...los cuatro búhos miraron abajo y vieron el mar pasado brillando con lentejuelas plateadas por la luz de la luna y luego, justo delante, extendiéndose en la noche, estaban las ramas retorcidas del árbol más grande que jamás habían visto, el Gran Árbol de Ga'Hoole.
Acosados por cuervos
Soren sintió a la serpiente ciega moverse por las plumas de entre sus alas mientras él y los otros tres búhos volaron a través de los fuertes vientos. Habían estado volando durante horas y ahora parecía como si en los últimos minutos la oscuridad hubiera comenzado a disolverse poco a poco, y estaban ahora pasando de la oscuridad total de la noche a la primera luz del día. Debajo de ellos un río se deslizaba sobre la tierra como un listón oscuro.
"Sigamos volando, aunque esté amaneciendo," dijo Twilight, el inmenso Cárabo latón que volaba a sotavento de Soren. "Nos estamos acercando. Puedo sentirlo."
Era el Mar de Hoolemere hacia donde volaban. En medio de aquel mar había una isla y en esa isla el Gran Árbol Ga'Hoole. Era en este árbol donde se decía habitaba una orden de búhos que cada noche se elevaba en la oscuridad para realizar nobles actos. El mundo de los búhos necesitaba desesperadamente tales actos. Pues sus muchos reinos estaban a punto de ser destruidos por un terrible mal.
Escondida en un laberinto de cañones de piedra y barrancos, había en cambio una violenta y terrible nación de búhos conocidos como San Aegolius. La maldad de St. Aggie, como se les conocía, había afectado a casi todos los reinos de los búhos de una forma u otra. Soren y su mejor amigo, Gylfie, la pequeña mochuelo duende, habían sido capturados por las patrullas de St. Aggie cuando eran jóvenes polluelos incapaces de volar. Twilight también había sido arrebatado, pero a diferencia de Soren y Gylfie, él logró escapar antes de ser encerrado. El hermano menor de Digger había sido devorado por una patrulla de St. Aggie y sus padres asesinados después. Soren y Gylfie conocieron a Twilight y Digger, un mochuelo excavador poco tiempo después de su audaz escape de los cañones de piedra de St. Aggie.
Aunque los cuatro búhos se habían conocido siendo huérfanos, se habían convertido en mucho más. En un desierto todavía manchado con la sangre de dos de los más feroces búhos guerreros de élite de St. Aggie, a quienes habían derrotado, habían descubierto algo nuevo, junto con un sentimiento profundo en sus mollejas, donde todoslos búhos sintieron sus emociones más profundas. Y este nuevo descubrimiento fue que serían una banda para siempre, uno para todos y todos para uno, unidos por la más profunda lealtad y dedicados a la supervivencia de los reinos de todos los búhos. Habían hecho un juramento en ese desierto empapado de sangre y teñido por la luz plateada de la luna. Irían a Hoolemere. Esta banda sabía que debía ir y encontrar el gran árbol, que se vislumbraba ahora como el corazón de la sabiduría y la nobleza en un mundo que se estaba volviendo insano e innoble. Debían prepararse para el mal que amenazaba. Ellos debían volverse parte de este antiguo reino de caballeros guardianes en alas silenciosas.
Esperaban estar acercándose aunque de que el río que ahora seguían no fuera el río Hoole, el que conducía a Hoolemere. Aún así, Twilight dijo que estaba seguro de que este río conduciría a Hoole y luego a Hoolemere, y la mera idea de esta legendaria isla en el mar hizo que las cuatro lechuzas aletearan aún más fuerte contra los terribles vientos. Pero Soren sintió que la señora Plithiver se agitaba de nuevo en sus plumas. La Sra. P., como él la llamaba, había sido la vieja niñera en el agujero que los padres de Soren habían hecho su hogar. Estas serpientes ciegas nacen sin ojos, y donde deberían haber estado sus ojos solo había dos muescas leves. Aquellos reptiles de escamas rosadas eran usados por muchas lechuzas para cuidar los nidos y asegurarse de que estuvieran limpios y libres de gusanos y otras alimañas que encontraran una forma de meterse en los agujeros. Soren pensó que jamás volvería a ver a la Sra. P. y, sin embargo, se habían encontrado apenas unos días después de que él escapara de
San Aggie. Ella había confirmado lo que Soren sospechó durante mucho tiempo: que fue su hermano mayor, Kludd, quien lo empujó del nido cuando sus padres habían salido a cazar. Aunque sobrevivió a la caída, siendo un polluelo que no sabía volar, pudo haber sido presa de cualquier animal terrestre. ¡De un animal terrestre! ¿Quién se hubiera imaginado que otra lechuza sería el mayor peligro? Hasta el momento en que fue arrebatado y llevado por los cielos nocturnos por un par de garras, Soren pensaba que, para una lechuza, el peor depredador del bosque debía ser un mapache. Y luego la Sra. P. le contó sus sospechas de que Kludd le había hecho lo mismo a Eglantine, su hermana pequeña. Cuando la Sra. P. protestó, Kludd amenazó con comérsela. Fue así que la pobre serpiente anciana no tuvo otro remedio que irse rápidamente.
Ahora, la Sra. P. se dirigió hacia la oreja izquierda de Soren, la más alta y la que le resultaba más fácil de alcanzar. "Soren," susurró, "no estoy segura de que sea buena idea seguir volando con tanta luz. No queremos que alguien nos esté persiguiendo."
"¿Persiguiendo?" preguntó Soren.
"Ya sabes, cuervos."
Soren sintió un escalofrío en su molleja.
Tal vez si la Señora Plithiver no hubiese estado susurrándole a Soren su advertencia al oído, él hubiese podido escuchar el resoplido de las alas, y no alas de lechuza, sobre él.
"Cuervo a barlovento" chilló Gylfie. Y de repente el cielo rosado del amanecer se volvió negro.
"Nos acosan los cuervos" advirtió Twilight.
¡Oh, Glaux! Pensó Soren. Esto era lo peor que podría pasarle a cualquier lechuza que volara en el día. Aún siendo bastante temprano. No había problema con los cuervos durante la noche; las lechuzas son sus peores enemigos en la oscuridad, podían atacarlos mientras los cuervos dormían. Pero si un cuervo se encontraba con una lechuza durante el día, aún si fuese un solo cuervo, esos pájaros tenían una forma de llamar a otros y en poco tiempo una bandada entera aparecería para molestar a la lechuza, rebuscando en su cabeza con sus picos afilados, tratando de arrancarle los ojos.
"¡Dispérsense!" gritó Gylfie. "Dispérsense y giren."
Pronto, Gylfie parecía estar en todos lados a la vez. Ella parecía un insecto enloquecido, revoloteando en el aire. Soren, Digger y Twilight empezaron a hacer lo mismo. Soren pronto se dio cuenta de que Gylfie se abalanzaba en espiral justo hacia abajo de los cuervos, de esa forma apuñalándolos en la parte interna de sus alas, haciendo que las plegaran y perdieran altura.
"Siento a uno viniendo por detrás," siseó la Sra. P. "Sobre el barlovento de las plumas de tu cola."
La Sra. P. se arrastró cuidadosamente hacia la parte posterior de Soren. Él acomodó sus alas. Aún con un peso tan ligero, podía sentir su equilibrio balanceándose mientras la Sra. P. se movía. Ella podía oler el apestoso aliento del cuervo mientras se acercaba. Soren bajó la altura de su vuelo. La Sra. P. continuó avanzando hacia las plumas de la cola, que eran más rígidas y gruesas. Una gran bocanada de hedor de cuervo la envolvió.
La Sra. Plithiver levantó la cabeza en dirección al hedor y gritó: "Escoria del cielo, maldición de la tierra, gentuza del Más Allá. Escurridizo cuervizo," ella vociferó.
El Más Allá era como todas las serpientes ciegas llamaban al cielo, porque estaba tan lejos como lo que algo podría estar para una serpiente. Pero la Sra. P. se reservó su insulto más ácido para el final—"¡Deponedor líquido!" Las serpientes ciegas están realmente impresionadas por el sistema digestivo de las lechuzas, que les permitía comprimir las partes de desecho en egagrópilas que regurgitaban a través de sus bocas, no como otras aves repugnantes a las que se referían como "deponedores líquidos." El cuervo pareció frenar en pleno vuelo. Su pico se abrió y sus alas se plegaron.
Los cuervos son aves simples. Y lo que este cuervo acababa de presenciar—una serpiente siseando maldiciones y saliendo de las plumas traseras de una lechuza—lo tomó por sorpresa. El cuervo hizo "yeep", lo que significaba que repentinamente se congeló en pleno vuelo y comenzó a caer en picada al suelo.
Los cuervos en ese momento habían comenzado a desaparecer. Twilight voló hasta el barlovento de Soren. "Digger está herido".
Y cuando Soren miró en dirección a Digger, vio que el búho excavador se inclinaba
peligrosamente a un lado. "Tenemos que encontrar un lugar donde aterrizar."
Gylfie ascendió sin aliento. "No sé cuánto más puede aguantar Digger. Ya ni siquiera puede volar en equilibrio."
"¿Hacia dónde se está inclinando?", preguntó la Sra. P.
"A sotavento," dijo Twilight.
"¡Rápido!"ordenó ella. "Llévenme hacia él. Yo puedo ayudarlo".
"¿Tú?" Preguntó Twilight algo incrédulo.
"Recuerda querido, Digger me había estado pidiendo que montara sobre su espalda en el desierto. Este es el momento".
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El viaje
Teen FictionSegunda entrega de las aventuras de Soren y sus compañeros, en su heroica aventura por convertirse en guardianes de Ga'Hoole. Comenzó como un sueño. Buscaban el Gran Árbol Ga'Hoole, un lugar mítico en el que todas las noches una orden de lechuzas al...