11 - Plan.

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Quien diría que Johanna Mason se iba a recuperar tan rápido. Ahora tiene el cabello tal y como lo tenía el día en el que se desnudó en el ascensor: largo y con sus puntas rojas. Lo ha estado cuidando bastante bien. Me pregunto si ya supero su miedo al agua.
-Bien, pues que ¿te comió la lengua el gato?. -me dice Johanna. Nunca va a cambiar.
-Ah. No. ¿Nos vamos?
-Vámonos. -dice mientras peleo contra mis maletas- yo no pienso cargar -las apunta.
Decido jugar contra lo que dice y saco mis pruebas. Me lo arrebata, y después de que termina de leer me las devuelve, no pone objeciones y me quita unas maletas. Caminamos y ella me advierte:
-Me debes otra. La próxima vez no podrás conmigo.
-Ya veremos. -respondo.
Me mira y pone una media sonrisa.
-Ya veremos. -repite.
El distrito siete está levantado. Es todo lo contrario a cuando yo vine en la Gira de la Victoria. Sí que hay árboles y madera que talar, pero la gente aún lo hace, solo que ahora pagan mucho mejor. Tomamos transporte y nos llevan directo a la Aldea de los Vencedores. Johanna no tiene que hablar nada ni decir a dónde va, ya que enseguida la reconocen. Cuando llegamos (a una Aldea mucho más llena de vida), bajamos, pagamos y nos dirigimos a una de las casas, la de ella.
Abre la puerta y me doy cuenta de que si que me voy a ubicar aquí, las casas son idénticas a las del doce.
-Sabes que en estos lugares sólo hay tres recamaras. Pues te quedarás a la que está subiendo las escaleras. -me dice.
Asiento y comienzo a subir, con ella tras mía.
-Dúchate, cámbiate y listo. Que tendremos visitas. -y cierra la puerta tras suya.
Empiezo eligiendo mi ropa: Una camisa de botones blanca que a mi me queda grande (porque es de Peeta), shorts de mezclilla y unos botines cafés. Voy a la ducha individual y comienzo a desvestirme, me miro en el espejo mientras lo hago y con tal sólo pensar que toda esta piel ya la ha acariciado Peeta me empiezo a sonrojar. Quito de mi mente todos esos pensamientos y me doy un baño frío, hace mucho calor. Ya que salgo, me pongo la ropa que escogí. La camisa de Peeta aún tiene su olor. No puedo evitar cerrar los ojos cuando lo huelo. Vuelvo en mí y me desenredo el cabello y lo dejo suelto. Abro la puerta y bajo las escaleras en busca de Johanna y ¿Haymitch?. ¿Que hace aquí?
-Preciosa. -me saluda.
-Haymitch, ¿tu? ¿porque?
-Me enteré de lo del chico, y estoy a tu favor. Me uno al plan.
Sonrío.
-Bien pues, ya está la cena.
Nos sentamos en la barra de la cocina y hoy toca chocolate caliente.
-¿Cuál es el plan? Me encanta hacer esto. -dice Johanna. Siempre tan ella.
-Que entre Katniss y le diga que no es cierto. -propone Haymitch.
-Na, Hay. Bastante aburrido ¿porque no mejor me desnudo de nuevo?
-¡No!. -decimos al unisono Haymitch y yo.
No podemos evitar soltar una carcajada los tres.
Así pasamos la noche, entre risas, con ideas bastante locas por parte de Johanna y demasiado telenovelezcas por parte de Haymitch. Hasta que yo propongo algo y los tres estamos de acuerdo. Es un plan magnifico, con la pizca de los tres. Hasta incluimos a Fátima, a la que le llamamos y la cual quedó maravillada con lo planeado.
Y así, los cuatro, dormimos esperando la "gran" boda.

El Renacer de mí esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora