Capítulo 20

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¡Fuego!

Ezylryb se encaramó a una rama en lo alto del Gran Árbol de Ga'Hoole y entrecerró los ojos en el azul de los primeros días de verano. Llevaba dos días casi seguidos aquí encaramado, con Poot a su lado. Estaban estudiando el comportamiento de las nubes al otro lado de Hoolemere.

"¡Traigan a toda la brigada!", ordenó escuetamente. "Hay suficiente para que observen."

Soren bostezó somnoliento cuando Poot lo despertó. "Es mediodía, Poot. Se supone que deberíamos estar durmiendo."

"Ahora no, jovencito. Lección importante, en la copa del árbol. El Capitán te quiere ahí ahora. ¡Rápido!"

¿Qué podría ser? pensó Soren. Poot sólo llamaba a Ezylryb 'Capitán' cuando estaban en una misión de vuelo. Pero no había mal tiempo. Era un día tranquilo y perfectamente despejado. Era tiempo de la lluvia dorada, cuando las hebras de bayas de Ga'Hoole que colgaban de las ramas se volvían de un amarillo intenso.

Cuando Soren llegó a la rama más alta, los demás ya se habían reunido, aunque con sueño. Martin bostezaba bajo el sol de la mañana, pero Otulissa estaba alerta y llena de preguntas, y ya salpicaba el aire con sus observaciones sobre las formaciones nubosas. Ruby regurgitó su egagrópila matutina y miró a Soren como si tuviera tanto sueño que fuera a caerse de la rama. Justo en ese momento llegaron Bubo y Elvan. Era la primera vez que Soren veía a Bubo desde hacía tiempo. Probablemente había estado en la misión de reconocimiento de los Picos y, por suerte, había regresado sano y salvo, al igual que los demás.

"Métele un ratón, Otulissa", gruñó Bubo y encestó un ratón de campo al pico de la habladora lechuza.

"Gracias, Bubo," dijo Ezylryb en un gruñido bajo y parpadeó.

"Ahora, ¿alguien sabe por qué estamos aquí?" Ezylryb se volvió hacia los búhos de la brigada del clima. La garra de Otulissa se disparó de inmediato a pesar de que todavía no podía hablar con el pico lleno de de ratón. Soren miró a su alrededor. Era la primera vez que los tres rybs, aunque Bubo no era oficialmente un ryb, habían estado juntos con la brigada del clima. Era obvio: los días de practicar con las brasas de la fragua de Bubo se habían acabado. Ahora iban a un incendio forestal. Un silencio cayó sobre los jóvenes búhos. Recogieron sus plumas apretándolas contra sus costados. El único sonido era el de Otulissa engullendo lo último del ratón. Luego, apenas en un susurro, con la voz temblorosa por el miedo, dijo: "Pero acabo de comer. ¿Cómo voy a volar con el estómago tan lleno?"

"No te preocupes", dijo Ezylryb. "No vamos a volar todavía. No hasta más tarde. Pero te quiero aquí hoy porque vas a ver como el fuego cambia las cosas. El viento, las nubes. Puedes ver estos cambios incluso desde aquí. Verán, muchachos, hay un fuego ardiendo por allá al otro lado de Hoolemere. Un gran fuego." Se balanceó en la rama hacia el agua. "Así que más tarde cruzaremos Hoolemere. Luego nos subiremos a unos altos acantilados del otro lado que son perfectos para una mirada más cercana. Acamparemos allí por un día o dos y luego volaremos hacia allí."

Durante el resto de la mañana, observaron el comportamiento único de las nubes en el lejano lado de Hoolemere. Los jóvenes búhos de la brigada del clima estaban acostumbrados a palabras extrañas como ondulados, imbornales y canaletas. Pero ahora había palabras aún más extrañas cuando los rybs discutían 'diferencial de presión', 'inversiones térmicas', y 'columnas convectivas.'

A media tarde, se les despidió para que duerman una breve siesta. Se les despertó a la última luz del sol y las primeras sombras del crepúsculo a través de Hoolemere.

"¿Estás nerviosa, Ruby?" dijo Soren mientras volvían de las ramas superiores para sus siestas.

"Sería una tonta si no lo estuviera", respondió la lechuza de plumas bronceadas.

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