13 - Te prometo.

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Aún no me ha golpeado, sólo grita y grita con la cara roja de furia. Haymitch lo detiene y no le da paso hacia mi. Hasta que por fin lo quita de su camino y me toma de los hombros. Antes de que me golpee le trato de transmitir paz y lo paro con mis manos en su pecho. Deteniéndolo.
-Peeta, por favor, tranquilo ¿si? Todo está bien, todo. Yo y tu bebé estamos bien, por favor, ya. Lastimarás a nuestro hijo. -le digo, con la voz relajada y cerrando los ojos. Los abro, y veo su cara de confusión.
-¿Nuestro hijo?. -me pregunta.
-Sí, nuestro hijo. Esperamos un bebé. No nos olvides.
-Mentira. -me escupe las palabras y aplica fuerza sobre mí. Me empuja, haciéndome caer lejos y sentada, por lo cual Haymitch se acerca y me ayuda a levantarme, mientras le grita que pare, que se vaya. Siento en mi pierna un dolor desgarrador, es imposible el evitar que grite y llore por el dolor. Duele, demasiado.
-Peeta, basta. -le digo con una voz dura y firme. Mirándolo.
Cierro los ojos de nuevo, y le hablo así.
-No lastimes a tu familia. Tranquilo. Estoy aquí. No nos hagas daño. Te amo ¿está bien? Te amo.
Mis piernas fallan, duelen y ahora estoy de rodillas, tomando la tierra en mis puños, tratando de ser fuerte por él, porque lo necesita.
Levanto mis parpados, giro mi cabeza hacia él y miro que vuelve en sí.
Se arrodilla junto a mi y pone su mano arriba de la mía que aún está tomando tierra. Sus dedos hacen movimientos circulares para relajarme. Me estrecha entre sus brazos.
-Lo siento tanto. -me susurra al oído.
Él dolor va subiendo hasta mi vientre, por lo cual lo tomo con ambas manos.
-Me duele. -logro decir.
Lo han escuchado los dos, no hacen preguntas, sólo me cargan directo al único hospital del doce. Llegamos a urgencias y me pasan directo a una sala, a tratarme.

Narra Peeta

Soy un completo idiota. Le hice daño a ella, junto con mi hijo. No he recibido noticias de ella o mi bebé en ya seis horas y media, he estado sentado aquí en la sala de espera junto a Haymitch, quien no ha dicho nada. Lo llaman, un personal del hospital.
-Haymitch Abernathy.
-Yo. -responde, poniéndose de pie.
El enfermero se acerca y empieza a notificarle de cómo va mi pequeña Katniss.
-La señorita Everdeen lo reconoció como su padre, entonces, le vengo a informar de su seguimiento.
Él asiente.
-Bien, pues, ella ya está fuera de riesgo de aborto. Fue difícil el sacarla adelante, pudo haber perdido el embarazo. El dolor de su pierna fue una lesión, también está tratada, se recuperará-comienza Mike, por lo que leo en su gafete.
Esto me hace sentirme realmente mal y me hace derramar unas cuantas lágrimas. Pude haberlo perdido. Me odio a mi mismo ¿porque no me puedo controlar? ¿porque? Siempre ha de pasar algo mal, siempre termino afectándola.
-Por lo que, ya puede recibir visitas, no saldrá hasta dentro de dos días, en términos, hasta que esté totalmente estable. El bebé está sano. -termina de decir.
-Gracias. -le agradece Haymitch extendiéndole una mano, y Mike la corresponde. Se va.
Ahora se dirige hacia mi.
-Mira, Peeta. No te culpo en absoluto, no es tu culpa. Así que tu tampoco lo hagas ¿Bien?
-Sí.
-Hace dos horas le llamé a Effie. Siempre que pasa algo le llamo. Y pues, ella me contó que en el Capitolio hay un tratamiento para ti.
-¿Que? ¿De que?. -le pregunto.
-Por tus ataques, chico. Es caro, sí, en absoluto, pero eres Peeta Mellark. Effie me dijo que ya está arreglado. El tratamiento es de seis meses, dos consultas por mes y podrás estar en el doce, sólo que viajaras mucho. Se necesita de Katniss para comprobar si funciona. Por lo que deberás decir solo sí y consultarlo con ella.
Me doy cuenta de que es una oportunidad irrepetible. Decido por decirle que sí.
-Bueno, entra con ella. Quería entrar yo, pero tu lo necesitas más. -dice, tomándome el hombro.
-Haymitch, gracias. -lo abrazo y le doy golpecitos en la espalda.
-Pues ve, que pierdes tiempo.
Hago lo que me dijo y me dirijo a su habitación. Cuando entro, a diferencia de otras veces ahora parece feliz de verme, a pesar de lo que le hice.
-¿Te sientes bien?. -le pregunto.
-Sí, estoy bien.
-Perdóname, en serio. No quiero hacerte nada de eso.
-Ya, Peeta. Está bien, no es algo que se pueda controlar.
Sonrío. Le vengo a contar lo del tratamiento.
-Venía a hablarte de eso.
-¿De que?. -frunce el ceño.
Hago una pausa, ordenando cómo lo diré.
-Hay un tratamiento para mí esperándome. Me lo dijo Haymitch. Pero también eres parte del plan si quieres que funcione. Son seis meses de tratamiento, dos sesiones por mes al Capitolio, y deberás ir conmigo. Claro que podemos estar en el doce, pero es mucho viajar.
Se queda en silencio, pensando.
-Si no quieres, no lo hacemos, Katniss. -le digo, acercándome y dándole un besito en su frente.
-Claro que quiero, Peeta. Sería lo mejor y podremos vivir felices. -responde, con lágrimas en los ojos, y abrazándome por el cuello.

El Renacer de mí esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora