escuchar su voz, ¡y diciéndole que lo amaba!... Severus quiso abrazarlo pero sus músculos continuaban débiles y no podía moverse demasiado, apenas sí consiguió acariciar un segundo su cabeza antes de que su brazo cayera inerte a un costado.

— ¿Estás bien? —preguntó Harry preocupado al notar aquello.

— Son los efectos del veneno... ya pasarán. —le dijo desestimando el hecho para no angustiarlo más—. Ahora tenemos que irnos de aquí, pero...

— ¡Claro que podré contigo! —exclamó comprendiendo lo que su pareja le diría.

Severus sonrió cariñoso, incrédulo de que Harry lo consiguiera pero orgulloso de su empeño. Unos pasos apresurados se escucharon en el piso superior antes de que Harry intentara siquiera poner en pie a Severus, tenía miedo de aplicarle un hechizo para aligerar el peso sin antes saber las consecuencias de todo lo que había estado viviendo en esa casa por meses. El ceño del ojiverde se frunció al ver que quien descendía primeramente por la escalera era Dumbledore. De inmediato empuñó su varita y la dirigió hacia él, su mirada volvía a tornarse agresiva y estrechó a Severus más posesivamente contra su pecho.

— ¡No se le acerque! —ordenó furioso.

— Severus... —musitó Dumbledore con un brillo emocionado en su mirada al ver a su amigo con vida—. ¡Estás vivo, gracias a Merlín!

— ¡Le he dicho que no se acerque! —repitió Harry cuando Dumbledore pretendió ignorarlo y dio unos pasos más hacia ellos.

Dumbledore entornó la mirada, furioso con Harry, ahora no tenía ninguna intención de que le alejaran de su amigo, así que continuó su camino, pero el chico de los ojos verdes tampoco jugaba y concentrando todo su odio, lanzó un Depulso que envió al anciano a reunirse con sus otros tres prisioneros.

— ¡Harry! —exclamó Hermione alarmada al entrar junto con Ron y ver aquella escena.

Los ojos de Harry volvieron a suavizarse al ver a sus dos amigos, bajó la varita y les sonrió.

— Les dije que estaba vivo. —comentó feliz—. ¿Pueden ayudarme a llevarlo a San Mungo?

— A Hogwarts. —pidió Snape con algo de debilidad—. Por favor... Harry.

Harry asintió cariñoso, aunque no tenía deseos de volver al castillo, haría lo que Severus le pedía. Ron iba a acercarse para ayudarlo, pero ante una mirada de Hermione decidió que primero debía asegurarse que Dumbledore estuviese bien, el anciano ya comenzaba a ponerse en pie dificultosamente por lo que se apresuró a ayudarlo consiguiendo que Harry volviera a fruncir el ceño.

— ¿Qué sucede? —preguntó Snape intrigado por la actitud de Harry.

— Nada, luego hablamos... vamos, tengo que llevarte a que te revisen.

Al calor de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora