El Renacer de mí esperanza.

39 - Nuevas noticias.

Duermo de lo más cómoda abrazada por Peeta y con Dandelion entre mis brazos hasta que escucho el timbre del celular. Miro la pantalla y doy con que es Johanna, y antes de contestar veo en el reloj que son las once de la mañana. 

-¿Que?. -contesto aún adormilada.

-Uy, nena. Se dice "Buenos días". -responde. Casi puedo ver su sonrisa.

-Cállate. ¿Que quieres? Voy a colgar.

-Vale, tranquila. Te decía que si quieres venir a la cena de hoy conmigo y Fa. -dice al fin.

-¿Puede ir Peeta?

Peeta cuando digo su nombre se mueve un poco.

-Si, si. No se pueden separar ustedes dos, parecen peor que esposos.

-Oh.. de los esposos, tengo que contarte algo.

-Me lo dices en la noche. Adiós.

Cuelga en cuanto termina de decir eso.

Trato de dormir otra vez pero ya me es imposible. En cambio, tampoco me quiero levantar, así que me quedo aquí, entre mi familia. 

-¿A donde puedo ir?. -pego un brinco en la cama al escuchar derrepente la voz de Peeta.

-¡Ay! Si, ah.. Me asustaste, pensé estabas dormido. -le digo, tocando mi pecho con la mano.

Ríe ligeramente.

-¿Entonces a donde puedo ir?. -pregunta de nuevo.

-Johanna me dijo que hoy fuéramos a su casa a una cena. 

-Ok. ¿Te quieres levantar?

-No. -digo, haciendo un puchero.

-Lo tenemos que hacer. -dice, tocando con sus dedos mis labios.

En respuesta me acomodo en la cama y subo las sabanas hasta mis ojos. Para evitar que se ponga en mi contra, le abrazo de la cintura. Parece doy resultados, ya que no dice nada más y se queda conmigo.

Despierto y a mi alrededor ya no están ni Peeta ni Dandelion. 

-¿Peeta?. -lo llamo.

Espero una respuesta, pero simplemente no escucho nada. Me levanto de mi cama y me empieza a entrar terror,  por lo que grito. Comienzo a revisar los cuartos.

-¡¡Peeta!! ¡Peeta! ¿Donde están? ¡¡Peeta!!

El llega muy agitado detrás de mi, con sus ojos de preocupación. 

-¿Que pasa, amor? ¿Estas bien? ¿Te pasó algo? ¿Te sientes bien?. -me ataca con preguntas y yo solo le tomo la cara entre las manos, agitada y todavía afectada por mi miedo.

-Yo.. estoy bien. Solo no los vi  a mi lado, y me asusté. Te hablé y no contestaste. -mi llanto ya hizo aparición.

-Lo siento, amor ¿Me perdonas? No te escuché. -dice, mientras limpia mis lágrimas con sus dedos y usa su tono dulce. 

-Sí, fui yo. Perdón yo también.

-Todo está bien, pequeña. -acaricia mi mejilla y me abraza fuertemente,

-¿Dandelion?. -pregunto.

-Abajo, dormida.

-¿Que estabas haciendo?

-La comida. -responde.

Tomo su mano, observando al momento nuestros anillos y entrelazo mis dedos con los suyos. Así bajamos a comer.