Capitulo 22

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 El campamento se había desmontado, la misión se había cumplido con resultados exitosos y ahora una gran caravana triunfante se dirigía a su gran nacion. La noche anterior se había marcado por el festejo de una misión exitosa, la música y la bebida llenaron el ambiente aquella noche. Sin embargo alguien no estaba del todo feliz. 

 Draven había sido capturado, lo habían encerrado en una carreta que traía una gran jaula de hierro, le habían quitado sus armas, su corona de oro, su cinturón etc. Básicamente lo habían dejado solo con sus pantalones puestos, su apariencia era de alguien sucio el cabello le tapaba gran parte de la cara que estaba toda llena de tierra. Se había pasado toda la noche despierto debido a que los soldados Demacianos se la pasaron insultándolo y arrojándole cerveza mientras que el no podía hacer nada (ya que se encontraba con grilletes tanto en sus muñecas como en sus tobillos). Ahora mismo se dirigía a Demacia, quizás para ser juzgado o quien sabe ejecutado directamente, iba escoltado por soldados Demacianos que no perdían ninguna oportunidad para poder insultarlo. Sin embargo no solo Demacianos lo acompañaban, ya que a su lado montando un caballo se encontraba Aler  con una gran sonrisa por la situación de Draven, había perdido la cuenta de cuantas veces se había burlado de el desde que, básicamente haberlo vendido a los Demacianos.

- Vas a seguir con esa sonrisa hacia mi - Draven por primera vez había hablado, aunque su tono de voz era muy bajo.

- Draven - dijo Aler - déjame decirte que hacer esto fue lo mas gratificante que he hecho en la vida. 

- Al parecer es lo mas relevante que has echo en tu miserable vida. 

- Continua hablando, cada palabra tuya te acercara mas a tu muerte, por mi parte disfrutare de mi recompensa. 

- Te mantuvimos con vida, te dimos un lugar, y decidiste traicionar al imperio por un simple saco de oro.

- El imperio mato al rey a quien yo le rendia fidelidad, pase años humillándome en sus filas traicionando mis votos. Además - Aler levanto el gran saco de oro que le habían dado - esto es solo un porcentaje de lo que me dieron. 

- El rey al que tu eras leal, era un simple cobarde que decidió acabar con su vida al momento de enfrentarnos - Draven cada vez se colocaba mas furioso - y en cuanto a ti. Cuando me libere de estas cadenas ¡te arrancare la cabeza con mis propias manos!...

- Silencio escoria -  un soldado dio un golpe a los barrotes con su espada para que el ejecutor serrara la boca. 

 Aler observo por ultima vez a Draven con una sonrisa triunfante para después adelantarse a la caravana. El ejecutor bajo nuevamente la mirada, en su mente por primera vez en su vida no sabia que hacer, sin embargo de lo que si estaba seguro es que no se doblegaría ante los Demacianos. Draven levanto la mirada, aun se sentía consternado por la traición de Aler, pero lo que dominaba su mente ahora era la carrosa que se encontraba siendo acarreada por dos caballos delante de el, ya que sabia perfectamente quien se encontraba ahí.  

 Sona se encontraba con una mirada un tanto perdida, observaba por la ventana de vez en cuando con la esperanza de chocar miradas con el ejecutor, cosa que para su desgracia no se concreto. No se encontraba sola dentro de la carroza ya que Quinn se encontraba con ella, le habían limpiado el barro que traía en su cuerpo y le cambiaron sus ropajes rotos por algunos, que aunque no eran tan elegantes como su vestido le ayudaron a cubrir su cuerpo y a mantener el calor en ella. 

- Pronto llegaremos a casa - dijo Quinn intentando levantarle el animo a Sona quien se mantenía con la mirada perdida - se que todo esto fue muy duro para ti, pero lo bueno es que todo ya termino. Pronto ese maldito recibirá lo que merece - Sona bajo la mirada con tristeza por el posible destino de su amado - tu madre estará muy feliz por verte - Sona levanto observo a Quinn por primera vez, aquella notica la hizo esbozar una ligera sonrisa.

Fuego y AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora