En compañía de lechuzas tenebrosas
Oh, claro cariño, he oído de eso. Pero ya sabes lo que dicen, es solo un cuento, una leyenda."
"Bueno, no es eso exactamente Sweetums," dijo la pareja de la lechuza.
La banda fue cálidamente bienvenida al grande y extenso agujero del sicomoro por una pareja de lechuzas tenebrosas. Estas dos lechuzas fueron mucho más amables que la familia de lechuzas enmascaradas. De hecho, fueron mil veces más amables, y para Soren, las lechuzas más aburridas que había conocido. Ellos usaban apodos para referirse a sí mismos—Sweetums y Swatums. Nunca dijeron algo grosero. Todo era simplemente perfecto. Sus hijos ya habían crecido y abandonado el agujero.
"Dejaron el nido hace un año. Es aún reciente." Dijo Swatums, el macho. "Pero quién sabe, tal vez Sweetums tenga otra nidada de huevos la próxima temporada. Y aún si no, nosotros dos somos suficiente compañía para el otro." Ambos empezaron a acicalarse mutuamente.
A Soren y Gylfie les parecía que se acicalaban más de lo necesarios. Siempre tenían el pico en el plumaje del otro, excepto claro, cuando estaban cazando. No está de más resaltar que ambos eran cazadores excepcionales. De hecho, la faceta más interesante de esta pareja de lechuzas tenebrosas era la de ser buenos al cazar. Sweetmus y Swatums eran simplemente unos verdaderos asesinos, y Soren debió admitir que nunca antes había comido tan bien. Twilight les mencionó que los observaran atentamente, dado que las lechuzas tenebrosas eran parte del selecto grupo de lechuzas que cazan presas de otros árboles y no solo animales del suelo. Así que esa noche todos se dieron un festín con tres zarigüeyas de las que Sweetums y Swatums llamaban petauros del azúcar. Fue lo más dulce que la joven banda de lechuzas había probado. Tal vez esta era la razón por la que la pareja de lechuzas tenebrosas se llamaba a sí mismas como Sweetums y Swatums, porque comían demasiadas cosas dulces. Probablemente una constante dieta de petauros del azúcar podía hacer que una lechuza se volviera empalagosa con su pareja. Soren creyó que se volvería loco si tenía que escuchar a esa pareja empalagosa un segundo más, pero afortunadamente, ellos ahora discutían sobre el Gran Árbol de Ga'Hoole. Claro, en su propia manera aburrida de hacer las cosas.
Sweetums cuestionó a su pareja. "Bueno Swatums, ¿a qué te refieres con no exactamente? O es una leyenda o no lo es. Digo, realmente eso no existe."
"Bueno Sweetums, algunos dicen que sencillamente es invisible."
"¿Qué tiene de sencillo el ser invisible?" preguntó Gylfie.
"Uh, juuu, juuu." Las dos lechuzas tenebrosas convulsionaban de risa. "¿Ella no te recuerda a Tibby, Swatums?" Hubo después arrullos, risitas y más de sus repugnantes acicaladas. Soren pensó que la pregunta de Gylfie era una perfectamente sensata. En efecto, ¿qué era lo sencillo en ser invisible?
"Bueno jóvenes," dijo Swatums, "es cierto, no hay nada de sencillo. Solo es que se ha dicho que el Gran Árbol de Ga'Hoole es invisible, que crece en una isla en medio de un vasto mar llamado mar de Hoolemere, que es casi tan grande como un océano. Un mar envuelto en niebla, una isla arropada por ventiscas y un árbol envuelto en neblina."
"Entonces," dijo Twilight, "no es realmente invisible, solamente tiene mal clima."
"No exactamente." respondió Swatums. Twilight ladeó la cabeza. "Parece que para unos pocos la niebla se levanta, las ventiscas se detienen y la neblina se disipa."
"¿Para unos pocos?" preguntó Gylfie.
"Para aquellos que creen." Swatums hizo una pausa y resopló con desdén. "¿Pero eso qué quiere decir? ¿Aquellos que creen en qué? No. ¿Lo ven? Ese es el problema. Fantasías de búhos... ¡Ridículo! Sweetums y yo no creemos en esas fantasías. Esa clase de creencias no llenan el estómago ni ponen a trabajar la molleja. Petauros del azúcar, ratas gordas, campañoles—eso es lo que sí puede hacerlo." Sweetums asintió con la cabeza y Swatums empezó a acicalarla por millonésima vez en ese día.
Soren supo en ese momento que incluso en su lecho de muerte recordaría a Sweetums y Swatums como las lechuzas más aburridas del planeta.Esa tarde, mientras dormían en el agujero, esperando a la Primera Oscuridad, Gylfie se acomodó somnolienta. "¿Estás despierto Soren?"
"Sí, estoy ansioso por llegar a Hoolemere."
"Yo igual, pero he estado pensando." Dijo Gylfie.
"¿Pensando en qué?"
"¿Tú piensas que Streak y Zan se aman tanto como Sweetums y Swatums?" Streak y Zan eran dos águilas calvas que los ayudaron cuando Digger fue atacado por los tenientes de San Aggie's —quienes previamente se habían comido a Flick, el hermano de Digger. Ambas águilas parecían guardarle a la otra una profunda fidelidad. Aunque Zan no pudiese hacer sonido alguno, su lengua fue arrancada en combate.
Qué pregunta tan interesante, pensó Soren. Sus padres nunca se acicalaban tanto como Sweetums y Swatums, tampoco usaban apodos melosos, pero jamás dudo de cuánto se amaban el uno al otro. "No lo sé." Respondió él. "Es complicado pensar en parejas. ¿Te imaginas teniendo una o cómo podría ser él?"
Hubo una larga pausa. "Honestamente no." Respondió Gylfie.
Escucharon a Twilight agitarse mientras dormía."Será muy pronto para mí si vuelvo a comer otro petauro del azúcar por los próximos nueve años." Digger eructó suavemente. "Todavía sigo repitiéndome ese plato."
Las cuatro lechuzas salieron en la Primera Oscuridad de la noche y se despidieron afectuosamente de las lechuzas tenebrosas. Ellos se posaron en la rama de un árbol que les permitía tener buena vista hacia el valle. Buscaban un riachuelo—uno que llevara a un río, un río que esperaban fuera el Río Hoole, para después continuar hasta el Mar de Hoolemere.
"¿Qué quieres decir con que sigues repitiéndolo?" dijo Soren, imaginando pequeñas zarigüeyas planeando de adentro hacia afuera del pico de Digger.
"Es una expresión. Mi padre solía decir eso luego de comer ciempiés." Suspiró Digger. "Y luego mamá diría: bueno, por supuesto que los sigues repitiendo querido, algo con tantas patas de seguro sigue corriendo dentro de tí."
Gylfie, Soren y Twilight soltaron una breve carcajada.
Digger suspiró de nuevo. "Mi mamá era realmente divertida, extraño cuando hacía bromas."
"Vamos Digger," dijo Gylfie. "Estarás bien."
"Todo es tan diferente desde entonces. Jamás en mi vida había dormido en árboles. Como un mochuelo excavador, solía dormir en una madriguera. No solíamos cazar esas estúpidas creaturas que planean en las ramas de los árboles. Extraño el sabor de las serpientes y otros reptiles que se arrastraban sobre la arena. Oh, lo siento Sra. P."
"No te disculpes Digger, la mayoría de búhos comen serpientes, no serpientes ciegas desde que cuidamos sus nidos, pero sí otras serpientes. Los padres de Soren eran especialmente sensibles conmigo y por respeto hacia mí no comían ninguna clase de serpientes."
Twilight saltó hacia otra rama para ver si podía encontrar algún rastro de riachuelo que los llevara hacia algún río.
"Él no va a poder ver nada si aún hay algo de luz, no importa qué tan buenos sean sus ojos. Mucho menos si lo que buscamos es un chorro de agua oscuro dentro de un bosque con tanta sombra. Olvídalo." Dijo Gylfie.
De pronto, Soren inclinó su cabeza a un lado, y luego al otro.
"¿Qué sucede Soren?" preguntó Gylfie
"¿Escuchaste algo?" Twilight descendió y se posó en una delgada ramita que crujió al tener que soportar su peso.
"¡Silencio!" dijo Soren.
Todos se callaron y observaron a la lechuza inclinando, ladeando y martillando su cabeza en una serie de cortos movimientos. Pero finalmente Soren halló algo. "Hay un pequeño riachuelo. Lo puedo escuchar. No es tan grande, pero lo escucho venir desde un manantial y continúa cayendo por las rocas."
Las lechuzas comunes son conocidas por su oído extremadamente sensible. Ellas pueden contraer y expandir los músculos de sus discos faciales para triangular la fuente del sonido usando sus orejas disparejamente ubicadas. Los demás búhos están ahora en deuda con las habilidades de su amigo.
"¡Vámonos! Yo los dirijo." Dijo Soren.
Esta era una de las pocas veces en las que quien volaba al frente no era Twilight.
Mientras volaba, Soren continuaba moviendo ligeramente su cabeza para encontrar el punto exacto de dónde venía el agua. En unos pocos minutos habían encontrado un riachuelo y ese riachuelo se convirtió en un arroyo, un arroyo del que brotaba la suave melodía del agua. Continuaron su camino por el arroyo hasta que, al amanecer, el arroyo se había convertido en un río, el Río Hoole.
"Un trabajo magistral de traingulación," chilló Gylfie. "Simplemente magistral Soren. Eres un navegador increíble."
"¿Qué dice?" preguntó Digger.
"Ella dice que Soren nos trajo hasta aquí. Muy grandes palabras, pequeño búho." Respondió Twilight, intentando ocultar lo impresionado que estaba en realidad.
"Así que, ¿ahora qué debemos hacer?" preguntó Digger.
"Seguir el río hasta el mar de Hoolemere, por supuesto," dijo Twilight. "Vamos, aún quedan unas horas para la Primera Luz."
"¿Quieren seguir volando?" preguntó Digger
"¿Qué dices? ¿Prefieres ir caminando?" respondió Twilight.
"En realidad no me importaría caminar. Mis alas están cansadas. Y no lo digo por mi herida, ya ha sanado."
Los demás miraron consternados a Digger. Gylfie saltó de la rama del árbol en el que se habían posado para acercarse más a Digger y lo miró fijamente.
"Las alas no se cansan, eso es imposible."
"Bueno, las mías sí. ¿No podemos descansar un poco?" Los mochuelos excavadores como Digger eran conocidos por sus habilidades para correr más que para volar. Dotados de piernas largas y carentes de plumas, podían correr a través del desierto. Pero su habilidad para volar no estaba tan desarrollada como las de otras especies de búhos.
"De todos modos, estoy hambriento," dijo Soren. "Trataré de atrapar algo para comer para nosotros."
"Por favor, que no sean más petauros del azúcar." Añadió Digger.
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El viaje
Teen FictionSegunda entrega de las aventuras de Soren y sus compañeros, en su heroica aventura por convertirse en guardianes de Ga'Hoole. Comenzó como un sueño. Buscaban el Gran Árbol Ga'Hoole, un lugar mítico en el que todas las noches una orden de lechuzas al...